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martes, 16 de abril de 2013

MEDIO KILO DE NÍSPEROS. De Magdalena Landa Aldape.














Conocí a Magdalena en el mes de junio del año pasado en la entrega de premios de Relatos para mayores de la Caixa y RNE y nos hemos vuelto a ver, hace unos días, en la presentación de la nueva convocatoria del mismo concurso. A raiz de ser finalista, el año pasado fue invitada por Radio Nacional de España a participar los martes por la tarde en el programa de radio que dirige Yolanda Flores, dentro de un aparatado que titulan “Senado de Mayores”

Hace unos días recibí un correo suyo que me decía: 
“Vuelvo de nuevo aquí. Manolo, porque he estado viendo algo de tu blog. Estoy alucinada, apabullada y sin saber que decir. 
Si hablo de todos los libros que aparecen ahí, creo que te voy a prohibir que mandes relato al concurso que hemos medio presentado esta mañana. Aunque sólo sea por la práctica que tienes en escribir, ya nos ganas a todos con creces.
Si hablo de música, tengo por ahí unas cuantas horas de buenas elecciones. Me sorprende tu afición por el "Ave María" de Schubert, que por cierro es impresionante.  Y hablando de música, ¿qué pasa? ¿Que vosotros dos os lo guisais y os lo comeis todo todito? Porque la que canta es tu esposa! En fin... que no sé qué decir ya.
Pero aún me queda el tema de la fotografía. ¿Qué cámara tienes? Las fotografías te salen perfectas! Esa cabras por las peñas están que parece que se van a mover en cualquier momento!
Ya te digo: apabullada. Yo soy muy aficionada a la fotografía y creo que consigo fotos buenas; pero viendo esas... viendo esas flores de los ciruelos, las piedras, el musgo... en fin, que creo que me tengo que comprar una cámara mejor, porque como ideas no me faltan, seguro que consigo esas maravillas.
En serio: IMPRESIONANTE!
ENHORABUENA POR TENER TANTO TIEMPO Y SABER APROVECHARLO TAN BIEN.
Y ENHORABUENA A TU ESPOSA, PORQUE CANTA MUY BONITO.
Un abrazo.
Mag.

Yo no tenía más remedio que corresponder a tanta amabilidad y he pensado que la mejor forma de hacerlo es publicando en mi blog su relato premiado como finalista en año pasado, Es un relato duro, fuerte, sobrecogedor que, además, está construido en segunda persona, lo que le confiere tensión y dramatismo. Por favor, leedlo. Lo ha titulado: 


MEDIO KILO DE NÍSPEROS.

"Coge esa cuchara. Vamos: Llénala y come. Abre la boca. Así. Todo. Te cabe todo. Mastica, traga. 
Sigue Comiendo. Llena una vez más esa cuchara, mastica, saborea. Seguro que no está tan malo ese extraño potaje, esa tortilla de hormigón. Traga de todas formas, porque llena el estómago y aporta fuerza.
Otra vez más el mismo esfuerzo.
Se dejas de poner esa cara de asco te sentará mejor. Adelante. Cambia el chip de los sabores; ¿no te gustan los garbanzos? Ahora te van a gustar. Además, son tu salvación. No te querrás quedar aquí, ¿verdad?
Aquí te puedes quedar para siempre si no cambias de chip, si no te gustan los garbanzos, si no eres capaz de sacar algo bueno de esa tortilla infernal. Yo tampoco sé cómo puede salir tan mala... Es más difícil hacerla mal que bien, ya lo sé. Pero ahí está y te la comes.
Ya sé que el espacio es mínimo: gente a ambos lados, a ambas manos. Defiéndete, si eres buena, te quitarán la comida. Ya te la están quitando. ¡Espabila! Mira: alguien mete la mano en tu plato y coge un puñado de garbanzos. ¡Ni se te ocurra pensar! ¡Ni ser amable! Nada de eso; tienes que salvarte, defender esa comida como si de ella dependiera tu vida. Como de ella depende tu vida. Con el tiempo llegarás a entender que así es. 
¿Que donde pudo estar antes esa mano?¡Qué importa eso! Sigue comiendo. Sigue llenando tu cuchara para que tu estómago trabaje y se destense, y tu sangre recoja lo que nutre, y tu cuerpo reaccione y tu cabeza, dejando de pensar, empiece a pensar.
Un plato, un vaso, una cuchara y treinta centímetros de mesa: ese es tu mundo. Hazlo impenetrable, con una muralla alrededor. Invisible.
También sé que ese vaso es intolerable, de aluminio, de golpes y de gritos en cada abolladura. Pero mira: tiene agua. Poca. Buscaremos más. Buscaremos el agua bendita que te sacie la sed.. El vaso entonces es lo de menos. Es el agua lo que vale. El agua, el pan. los garbanzos, la insufrible tortilla... Eso es lo que vale, y no importa como esté; lo importante es que te llena, que te dar fuerzas, que te habitúa a comer. Esa es la magia.
Y tu sabes que puedes con este y con más. Aunque griten, tú te vuelves sorda, aunque se peleen, tú te vuelves ciega. Tú solo vez tu plato, tus garbanzos, tu tortilla, tu vaso de agua y de golpes.
Hasta llorar es bueno ahora: las lágrimas te lavan la cara, esas que llegan a la comisura de tus labios han puesto un punto de sal en la tortilla, y la mejoran, la hacen más jugosa, más humana. ¿Ves? Todo vale. Todos nos salva. Y eso es lo que cuenta: salvarse. Seguir adelante, hoy, mañana... Hasta que aparezca alguien que te mire y te pregunte “¿Tú que haces aquí?”
y ves que piensas bien, que no estás loca. Y rellene un papel que diga “Permiso para salir al jardín, permiso para ir a la capilla, permiso para laborterapia...” Y rellene otro papel más importante que el primero. “No encuentro motivos en esta persona para que esté aquí” Y acto seguido comiencen los trámites para conseguir un vaso de cristal, y una cuchara y un tenedor, y hasta un cuchillo... y unos pocos centímetros más de mesa, y un espacio sin gritos.
Todo. Así me gusta. Sin dejar nada en el plato. Sin que quede ni una miga de pan sobre tus treinta centímetros de mesa. 


