Don Luis Lezama Barañano.
Y para terminar con esta pequeña selección de reportajes sobre la representaciones vivientes de la Pasión de Jesucristo, vamos a terminar, lógicamente con nuestra PASION DE CHINCHON, contando lo que fueron sus inicios:
En Chinchón, el año 1963, era cura párroco don Moisés Gualda Carmena y hacía un año que había llegado de coadjutor un curita vasco, recién salido del Seminario que se llamaba don Luis Lezama Barañano, que años después se haría famoso por ser el “cura de los maletillas”.
Don Luis, cuando estaba en el seminario, había escrito un guión radiofónico sobre la Pasión de Cristo, inspirado en los evangelios de San Mateo y de San Juan. Lo había estrenado en el propio seminario durante la Semana Santa de unos años antes.
Cuando llegó a Chinchón se acordó de su guión y vió que había en el pueblo escenarios naturales que eran el marco perfecto para hacer una representación de la Pasión de Cristo.
Don Moisés Gualda Carmena, D, Fernando Mora (Director de la Obra Cultural de Cajamadrid, que patrocina la Representación de la Pasión) y Pilar Montero Roldán.
A don Moisés no le pareció muy bien la idea, que la consideraba poco seria y, posiblemente, no sabía si estaría acorde con las nuevas enseñanzas del Concilio o sería un proyecto demasiado avanzado para la seriedad de cristianos viejos que imperaba en el lugar.
Don Luis entra en contacto con Pilar Montero Roldán que era la promotora y directora de las funciones de teatro de aficionados que se hacían en el pueblo. Porque en Chinchón, desde que se construyó el teatro en el año 1891 siempre había habido una gran tradición teatral, y por lo tanto, era relativamente fácil reclutar actores para la representación.
Tanto don Luis como Pilar coinciden en los sustancial de lo que debe ser la Pasión de Chinchón, y ella recibe el encargo de dirigir la representación, aunque en ocasiones las avanzadas ideas del cura chocan con las más conservadoras de la directora que no aprueba los cambios imprevistos que quiere introducir don Luis a quien ella apoda, cariñosamente, “Fray Trastornos”.
La representación se plantea como un “Via Crucis” y por lo tanto como un acto litúrgico dentro de las celebraciones de la Semana Santa. Por ello, los primeros años, la comitiva está precedida por la cruz y los ciriales portados por monaguillos.
La segunda condición es que se haga un recorrido por diversos escenarios naturales, buscando que en los mismos haya el menor artificio posible.
Los actores deberán ser personas que tengan aproximadamente la misma edad que los personajes que van a representar. Y esto provoca inicialmente, las primeras dificultades. Era relativamente fácil convencer a los jóvenes para que actuasen, pero había mayor dificultad para animar a personas mayores que quisiesen actuar, y más sin tener muy claro lo que se pretendía.
Vista de la plaza de Chinchón momentos antes de inciarse la representación.
Puesto que el guión terminaba con la Resurrección, lo que representaba una novedad en comparación con las distintas Pasiones que se hacían en distintos puntos de España, la representación tenía que hacerse el Sábado Santo, ya que no tendría sentido desde el punto de vista litúrgico hacerlo el viernes, adelantando la representación un día a la fecha de la resurreción.
Para facilitar los aspectos teatrales de la representación se acordó que ésta tendría que ser con luz artificial, lo que permitía que los espectadores sólo viesen lo que estaba iluminado, con lo cual se podían resolver problemas técnicos en la representación, que a plena luz tendrían difícil solución. Era difícil determinar la hora exacta de la representación porque al ser una fiesta movible en el calendario, la fecha variaba y había que tener en cuenta el cambio de horario que se produce en estas fechas. Por eso, desde un principio se acordó celebrarlo el Sábado Santo, al anochecer; que además es una hora mucho más literaria, que anunciarlo a una hora determinada, que resultaría mucho más prosáico.
Han pasado 47 años, y estas premisas se siguen manteniendo. El resultado sigue siendo muy satisfactorio.. pero es mejor que vengáis a comprobarlo vosotros mismos.
¡Os esperamos, mañana!
Han pasado 47 años, y estas premisas se siguen manteniendo. El resultado sigue siendo muy satisfactorio.. pero es mejor que vengáis a comprobarlo vosotros mismos.
¡Os esperamos, mañana!