Centrándonos en España, tenemos que detenernos en las representaciones de la Pasión que tienen lugar en distintos pueblos de Cataluña y que son, sin duda las más antiguas de nuestro país. Es posible que todas estas representaciones sean herederas del “Auto de Pasión” que a su vez puede derivar directamente de los llamados ‘tropos pascuales’, creados en Italia sobre el siglo XI y desarrollados en Francia a finales del XIII. En España, durante la Edad Media, el teatro religioso y los ‘Misterios’ florecieron sobre todo en Cataluña y Valencia, en donde sus principales manifestaciones —Cervera, Esparraguera, Olesa de Montserrat, Vergés— se declaran herederos directos de aquellos dramas que se empezaron a representar en las calles cuando el Concilio de Trento prohibió hacerlo dentro de los templos.
Aunque sea sucintamente, creo que es de justicia detenernos en algunas de ellas, y vamos a empezar haciendo mención a La Danza de la Muerte y la procesión de Verges y la celebración de la Pasión en el Jueves Santo. La procesión de Verges, en el bajo Ampurdán, está considerada como fiesta tradicional de Interés Nacional, y es la representación anual de un misterio tradicional que tiene sus raíces en la época medieval.
La emblemática procesión se escenifica la noche de cada Jueves Santo y culmina con la Danza de la Muerte, la única que ha sobrevivido al paso del tiempo desde la edad media.
Diez personas, distribuidas en dos grupos de cinco, bailan la ancestral danza, que recuerda que el tiempo es breve. El primer grupo se encarga de ejecutar la coreografía, mientras que el resto se ocupa de ambientarla. Los cinco intérpretes que danzan, dos adultos y tres niños, van disfrazados de esqueletos y llevan instrumentos simbólicos --una guadaña, una bandera, un reloj sin agujas y unos platos con ceniza--. Los otros cinco van vestidos con túnicas negras y avanzan siguiendo el ritmo pero sin ejecutar los pasos de la danza.
La procesión está estructurada en dos partes. La primera, la representación de la pasión de Cristo, tiene lugar a las diez de la noche en la plaza del pueblo donde se escenifica la vida de Jesús, enfatizando en sus últimos días: su venta, la detención y la condena.
La segunda parte, que tiene lugar a medianoche, es la procesión por las calles de Verges. Se realiza tras la condena a Cristo, cuando los actores se trasladan a la iglesia y Jesús empieza su crucificción. A partir de este momento las calles del pueblo se transforman en el escenario por donde discurren los actores hasta que vuelven de nuevo a la iglesia, donde termina la procesión.
Nos encontramos también con La Passió de Cervera, en Lleida. Hacia finales del siglo XIV era costumbre la representación en la Iglesia de Santa Maria de Cervera, de manera popular, de un Misterio de la Pasión. En unas anotaciones del "Llibre del Claver", del Consejo Municipal, en 1481, se detallan “los sous sueldos pagados para construir el cadafalc tablado para representar un Misterio de la Pasión del Hijo de Dios”.
En 1488, los Concejales de la Vila encargan a los sacerdotes que representen La Pasión
En el texto conservado en el Archivo Comarcal que data de 1534, con correcciones marginales tomadas durante los ensayos, se describen los nombres de los actores, casi todos sacerdotes que interpretan incluso los papeles femeninos. Entre los actores se encuentran los autores de La Pasión los sacerdotes cervarienses Baltasar Sança y Pere Ponç que interpretaban los principales personajes. El Concilio de Trento 1545 a 1563 prohibió todo acto no litúrgico en el interior de los templos. Al hacerse efectiva esta disposición conciliar, las representaciones siguen realizándose en la Plaza de la Sebolleria. Los intérpretes ya no son los sacerdotes sino gente del pueblo. Las Crónicas de la Edad Media describen como las representaciones de La Pasión atraen "innombrables grupos de gentes de hasta lejanos lugares y de todo estamento"
En el siglo XIX se representó La Santa Passió de Nostre Senyor Jesucrist, según el texto de Fray Anton de San Jeróni, monje de Montserrat, impreso en Lérida.
Posteriormente las representaciones pasaron al interior de los Teatros, siendo las últimas escenificaciones Jesús de Nazareth, de Ângel Guimerà, en 1935, i Estampes de la Passió de Rosendo Perelló en la Cuaresma de 1936.
La guerra civil puso un obligado paréntesis en la escenificación de estas manifestaciones religioso-tradicionales.
Terminada la guerra civil, de nuevo Cervera se propuso recuperar sus tradiciones, entre les que sobresale la representación de un Misterio de Pasión
La Pasión de Olesa de Montserrat es la representación teatral de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En Olesa de Montserrat hace tiempo que, año tras año, tienen lugar estas representaciones, en las cuales participa un gran número de olesanos de forma desinteresada, sólo con el ánimo de continuar con una tradición que heredaron de sus antepasados.