Y ahora a la calle, a tomar el sol en el jardín, con tu pase en la mano, con tu sonrisa,con tu sagrado convencimiento de que también esto ha pasado por algo, para aprender algo.
Alguien vendrá a verte. Te hablará de tonterías al tiempo que te observa. Pensará encontrar la causa por la que te han encerrado aquí y te mirará mucho, porque seguro que no lo encuentra.
Abrirá su bolso y sacará un paquete. Nísperos. Y tú entonces verás a Dios en esas frutas bellísimas, doradas con el primer sol, llenas d fuerza. Y será una fiesta muy íntima, muy tuya.
Les quitarás la piel con las uñas y te comerás con ansia ese regalo, exponiéndote incluso a que piensen que sí, que verdaderamente estas loca. 
Pero ya no te importa: en un día has aprendido que lo más importante eres tú y que ahora mismo te está salvando ese medio kilo de nísperos".

Magdalena Landa Aldape.

martes, 26 de febrero de 2013

LA CHINITA.



Vivo en un edificio que tiene tres escaleras. Un solo portero, pero tres escaleras independientes. Yo vivo en la segunda que es la que sale del portal a mano derecha; en la tercera planta, letra A. No es un piso muy grande, pero confortable. La edificación es de la que por entonces se decía de lujo, pero se emplearon unos materiales que con el tiempo nos dimos cuenta que no eran los más adecuados para una vivienda. Y es que los tabiques son de “pladul” y aunque estéticamente quedan muy bien, sólo haría falta que fuesen transparentes para convivir totalmente con los vecinos.

Todo esto viene a cuento porque el dormitorio principal de mi piso comparte tabique con el dormitorio de la vivienda letra B, de la tercera planta de la escalera central del edificio. Una vivienda que durante muchos años estuvo deshabitada, con lo que no existía ningún problema a la hora de conciliar el sueño en mi dormitorio.

Hace como unos cuatro meses se empezaron a escuchar ruidos al otro lado del tabique, pero yo, que soy de sueño fácil, apenas si lo notaba porque me quedaba dormido enseguida.

No obstante, como soy algo curioso, a la mañana siguiente me pasé por los buzones de la escalera del centro, que están en el pasillo de la portería, y en la letra B de la tercera planta se podía leer: “Tamiko Suhiro”.

Gheisa. Oleo sobre lienzo. Esther Bárcenas.

-¡Ah, si!, me dijo el portero, es una chinita muy mona que vive sola, y casi no habla español. Parece ser que se lo han comprados sus padres, que deben ser muy ricos, porque se va casar el mes que viene...

El contacto visual con ese piso, desde el mío, sólo es posible a través del patio interior en el que están los tendederos junto a la terraza de la cocina. Los días siguientes en el tendedero de la chinita empezó a aparecer una ropa interior de encaje, unos kimonos de seda preciosos y unos minúsculos camisoncitos trasparentes, todo de vivos colores.

Por el nombre y por los kimonos deduje que la nueva vecina era japonesa y no china como decía el portero. Al día siguiente mi mujer lo confirmó ya sin género de dudas porque una vecina le había facilitado muchos más detalles.

- Su madre era geisha, se casó con un millonario y la hija se ha venido a Madrid, porque se va a casar con un señor mayor que le dobla la edad. Yo coincidí con ellos en el ascensor y él, que tiene el pelo blanco, aparenta por los menos los sesenta y cinco...  ella posiblemente no haya cumplido los treinta...

Las semanas siguientes fueron la comidilla de toda la comunidad y a los pocos días ya todos sabíamos casi la filiación completa de los nuevos vecinos.

En tanto, había llegado el verano y yo, con los calores, no perdono la siesta.

Tengo aire acondicionado y después de comer decidí inaugurar la nueva temporada sestera. Estaba ya a punto de quedarme dormido, cuando unos quejidos que venían del otro lado del tabique me hicieron agudizar el oído.

Lo que era casi un susurro, fue subiendo en tono e intensidad. Ya no eran suspiros, ni siquiera quejidos, eran súplicas, eran gritos, eran ayes desesperados, eran palabras que yo no lograba entender, no porque no llegasen nítidas hasta mi alcoba, sino porque debían ser en japonés, entre respiraciones entrecortadas y con el contrapunto de los resoplidos acompasados del hombre, que parecía que se iba a ahogar.

Hacía ya más de un cuarto de hora y mis ojos estaban abiertos como platos, cuando los ruidos de la alcoba de la otra parte del tabique empezaron a disminuir.

-Ya está bien, pensé yo.

Pero me equivocaba; dos o tres minutos después se volvió a repetir el proceso. Otro cuarto de hora y de nuevo, descanso....

El tercer acto duró un poco más. Los resoplidos del hombre, eso sí, sonaban con más fuerza y la chinita terminó con una mezcla entre suspiro e imprecación en japonés  que casi oyó mi mujer que estaba viendo la novela en la tele.

Después silencio. Yo pensé que un hombre tan mayor como yo necesitaría “doparse”, sin duda,  para unas “etapas” tan largas; nada que ver con las corridas por mí, que nunca pasaban de un modesto “spring”.

Las sesiones se siguieron repitiendo todas las sobremesas y yo no pude resistirlo más. Ante la extrañeza de mi mujer, empecé a dormir la siesta en el sofá, aunque ponía una sábana encima para mitigar el calor.

La pareja de vecinos enamorados, afortunadamente, sólo practicaba los ejercicios eróticos a la hora de la siesta, cosa por otra parte comprensible, porque no me podía figurar a un hombre de más de sesenta años haciendo doble sesión poniendo, como ponía, tanto entusiasmo en su quehacer, aunque tomase doble dosis de viagra.

La verdad es que no quise decir nada a mi mujer, porque ella es muy mirada para estas cosas y está educada a la antigua; aunque bien es cierto que estaba algo extrañada que yo exigiese el débito marital con más frecuencia a la que estaba acostumbrada.

Aquella mañana la noticia corrió como una inundación por las tres escaleras del edificio.

-¡El marido de la chinita ha muerto de un infarto!


Ahora, en el tendedero de mi vecina, todo, la ropa interior de encaje, los preciosos kimonos de seda y los minúsculos camisoncitos trasparentes, todos, son de color negro.


viernes, 1 de febrero de 2013

EL CABRERO DE RIO MUNDO.


Para María, 
que hoy es ya mucho mayor.


Muy cerca del nacimiento del Río Mundo, junto a la carretera que te lleva de Riopar hasta Hellín, en la provincia de Albacete, tiene su choza el cabrero de Río Mundo. Este no es su nombre, pero todos le conocen así. Cuando sus padres le llevaron a bautizar, el cura le puso el nombre del día, que se celebraba la festividad de San Cunegundo, pero a sus padres no les importó demasiado porque siempre le llamaron "zagal" y cuando ellos murieron ya sólo se le conoció como el cabrero de Río Mundo.


