Dice su definición que la ideología es una colección de ideas, y que cada ideología ofrece lo que considera la mejor forma de gobierno.
Pero muchas veces hablamos de ideología como de un concepto abstracto; sin embargo la ideología es una idea muy concreta y, por lo general, se centra en su aspecto económico.
Hablar de teocracia, democracia, conservadurismo, liberalismo y socialismo nos puede llevar a divagar en conceptos que pueden perder su verdadero significado, porque, en realidad estos conceptos han ido cambiado en el devenir de la historia.
Sin embargo, si hablamos de ideología desde un punto de vista económico, se pueden clarificar mucho mejor las ideas. Y no es cuestión de plantear el dilema entre capitalismo o comunismo, que también nos podría llevar a un camino sin salida. Es mucho más sencillo hablar de lo publico y de lo privado. Y así es más fácil que nos entendamos.
¿Qué queremos, un sector público fuerte que procure igualar las oportunidades de los ciudadanos, o que el sector privado ofrezca sus soluciones a la sociedad?
¿La educación, la sanidad, la seguridad deben ser públicas o privadas?
Si tu respuesta es que deben ser públicas, habrá que recaudar los fondos necesarios para que sean de calidad, o sea, serán imprescindibles los impuestos.
Si tu respuesta es que es mejor que sean privadas, ya no serán tan necesarios los impuestos, pero entonces te deberás preguntar si tú te puedes pagar todos estos servicios.
Y otra pregunta más, ¿Y los que no puedan pagarlos?
Y ahora no es cuestión de abrir un debate en plan teórico, similar a los que nos acostumbran en televisión.
Sino que, cuando tengas que ir a depositar tu voto, dejando aparte la grandilocuente palabra “ideología”, simplemente fíjate en lo que cada partido dice sobre este tema. Y vota en consecuencia.
Es totalmente lógico que cada uno vote por lo que considere que más le interesa, si no es así, que luego no se lamente.