El día 10 de septiembre de 2005, en la Casa de Cultura “Manuel Alvar” de Chinchón, se entregó el título de Hijo Adoptivo de Chinchón a Don Eduardo Carretero. Ese mismo día se procedió a la clausura de su exposición “Retratos” que había permanecido abierta desde el día 12 de agosto. En el catálogo de esta exposición se decía:
“No hay nada más versátil que el rostro humano. Ninguno de sus rasgos son estáticos. Es tan cambiante, tan móvil, como el mar. Siempre, ante el paisaje marino, hemos sentido esta impresión; hemos manifestado el sentimiento de que, a pesar de su aparente invariabilidad, continuamente presenta aspectos nuevos. Cada rostro está expresando, de forma continuada, estados - corrientes interiores- del agitado ser del hombre.
Si difícil es captar lo cambiante del mar, aún lo es más si lo que intentamos es plasmar en un retrato, trazos, formas, planos, volúmenes y lo que los anima, lo que da su peculiaridad a cada hombre.
Si difícil es captar lo cambiante del mar, aún lo es más si lo que intentamos es plasmar en un retrato, trazos, formas, planos, volúmenes y lo que los anima, lo que da su peculiaridad a cada hombre.
Pretender retener, fijar en perennidad, lo fluctuante de la personalidad del hombre es arduo quehacer. Exigen hábiles y denodadas intuiciones, raras cualidades donde se aunen, la fina percepción de un sicólogo, junto a un perfecto dominio de la materia instrumental. Por esto, es tan difícil hacer un buen retrato. Por esto es tan complejo este género dentro de las artes plásticas. Tan comprometido. Compromiso en el coparticipan retratista y retratado.En un retrato están implicadas dos almas. Quedan fijadas, para siempre -para ese relativo siempre histórico- características de los actores que han intervenido en la acción -mejor en la tensión- dramática que se establece cuando dos seres se enfrentan; y más, si ese enfrentamiento consiste en intentar descubrir el alma de uno de ellos. Es un proceso mayéutico. Y los partos son dolorosos.
Eduardo Carretero es un escultor que hace retratos. Pero los hace para ponerse a prueba. No como escultor: le sobra dominio de su arte. Sino como hombre en ejercicio de diálogo, en prolija anamnesis, que conduzca a la desnuda confesión del retrato. Todo retrato es desnudarse, es confesarse.
La función del artista consiste en cubrir pudorosamente el alma del retratado, cubrirla con arte, diríamos. Y esto lo consigue, prodigiosamente, Eduardo Carretero”.
(Esta presentación había sido escrita por José Mercado, para la exposición de retratos efectuada en el Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga, del 3 al 20 de agosto de 197o).Se expusieron 15 obras de personalidades famosas y de personas con las que el artista estuvo relacionado. Estas son de ellas, junto a la fotografía del autor.