En las abruptas montañas que circundan los manantiales donde nace el río, abundan los rebecos, los muflones y las cabras hispánicas, especies todas ellas protegidas por las leyes autonómicas ya que se encuentran en peligro de extinción. Está totalmente prohibido cazar a estos animales que campan a sus anchas por los riscos escarpados y entre las encinas que les proporcionan abundante alimento y sombra acogedora en los calurosos estíos serranos.


No es difícil divisar a estos animales cuando por las mañanas se acercan hasta los arroyuelos para beber y se encaraman en los troncos de las encinas para alimentarse. Los senderistas que llegan hasta aquellos recónditos parajes pueden captar con sus cámaras digitales las caras asombradas y bobaliconas de estos mansos animales ya acostumbrados a la presencia inocua de los humanos que se contentan con capturarlos en los objetivos de sus cámaras fotográficas.


Pero quien mejor conoce sus costumbres es Cunegundo, el cabrero de Río Mundo, que cuando dejó su rebaño de ovejas porque ya no era rentable, fue contratado por las autoridades para cuidar de la fauna serrana.
Se le puede ver vagando por los montes, acompañado por su perro, con un cayado que le hizo su padre con una rama de enebro, cuando era pequeño y que aún conserva. Lleva la mochila colgada al hombro con su menguada comida, generalmente compuesta por un mendrugo de pan, un buen trozo de queso y una bota del vino recio de la tierra. Cuando vuelve al atardecer a su choza, se prepara unas reconfortantes migas o un sabroso gazpacho manchego preparado con la caza que nunca falta en su zurrón.



Sólo habla con las cabras y con su perro, y lo hace a gritos, esperando en vano que alguno le conteste, y como piensa que no lo hacen porque quizás no le oyen, se ha acostumbrado a elevar de tal modo el timbre de su voz que ningún mortal es capaz de poder mantener una conversación sin verse atronado por las palabras del cabrero.
Suele esperar paciente en un "stop" que hay en la carretera, y si alguna vez pasas por allí y tienes la mala suerte de tenerte que parar, no se te ocurra abrir el cristal de la ventanilla porque el cabrero de Río Mundo te puede atronar tus oídos con sus gritos.
Mi mujer, Eleonor, y yo pasamos por allí y tuvimos que parar. Nos contó que el invierno pasado tuvo que sufrir más de diez nevadas que arruinaron los pastos y le obligaron a llevar personalmente el pienso a las cabras. Nos dijo que toda va muy mal y que la culpa de todo, nevadas incluidas, la tiene el Gobierno, y también nosotros, los señoritos que vamos en los coches, por votar a Rajoy.   

viernes, 12 de octubre de 2012

EL BUFFET (Parábola)



El reino de los cielos es semejante a un hombre que entró a comer en un buffet ...
Me figuro que todos habéis ido a un hotel que sirve las comidas en un buffet. Por si alguno desconoce éste sistema, le diré que consiste en poner en unos expositores las viandas disponibles para que cada uno se sirva a voluntad lo que más le apetezca.
Hay diversidad de ensaladas, salsas, huevos y embutidos con los que te puedes preparar un plato combinado a tu gusto. También suele haber un guiso “de cuchara” que van de las lentejas, judías y garbanzos a sopas, cremas y purés variados. Luego están las carnes y los pescados, a la plancha, en salsa o cocinados, a los que se les puede añadir las consabidas patatas o verduras como guarnición. Para los postres, frutas y dulces diversos, como pastelillos, mouses, flanes, gelatinas y cremas de las distintas regiones del país. El pan está en unos cestillos con unas pinzas que casi nadie utiliza y los coge directamente con la mano.
Cuando la próxima vez vayáis a un buffet, os recomiendo que os sentéis primero en la mesa y os dediquéis a observar el comportamiento de los demás antes de ir a preparar vuestra comida.
Es un espectáculo muy interesante. Lo primero que descubres es quienes son veteranos y quien va por primera vez. Éste, coge su plato, y se da una vuelta por los distintos expositores para descubrir lo que se oferta. Para ello tiene que sortear las colas que se han formado delante de las bandejas más solicitadas. Se recomienda hacerlo con delicadeza para que los que están esperando no piensen que te quieres colar. Termina, por lo general, poniéndose en la cola más larga porque piensa que será lo mejor, al ser lo más solicitado. Cuando le llega el turno comprueba que la sopa es ya solo caldo, que de la carne o el pescado sólo queda la salsa o que se ha terminado el jamón y ya solo queda la mortadela o el salchichón que no debe ser muy bueno porque apenas si faltan dos o tres rodajas.


Lo que casi nunca falta son las patatas fritas ni la guarnición de zanahorias pequeñitas salteadas. 
Hay un momento en el que la cola se para y cada uno, con el plato en la mano, pone cara de circunstancias mientras espera pacientemente a que el cocinero llegue a cambiar el recipiente de la comida. Normalmente es el momento y lugar ideal para entablar amistad con el desconocido que espera a tu lado y que antes de que llegue la nueva comida, ya sabes que es de un pueblo muy cerca de Tomelloso, que trabajó en Telefónica y que tiene cinco nietos preciosos y que tiene que volver a casa antes de que empiece el curso porque él se encarga de llevar a los más pequeños al colegio todos los días. 


Los hay que se ponen el plato a rebosar, mezclando el cerdo en salsa, la ensaladilla rusa, el filete de fletán a la plancha y, en un rinconcito del plato, un flan con nata que termina mezclándose con la salsa del cerdo. Hay que reseñar que unos minutos más tarde casi todo termina en la basura.
Otros son más comedidos y no les importa levantarse de la mesa cinco o seis veces para ponerse pequeñas cantidades de cada uno de los alimentos del buffet, aunque sólo en los primeros días, al final terminan con un plato combinado, en el sentido literal de la palabra.



Son fácilmente catalogables los glotones, los hambrunos, los melindres, los golosos, los remilgados, los vagos, los anoréxicos (sólo se ponen un poco de escarola), los nerviosos, los impacientes, los morigerados y los pacíficos, porque de todos ellos hay en la viña del Señor.
O sea, que también un buffet puede ser un fiel reflejo del reino de los cielos, y hasta os puedo dejar una moraleja: “el exceso de oferta dificulta la elección”. Hay otras más, pero os las dejo para que vosotros las encontréis, porque no es cosa de que yo sólo me devane los sesos para dároslo todo pensado.

sábado, 30 de junio de 2012

“VIDA SECRETA DE UNA GOTA DE AGUA”: UN RELATO DE ANDRES MORALES ROTGER.


