Hecho el recuento final de daños económicos, el escribano don Pedro Antonio Rubio los cuantificó en un total de 8.618.000 de reales de vellón, con el siguiente detalle:- Se quemaron 103 casas, ocasionando daños valorados en 618.000 reales en granos, frutos, muebles, alhajas, etc. - La quema de las dos iglesias, con sus ornamentos, vasos sagrados, y alhajas, todo ello valorado en 6.000.000 reales de vellón.- Por el saqueo de las tropas francesas se considera que los daños causados en el interior de las casas y tiendas se estiman en 2.000.000 reales.
La Iglesia nueva o de la Piedad (hoy la parroquia) sufrió igual suerte, si bien por ser de muy sólida construcción sus muros quedaron intactos, pereciendo en esta iglesia sus archivos. Las ermitas fueron también saqueadas y en la de Santiago, después de robarlo y saquearlo todo, quemaron la imagen y las puertas. Dejando tras de sí solo muerte y ruinas , abandonaron los enemigos Chinchón dirigiéndose a Arganda en los primeros días de 1809. Volviendo a la población algunos de sus habitantes y los que formaban su ayuntamiento, que se dirigen al Mariscal Víctor, como también lo hizo el alcalde de Valdelaguna, pidiéndose deje volver al saqueado pueblo a sus moradores.”
Y así continuaba Viñas Roy: “Según las tradiciones de los ancianos, murieron en aquellas horrible noche 156 personas, a parte de un considerale número de heridos, algunos de los cuáles se salvaron por parecer que estaban muertos, y otros por fingirse tales; murieron también varios en las casas incendiadas, pues que se quemaron una gran parte de las de la plaza, además de la parroquia que existía contigua a la torre, que quedó sola y erguida en medio de la devastación como queda erguido el honor nacional cuando por se defensa se sucumbe; y he aquí por qué Chinchón tiene torre sin iglesia e iglesia sin torre.Con el incendio de la parroquia quedó destruida toda la historia de Chinchón, puesto que se quemó completamente el archivo que contenía todos los documentos que se salvaran de las vicisitudes de ocho siglos de guerra que España sostuviera para arrojar de su suelo al agareno que por la parte de las Andalucías lo habían invadido; y la destrucción de este archivo produjo trastornos sin cuento, tanto para acreditar la propiedad de cada uno, como para comprobar las edades que tantas veces ha de necesitarse en los diferentes usos de la vida. Así es que Chinchón, a pesar de su antigüedad no dudosa, no tiene casi más historia que desde el año 1810 hasta nuestros días”.