No se sabe, exactamente, cuando empezaron las representaciones, pero seguramente tienen sus orígenes en los actos sacramentales, procesiones y otras representaciones ligadas a la liturgia de la Semana Santa que se hacían dentro de las iglesias durante la Edad Media.
El documento más antiguo que hace referencia a las representaciones de La Pasión en Olesa de Montserrat datan del siglo XVI, concretamente del año 1538, y se conserva en el Archivo Parroquial de Olesa. Se trata de un documento de inventario de los bienes de la sacristía de la iglesia parroquial de Santa María de Olesa de Montserrat en el que, entre el listado de ropas y objetos litúrgicos se cita una "consueta per fer la passió", es decir, el texto para escenificar la pasión.
En el siglo XVII se crea la Cofradía de la Sanch de Jesucrist que era la encargada de llevar a cabo las representaciones. Se cree que durante el siglo XVIII las representaciones tenían lugar en los molinos de aceite, bajo la dirección de los monjes de Montserrat.
Durante la Guerra civil se suspendieron las representaciones de La Pasión, y en el año 1940 volvieron a reanudarse bajo una misma entidad en el Teatro de Olesa. Pese a la censura del momento, La Pasión siguió representándose en catalán, gracias al peso de su tradición y al interés de sus colaboradores.
El día 1 de mayo de 1987, se inauguró el Nuevo Teatro de La Pasión con nuevos equipamientos técnicos y con un escenario de grandes dimensiones, convirtiéndolo en uno de los teatros más grandes y modernos de toda Cataluña.
El 14 de abril de 1996 se consiguió un record de alcance mundial al reunir 729 actores simultáneamente en escena.
El 3 de diciembre de 2002 la Asociación de La Pasión de Olesa de Montserrat fue galardonada con la Cruz de San Jorge, la distinción más importante que otorga la Generalidad de Cataluña a aquellas personas o entidades que contribuyen al fomento de la cultura e identidad catalana. Fue, también, un reconocimiento hacia los miles de personas anónimas que hicieron posible que, hoy en día, La Pasión de Olesa sea considerada un referente cultural en España.
Como hemos visto, la guerra civil marca un paréntesis en la celebración de estas representaciones, que se retoman a mediados del siglo XX y nacen otras nuevas. Para no alargar este recorrido, hacer mención a las representaciones de distintas regiones de España, como la
Pasión de Castro Urdiales (Cantabria),
Lerma y Molina de Ubierna (Burgos),
Cuevas del Campo (Granada),
Torrecilla de los Angeles y Logrosan (Cáceres),
Fuensanta de Martos, Marmolejo y Ubeda (Jaén),
Riogordo y Almodovar del Rio (Málaga),
Borriol y Torreblanca (Castellón),
Oliva de la Frontera (Badajoz),
Agüimes y Adeje (Gran Canarias)
Villanueva de Bogas, La Guardia, Tarancón y Real de San Vicente (Toledo),
Callosa de Segura (Alicante),
Sagunto (Valencia),
Guardo (Palencia),
Huesca, Monzon (Navarra),
Berango (Vizcaya), y la Pasión viviente de
Hiendelaencina (Guadalajara).
Para terminar, una mención especial a la La Pasión de Valmaseda (Vizcaya), cuyos orígenes algunos autores datan en 1480, año en que una epidemia de peste asoló la villa, cuando 13 penitentes, portando pesadas cruces, enteramente tapados, con los pies desnudos y acompañados de numerosos vecinos y autoridades se dirigieron desde la villa al monte Kolitza. Sin embargo, no se tiene confirmación documental de su existencia hasta el siglo XVIII (1771), cuando se citan por primera vez en unos documentos municipales las "Procesiones de Semana Santa y el Corpus".
Y para terminar, quiero hacer una mención a las distintas representaciones de la Pasión que se empezaron a organizar en los pueblos de la Provincia de Madrid, siguiendo la iniciativa de Chinchón. Son las de Morata de Tajuña, Villarejo de Salvanés, Carabaña, Daganzo, Valdilecha, Tielmes, Robledo de Chavela, Orusco, San Lorenzo del Escorial y Aranjuez.
Todas estas representaciones reseñadas tienen características muy diferente, algunas representaciones de la Pasión de Jesús desarrollan teatralmente el drama sacro completo; en cambio, otras sólo representan sólo sus episodios más relevantes. Es el caso del “Via crucis viviente” de de Chinchón, que como sabemos termina con la Resurrección, hecho novedoso hasta entonces y que posteriormente han incorporado otras representaciones.