Andrés Morales Rotger es uno de los quince finalistas del IV Concurso de Relatos para mayores organizado por la Fundación Caixa y Radio Nacional de españa. Tiene un amplio recorrido literario. Ha ganado diversos galardones, como el primer premio del XXXVII Concurso Internacional de Cuentos de Guardo, con su relato “Alma de pájaro”; el primer premio de literatura en prosa AEFLA 2009  con el relato titulado "Gemma no está";  el segundo premio de la sexta edición del Concurso de Relatos Breves organizado por la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de Aranda de Duero, con el relato titulado “Vidrios rotos”, entre otros.
Él nos deja su pequeña reseña biográfica:  “Nazco en Badalona, una ciudad costera en pleno cinturón industrial. Me licencio en Farmacia y posteriormente curso la diplomatura de Óptica y de Administración de Empresa. Y así pasaba el tiempo, entre Farmacopeas y aridísimos tratados hasta que un buen día descubrí que existe otra literatura más allá del discurso científico y me puse a leer toda la prosa de ficción que caía en mis manos. Tanto que con el tiempo me transformé en un letraherido. Un hombre cuyas heridas no sanarán ya nunca y que precisa de las letras para aplacar esa dependencia de las palabras que lleva dentro”.
Le conocí en la entrega de premios en Caixa Forum y, con su autorización, os dejo el relato que fue seleccionado como finalista, que tituló: 

VIDA SECRETA DE UNA GOTA DE AGUA

Una ráfaga de aire helado se mete en el boquete de una nube y arranca una gota. Enseguida dos. Luego tres y hasta cuatro y cinco gotas más. Aquí, en el jardín de los manzanos, con la lluvia siempre sucede igual: cae la primera gota y arrastra consigo una fina llovizna de cristal. Transparente, temblorosa, baja la gota ovillada en sí misma, un tanto encogida para protegerse de los trozos de sol que se escurren entre nubes. Fría de miedo recorre el trayecto desde los desgarrones celestes hasta una mejilla de mujer que camina entre flores de manzano. Un trayecto tan largo como el tiempo que emplea la mujer del camino en alzar la cara al cielo y decir llueve, creo que empieza a llover.


—Creo que empieza a llover —la gota resbala sobre la piel y se detiene en el extremo del labio. Labios gruesos como brotes abiertos a un sol rayado de polen. Nunca había sentido la gota el vértigo de avanzar sobre el calor de una piel tan dulce.
—Me da vértigo acariciar tu piel —frente al olor a tierra de su pelo hay un hombre de perfil duro, ojos pensativos y barba descuidada, cuyo blazer con botones de ancla desentona con el fondo del paisaje. Un hombre que se pega a sus brotes recién abiertos y le aparta mechones brillantes como hojas mojadas—; pero soy un coleccionista de mimos.


Él le roza la boca y ella separa los labios lo justo para dejarle claro que no, por favor, no quiero; el tiempo suficiente para que la gota de lluvia se cuele por la puerta falsa de un beso forzado. Una entrada íntima que conduce al bosque de papilas donde se mezclan la yerbabuena, el tomillo, el hinojo y la cólera de la muchacha entre manzanos, con las falsas promesas, la saliva y el sabor espeso del hombre del blazer azul. Labio contra labio, lengua contra lengua.
—Es nuestro último beso. —Delante de ella, el gesto de lobo guapo del Blazer y las manos resueltas de la muchacha que lo aparta de en medio, que le aparta la cara, que le aparta los labios, que lo aparta de sí y ojalá supiese cómo apartarlo de mi memoria que ya estoy cansada de sus gestos programados y de oírle las mismas palabras enredadas en la boca. Un día de esos me lo quito de encima y le digo la próxima vez no te enamores tanto. Búscate otra mujer en tu pequeño mundo. Ya basta.
—Eres única en el mundo —él, con cara de estar a punto de darle un beso.
—Ya basta —ella, con la cara oculta entre los brazos.
Pero no fue el último beso. Ni siquiera el penúltimo ni el antepenúltimo. Pues un día en que el verano era un sol todavía verde en las ramas, la gota de lluvia vio aparecer un blazer azul por el camino entre manzanos. Fue la gota quien primero distinguiría sus andares de lobo guapo al fondo del paisaje, aproximándose despacio, desde lejos, mucho antes de que la muchacha reparara en él. Porque desde que entrara en su cavidad bucal, la gota se había instalado a vivir entre lágrimas de mujer, como una lágrima más. La gota que se coló por la puerta secreta de un beso, había escapado del laberinto de papilas gustativas para, sin excesivas dificultades, escalar hasta las glándulas lacri-males, transmutarse en lágrima, y sumergirse en el lago ocular desde donde contempla, día con día, cómo es de bella la muchacha cuando se refleja en el espejo y cuán duro es el perfil del hombre que la espera, el hombro recostado contra el tronco de un manzano.
—No he podido acudir antes —el Blazer, enfrentándose a todo el azul de su mirada azul y a una gota de agua travestida en lágrima que parece desafiarle.


—Da igual —da igual que le desabroche un botón, que la bese en el hombro, que no tenga valor para separarse de una mujer a quien ya no ama, que le bese la desnudez de los pechos; le da igual. Da igual que seas un mentiroso, que yo no reúna valor para echarte de mi vida, que rebusques a ciegas entre los botones de mi vestido, que beses la serpiente que me han tatuado bajo el ombligo, que tires lentamente de mis bragas, que no te vengas a vivir conmigo, que pruebes cada uno de los pliegues de mi piel, que avientes mis ropas por el suelo; me da igual. Me traen sin cuidado todas tus promesas y el asco mágico que me provocan. Sí, porque en el fondo aborrezco y anhelo desnudarme a tu lado y tenderme sobre la tierra negra del camino y ponerme a contar besos y vete de una vez a la mierda, te enteras, vete a la mierda de una puta vez.
—¿Qué te pasa? —el coleccionistas de mimos, achina pensativo los ojos y echa los hombros hacia atrás, para tomar distancia, eludir la pregunta y apreciar la luz de la mañana que baja por la mejilla de la mujer.
—No, nada —la muchacha del camino cuenta hasta cien besos. Los registra con sumo cui-dado para que no se le descuente ninguno. Besos que no acaban nunca. Cien besos de amantes des-esperados. Él me entiende, yo me entiendo—. Eres lo peor que me ha pasado nunca.


—No te comprendo. —La sonrisa mal disimulada del blazer azul, frente a una mujer sin ropa, todavía más guapa, con una gota de lluvia transformada en lágrima lenta y espesa a punto de escurrirse, y una serpiente tatuada reptando hacia su ombligo. Mujer desnuda entre manzanos.
—¿Vendrás a buscarme? —ella. Con la luz de la tarde en los ojos, en pie sobre la tierra negra y el silencio del viento; y él alejándose por un camino viejo con surcos de carros. Mientras, una gota desaparece en el suelo.
Para el día en que estallaron los primeros aromas de otoño, la gota que quiso ser lluvia y acabara en lágrima había recorrido ya el universo subterráneo de la tierra oscura, se había unido en matrimonio a la savia del frutal y se propagaba por el enredo de ramas y hojas y aire dormido, hasta penetrar en la luz roja y verde de alguna manzana esperiega.
—Mira —la serpiente tatuada bajo la tentación circular de un ombligo alza el brazo y acaricia el fruto del manzano. Un pinzón se esponja en el extremo de un tallo, ajeno a la maniobra de la muchacha. Es una manzana que recuerda mi mundo—. Toma, cógela.
—¿Qué pretendes? —el coleccionista de mimos, con un chispazo de alerta en los ojos y la expresión congelada. Respira con preocupación.
—La manzana. Te va a encantar. —Y la muchacha del camino ofreciéndole la redonda ino-cencia de una manzana, en un intento desesperado por demostrarle que el fruto no está envenenado, que la mayor acumulación de venenos se halla en los amores muertos y a ver cómo le dice ella ahora que poco o nada puede hacer frente la presencia permanente del fantasma de otra mujer; de los fantasmas de sus propias contradicciones y dilemas. Que, a la larga, el amor cansa demasiado. Cómo le digo que no puedo reprimir más mis ganas, que quiero que aquello que pasó vuelva a pasar, y que voy a ser yo quien ya mismo lo tienda en el suelo y se lo folle encima de ese blazer azul marino, con todo y sus botones de ancla—. Ten, pruébala. Manzanas esperiegas, las más tardías.
—¿Yo? —Reticente. Sacude la cabeza, retrocede un paso. Rechaza la tentación con un afec-tuoso gesto. Un pájaro sin nombre remonta el vuelo—. No, no me apetece; gracias.
—¡Tonto, mira! —riendo, ella. Acercando la fruta pecaminosa a la luminosidad blanca de su risa. Y enseguida el crujido al arrancar de cuajo la perfección del primer bocado. El sonido de los dientes en una manzana cuyo mesocarpio esconde una gota de lluvia—. Prueba mi mundo, venga —la muchacha cierra los ojos mientras la gota que quiso ser lluvia, que quiso ser lágrima, que quiso ser pulpa, se mezcla con la yerbabuena, el tomillo, el hinojo y la ácida dulzura de la manzana que ya comienzan a teñir las papilas de la muchacha del camino.
Al cabo de un momento de vacilación, el hombre busca ese otro lado sin huellas de la primera mordida. Sube a sus labios la piel pura de media manzana virgen. Tanto interés de la mujer en que pruebe la endiablada herejía que le ofrece. En que el hombre la pruebe. Si ella quiere, él…


—¡Sí! —la emoción ribeteándole los ojos, ella. Lágrimas ciento por ciento humanas, sin tra-zas de lluvia. La piel roja frente a la mancha roja de unos labios que provocan. La gota distingue ahora la saliva gruesa y el sabor espeso del hombre del blazer azul. El deseo que revienta en la boca de él. La alegría que llena la boca de ella. Y la gota reconoce enseguida el amor que empieza a hervir en la estrecha rendija que dejan los besos.
—Confiesa que has venido a buscarme —al borde de la carcajada o del llanto, ella. Sonrien-do más con los ojos que con la boca. Sollozando más con la voz que con los ojos. Labio contra labio, lengua contra lengua. La gota que quiso ser pulpa, quiere ser lluvia otra vez. Advierte que en medio de las palabras está de más. Que el amor quema y que le será suficiente con permanecer a flor de labios para que ese viento que no sabe de dónde le llega se la lleve consigo—. Has venido a bus-carme; dime que sí.
Una ráfaga de aire quemado se mete en el boquete por donde respira el amor y arrastra la gota. La gota que fuera lágrima y luego pulpa y luego saliva en boca de dos amantes es ahora un diminuto fantasma de vapor. Aquí, con el amor, siempre sucede igual: un hombre y una mujer se besan. Dos mujeres se besan, dos hombres se besan y enseguida la saliva asciende, transparente, temblorosa, transformada en agua, el camino de regreso hacia esas hebras de nubes que ya empiezan a tejer de blanco el cielo del edén de los manzanos.


sábado, 23 de junio de 2012

IV CONCURSO PARA PERSONAS MAYORES 2012 que organiza RNE y la OBRA SOCIAL DE LA CAIXA: MAS NOTICIAS.


El periódico La Vanguardia, en su edición digital del sábado, ofrece la siguiente reseña sobre el fallo del Jurado del IV Concurso para mayores de la Caixa y RNE:

Una aproximación amable al alzheimer gana el premio de relatos de mayores de La Caixa
El jurado concedió el primer premio Luisa Horno, de 67 años | Al concurso se han presentado en total 1.154 relatos, con una ligera mayoría de mujeres autoras


MÁS INFORMACIÓN
"Cabeza vacía", por Luisa Horno
"Diario de ruta", por Jacqueline Brabant
"Endocarpio dorado", de Manuel Carrasco

Madrid. (Redacción).- Luisa Horno tiene claro de qué va la historia con la que se adjudicó el jueves el primer premio del concurso de relatos escritos por personas mayores de la obra social La Caixa: "Va de ilusión". Así lo dijo en el acto de entrega del galardón, el jueves en el CaixaForum de Madrid. Su relato, Cabeza vacía, supone una mirada irónica y amable a los primeros síntomas del alzheimer con un presunto Supermán incluido, y mereció el apoyo unánime de los cinco miembros del jurado.

Este lo integraban la escritora y académica Soledad Puértolas y los también escritores Fernando Schwartz y Juan Díaz de Atauri (el ganador de la edición del 2011 del mismo concurso); el director ejecutivo de La Caixa y director general adjunto de la Fundació La Caixa, Jaume Giró; el director de Radio 1, Ignacio Elguero y el subdirector de La Vanguardia Miquel Molina. En total, se presentaron al concurso 1.154 relatos procedentes de toda España, con una ligera mayoría de mujeres.


Luisa Hornos es una jubilada de 67 años que trabajó durante 35 como bibliotecaria. Desde que dio por finalizada su vida laboral escribe a razón de un relato por semana (ha finalizado ya más de 80) e incluso ha redactado las primeras páginas de la que podría acabar siendo una novela. Asiste a talleres de escritura y afirma que el poder dedicarse a la literatura supone la culminación de un sueño aparcado durante muchos años por la falta de tiempo. "¿Esperaba ganar?", le preguntaron en el acto de entrega del premio, en el CaixaForum. "No, pero sabía que mi relato era bueno", respondió muy decidida.


El jurado quiso conceder también, por su calidad, accésits a otros dos relatos excelentes: Diario de ruta, de Jacqueline Brabant, de 75 años, y Endocarpio dorado, de Manuel Carrasco, de 65. La primera es de Madrid y el segundo de Chinchón, también en la Comunidad madrileña, que se destaca como la primera en lo que a la procedencia de los concursantes se refiere, con 378 trabajos presentados. A continuación figuran Catalunya (189), Andalucía (145) y la Comunidad Valenciana (81).

La evasión a mundos imaginados o la recreación de la infancia dominaban en las temáticas de los relatos finalistas, aunque no faltaban tampoco referencias a preocupaciones más cotidianas como el paro o la enfermedad.

miércoles, 30 de junio de 2010

"LOS VELOS DE LA MEMORIA" EN EL LIBROFORUM DE LA BIBLIOTECA DE CHINCHON.

El pasado sábado, la Biblioteca de Chinchón seleccionó la novela "Los velos de la memoria" de Manuel Carrasco Moreno, para cerrar el presente curso de libroforum que mensualmente viene organizando desde hace varios años.
Durante dos horas, los asistentes dieron su opinión sobre esta novela que ha sido publicada íntegramente por entregas, durante varios meses en este blog.

Se resaltó el carácter testimonial de la novela para conocer la época de la República, la Guerra Civil y la Posguerra en un pueblo castellano, mostrando un variopinto retablo de personajes que van viviendo su historia en este periodo convulso de la historia.

El pueblo de "Recondo" es el escenario donde doña Margara y su familia viven una historia de venganzas y amarguras poniendo de manifiesto las pasiones, temores y ambiciones que configuran la historia del Solar, la casa donde se esconden los secretos de esta familia.

Juan Vázquez y Jesús Mora, son los autores de estas fotografías, donde se puede ver al autor, a la coordinadora del libroforum y a la profesora del taller literario de la Biblioteca de Chinchón, y a todos los que participaron en el libroforum.

martes, 22 de junio de 2010

EL SÁBADO, DIA 26 DE JUNIO, 2 ACONTECIMIENTOS CULTURALES 2

Este sábado, los aficionados a los libros y la música van a tener jornada doble.


En primer lugar, en el "LIBROFORUM" que organiza mensualmene la Biblioteca de Chinchón, se ha seleccionado para clausurar este curso la novela "LOS VELOS DE LA MEMORIA" de Manuel Carrasco Moreno, dado que esta novela nació del Taller Literario que también organiza la Biblioteca de Chinchón.


Este libroforum tendrá lugar el próximo sábado, día 26 de junio, a las 18 horas en el local de la Biblioteca, en la calle de los Huertos de Chinchón, con la asistencia del autor y de Milagros García, directora del Taller Literario de la Biblioteca de Chinchón, en el año 2009.
La entrada es libre y gratuita y están invitados todos los que han leído la novela que ha sido publicada integramente en este blog.


Y por la noche, a las 22 horas en la Plaza Mayor, patrocinado por la Comunidad de Madrid, y dentro del Ciclo "Suma Flamenca" la actuación de GERARDO NÚÑEZ EN CONCIERTO.
Gerardo Núñez, está considerado como uno de los mejores guitarristas de flamenco de la actualidad. Ejecución, técnica, fuerza, un arte excepcional, ritmo, compás y una creatividad musical y sentido de la innovación sorprendente son sus pricipales virtudes.
Su inquietud le ha llevado a explorar con respeto y rigor en otras sensibilidades musicales, como el rok sinfónico, la música clásica y especialmente el jazz.
Acompañado por el taconeo racial y delicado de Carmen Cortés, el ritmo enèrgico de "El Cepillo", el punteado del contabajista Pablo Martín, el elegante cante de Jesús Méndez y la guitarra de Manuel Valencia, forman un grupo tan coheisionado que enaltece el virtuosismo de Gerardo Núñez.

martes, 25 de mayo de 2010

OTRA OPINIÓN SOBRE “LOS VELOS DE LA MEMORIA”

Otra opinioón que he recibido de la novela "Los Velos de la Memoria" y que os trascribo. Cada uno hace la lectura que más se ajusta con su forma de pensar, y todos los pensamientos son dignos de ser respetados. Gracias por enviarmen vuestros comentarios, que agradezco sinceramente.

"Hola Manolo, acabo de terminar Los velos de la memoria y pido al autor me diga, donde se encuentra Recondo para poder visitar el complejo turístico de El solar.
Bueno, vale de broma; la historia me ha gustado, y queda impregnada en la memoria del lector, quién no olvidará tan facilmente a Don Nicomedes y a doña Margara. Unos personajes que llevan la carga de la historia, el retrato de una época con todo detalle, y del momento social que les toca vivir; una guerra, el miedo, la injusticia, el odio y el rencor entre vecinos.
La figura del maestro, del cura, del alcalde, de las criadas, de las amantes con pisitos en la capital.
Todo un escenario costumbrista al que no le falta detalle.
Dices en uno de los últimos párrafos que es posible que muera con las generaciones que quedaron atrás el odio y la venganza y llegen tiempos de esperanza, pero hay tantos Recondos, tantas historias para contar y lo peor es, que ahora hay quien en lugar de mirar hacia delante para mejorar el presente que nos toca vivir y sembrar un futuro esperanzador para nuestros hijos, quiere mirar hacia atrás y desmoronar la paz y el sosiego de los muertos para escarbar de nuevo en la llaga que quizás el tiempo haya podido cerrar. Levantar la losa donde descansan los que un dia nos dejaron es quebrantar su quietud, lo importante de nuestsros seres queridos debe llevarse dentro. Al menos esta es mi opinión.
Muy bueno el final, cuando descubrimos que es el nieto Julio José el narrador omnisciente de la historia.
Te felicito y que no decaiga esa aficción que nos une, que es la escritura. Está claro que no vamos a ganar ningún premio cervantes, pero y lo que disfrutamos dando nuestros pinitos con las letras.

Un saludo".

Nota: La fotografía que acompaño es una de las que utilicé en su día para ilustrar uno de los capítulos de la novela. En esta fotografía se ve un avión aleman sobrevolando Chinchón, en una fotografía de principios del siglo XX. Es un montaje. No corresponde realmente a la época de la Guerra Civil. Lamento si he confundido a lectores, que tomaron la fotografía como auténtica. Son los riesgos de los actuales sistemas de tratamiento digital de la fotografía.

jueves, 8 de abril de 2010

LAS CAMELIAS.

En el año 1848 Alexandre Dumas (hijo) escribió “La Dama de las Camelias”. La obra está inspirada en un hecho real de la vida de un noble llamado Alejandro que tuvo un romance con Marie Duplessis joven cortesana de París, que mantuvo distintas relaciones con grandes personajes de la vida social parisina. En la obra, los personajes se llaman Armando Duval y Margarita Gautier.
“La Dama de las camelias”, fue adaptada al teatro y constituyó la base para la ópera de Verdi, “La Traviata”.

El título de la obra nos hace fijarnos en una flor de extraordinaria belleza: La Camelia.
El género Camellia agrupa entre 100 a 250 especies originarias de las regiones tropicales y subtropicales de Asia sudoriental, China y Japón. Un botánico y misionero jesuita del siglo XVII, Georg Josephus Kamel (también conocido como Camellus), transportó plantas de camelios desde Filipinas a Europa. Carlos Linneo nombró a este género en su honor.
Todas las especies son arbustos y pequeños árboles que pueden llegar a medir 10 m de altura. De follaje perennifolio, sus hojas son coriáceas, de un verde oscuro lustroso, enteras, puntiaguadas y de bordes enteros o ligeramente aserrados.
Las flores son generalmente grandes, con cinco sépalos y cinco pétalos, sus colores varían del blanco al rojo pasando por el rosa y, ocasionalmente, pueden aparecer combinadas en el mismo pie e incluso jaspeadas en esas tonalidades.
En realidad, todo lo que antecede no es nada más que una excusa para mostraros unas preciosas camelias que han florecido en el patio de mis amigos Charo y José Manuel, de las que me ha mandado estas fotografías, que quiero compartir con todos vosotros.
¿Verdad que merecía la pena?

miércoles, 24 de marzo de 2010

EL CABRERO DE RIO MUNDO. (RELATO)

Muy cerca del nacimiento del Río Mundo, junto a la carretera que te lleva de Riopar hasta Hellín, en la provincia de Albacete, tiene su choza el cabrero de Río Mundo. Este no es su nombre, pero todos le conocen así. Cuando sus padres le llevaron a bautizar, el cura le puso el nombre del día, que se celebraba la festividad de San Cunegundo, pero a sus padres no les importó demasiado porque siempre le llamaron "zagal" y cuando ellos murieron ya sólo se le conoció como el cabrero de Río Mundo.
En las abruptas montañas que circundan los manantiales donde nace el río, abundan los rebecos, los muflones y las cabras hispánicas, especies todas ellas protegidas por las leyes autonómicas ya que se encuentran en peligro de extinción. Está totalmente prohibido cazar a estos animales que campan a sus anchas por los riscos escarpados y entre las encinas que les proporcionan abundante alimento y sombra acogedora en los calurosos estíos serranos.
No es difícil divisar a estos animales cuando por las mañanas se acercan hasta los arroyuelos para beber y se encaraman en los troncos de las encinas para alimentarse. Los senderistas que llegan hasta aquellos recónditos parajes pueden captar con sus cámaras digitales las caras asombradas y bobaliconas de estos mansos animales ya acostumbrados a la presencia inocua de los humanos que se contentan con capturarlos en los objetivos de sus cámaras fotográficas.
Pero quien mejor conoce sus costumbres es Cunegundo, el cabrero de Río Mundo, que cuando dejó su rebaño de ovejas porque ya no era rentable, fue contratado por las autoridades para cuidar de la fauna serrana.
Se le puede ver vagando por los montes, acompañado por su perro, con un cayado que le hizo su padre con una rama de enebro, cuando era pequeño y que aún conserva. Lleva la mochila colgada al hombro con su menguada comida, generalmente compuesta por un mendrugo de pan, un buen trozo de queso y una bota del vino recio de la tierra. Cuando vuelve al atardecer a su choza, se prepara unas reconfortantes migas o un sabroso gazpacho manchego preparado con la caza que nunca falta en su zurrón.
Sólo habla con las cabras y con su perro, y lo hace a gritos, esperando en vano que alguno le conteste, y como piensa que no lo hacen porque quizás no le oyen, se ha acostumbrado a elevar de tal modo el timbre de su voz que ningún mortal es capaz de poder mantener una conversación sin verse atronado por las palabras del cabrero.
Suele esperar paciente en un "stop" que hay en la carretera, y si alguna vez pasas por allí y tienes la mala suerte de tenerte que parar, no se te ocurra abrir el cristal de la ventanilla porque el cabrero de Río Mundo te puede atronar tus oídos con sus gritos.
Mi tercera mujer, Eleonor, y yo pasamos por allí y tuvimos que parar. Nos contó que el invierno pasado tuvo que sufrir más de diez nevadas que arruinaron los pastos y le obligaron a llevar personalmente el pienso a las cabras. Nos dijo que toda va muy mal y que la culpa de todo, nevadas incluidas, la tiene el Gobierno, y también nosotros, los señoritos que vamos en los coches, por votar a Zapatero.

miércoles, 17 de marzo de 2010

BAÑO DE BURBUJAS (RELATO)

Mi segunda mujer era muy poca cosa. La primera en cambio era todo lo contrario. Y posiblemente por eso me dejó el mismo día de la boda, por un primo lejano mío que había venido de Secuéllamos expresamente para la ceremonia y que, dicho sea en honor a la verdad, siempre había tenido mucho éxito con las mujeres. Los dos me convencieron para que les cediese los billetes para el crucero que habíamos contratado para el viaje de novios porque no era cosa de perder un dinero que de otra forma nadie podría aprovechar.
Ellos se marcharon al Caribe y yo me quedé con un matrimonio no consumado y consumido por los celos y la desesperación.
Y en este lamentable estado de postración conocí a Florentina Alejandra, cuyo nombre contrastaba en extensión con lo exiguo de su cuerpo, si bien es verdad que en su casa siempre fue conocida por las cuatro primeras letras de su primer nombre.
Tardé varios meses en poderme enamorar de ella, recordando a mi antiguo y perdido amor; pero como ya tenía la casa y el ajuar a los que había renunciado mi prófuga mujer a cambio de un divorcio exprés, nos casamos, antes de un año, una bella mañana de mayo en el salón de sesiones del ayuntamiento de mi pueblo, oficiando la ceremonia el concejal de cultura que además de un poco bruto, era amigo de la infancia.
Se podría decir que Flor y yo fuimos felices, porque a pesar de su muy menguada humanidad era animosa y dispuesta y sólo necesitaba ayuda cuando salía a la calle en los días ventosos.
Tuvimos dos hijos que salieron a mí y que pronto aventajaron en peso y estatura a su madre que con el paso de los años se iba encogiendo, si eso era posible, hasta hacerse casi invisible para los demás.
Uno de aquellos años, nos animaron para ir a un balneario, lo que me sobresaltó por el peligro que suponía para ella introducirse en las aguas turbulentas de las piscinas de masajes y los jacuzzis, pero ella que además de pequeña siempre había sido terca, se empeñó en que fuésemos con los amigos al balneario que estaba en un bello paraje de la serranía albaceteña.
Los primeros días tomamos todas las precauciones y nada nos hizo prever lo que ocurriría al día siguiente. Posiblemente por un exceso de confianza, aquella mañana ella se atrevió a introducirse sola en la piscina de burbujas mientras yo colgaba el albornoz en el vestuario.
Cuando llegué al borde de la piscina vi cómo todos los bañistas contemplaban estupefactos cómo mi mujer se debatía dentro de una burbuja que la había engullido y ahora se iba elevando lentamente por encima de sus cabezas.
De nada valieron mis peticiones de socorro ni los gritos de horror de las mujeres. Las enfermeras que cuidaban de los baños intentaron explotar la burbuja lanzando contra ella todo lo que tenían a mano. Las zapatillas, los gorros de baño, las toallas y hasta el sujetador que se quitó la mujer de mi amigo, volaban por los aires en un intento vano de librar a mi pobre Flor de aquella antropófaga burbuja, que en poco tiempo alcanzó el techo del recinto, con la mala fortuna de que estaba abierto un tragaluz por donde escapó al espacio exterior.
Cuando salimos del recinto la vimos ascender majestuosa por los aires hasta perderse entre unos cirros grises que llegaban desde el horizonte. En vano esperamos hasta bien entrada la noche a que el peso de mi mujer la hiciese descender.
El Centro meteorológico nacional informó al día siguiente que una especie de globo sonda había logrado salvar la fuerza gravitacional de la atmósfera terrestre y se había perdido en el espacio.
Y así fue como yo volví a quedarme solo, añorando a mi pequeña Flor, que aunque no era gran cosa, había llegado a quererla de verdad.

jueves, 25 de febrero de 2010

COSME ,CABO FURRIEL. (UN VIEJO CUENTO)

A Cosme le gustaba el tintorro...Bueno, a Cosme le gustaba el tintorro, el clarete, el envocado y todos los etceteras con el denominador común del vino. Pero a Cosme también le hubieran gustado otras cosas.

Ahora le gusta sentarse junto al carolo, y mientras echa los leños ya secos de las patas de noguera, liar un cigarrillo, casi tan delgado como él, y con las ascuas que saca para el brasero, encenderlo; da una larga chupada...
-¡ Cosme ! ¿Cómo hay que decirte que apagues ese cigarro, no ves que molestas?
- Es que... ( y piensa: esta puñetera...)
Pero calla; son ya tantos años de callar... tantos, tantos que ya ni se acuerda.
Se acuerda, eso sí, de cuando trabajaba en la Oficina de Abastos; ¡Qué tiempos aquellos! Recuerda, casi con rubor cómo todos los días, con las propinas, se pasaba por "Casa Toni" a echarse un chato y liar uno de "picado selecto"...
Cosme está calvo, su cabeza parece un pergamino, en sus sienes se marcan unas venas que laten y laten, tan monótonas como su vida.
No hace falta decir, claro está, que Cosme está jubilado. Del siete al doce, todos los meses, el cartero llega con la pensión, son exactamente mil seiscientas cincuenta y cinco pesetas con cuarenta centimos, aunque el duro siempre se lo da a Julián, el cartero, para que se eche unas cañas.
- Mira, Cosme ¿ qué te parece ? esta noche vamos a cenar chocolate hecho, con picatostes.
- Es que ya sabes...
-Nada, nada, ya está dicho, esta noche: ¡chocolate con picatostes!
Es Enriqueta, su mujer, noventa y ocho kilos y setenta y dos años - de ellos sólo sesenta y cinco reconocidos - Había nacido, como dice ella, para mandar. Porque , sigue diciendo - ¿qué iba a haber sido de éste, si se llega a casar con una "panoli" como él ? ¡Díme, si no, de donde han salido los treinta mil duros que tenemos en Correos, y la tierrecita en el Valle, con sus arbolitos y todo...!
Y lo ha escuchado ya tantas y tantas veces que hasta él mismo está convencido...
Cuando fue suprimida la oficina de Abastos, como él había servido durante treinta y cinco años, descontando los tres de la guerra, y ya no estaba para traslados, como caso excepcional y en reconocimiento a su fidelidad, le jubilaron.Tenía cincuenta y cinco años y ninguna ilusión, ahora sigue sin ninguna ilusión pero con casi veinte años más.
Cuando más jóvenes pensaron, al no llegar los niños, en adoptar uno; matizando: lo pensó él, pero como dijo Enriqueta...
No, no se crean, un día se sublevó. Durante varios meses y después de mil cálculos algebráicos había conseguido sisar a Enriqueta cuando le mandaba a la compra. Consiguió reunir ¡cuarenta y siete pesetas! Compró una botella de vino dulce, dos paquetes de "caldo gallina" y otra botellita de vermout y se subió a la cámara. Por fin iba a emborracharse; no lo hacía desde que le tallaron. Cerró la puerta, se sentó en un sillón que había pertenecido a su suegro - Diputado provincial en la República - lió uno de "caldo"...
- ¿Pero se puede saber qué haces? ¡Ya estás abriendo ahora mismo, si no quieres que llame a los vecinos para que echen la puerta abajo!
Y abrió, claro que abrió. Y ya no se le ocurrirá hacerlo otra vez porque se acuerda de aquellos tres meses de comer con agua y de sólo poderse fumar mondas secas de patatas a escondidas.
Cosme piensa que cuando vaya al cielo - porque él irá al cielo - piensa, digo, que allí será una especie de cabo furriel al mando de una escuadrilla de "enriquetas"
-¡Uno, dos; uno , dos; paso. ! ¡Izquierda... izquierda! Media vuelta,¡ Ar !
Y algunas veces se duerme pensando en esto.
Un día, por la mañana, Cosme no se levantará como de costumbre. Enriqueta le gritará. Hasta llegará a enfadarse con él.
-¿ Es que piensas quedarte todo el día en la cama, gandul?
Después se acercará y comprobará que está muerto. Esa será su pequeña venganza. Por fin, una vez, no le hará caso. Y mientras ella llora - porque en el fondo le quiere - y pide ayuda a los vecinos, Cosme, alegre, radiante de felicidad subirá al cielo donde, sin duda, le esperan unos galones - dorados - de cabo furriel.

martes, 23 de febrero de 2010

MARILUZ ESCRIBANO PUEO ESCRIBE DE ISABEL ROLDAN


El miércoles 20 de enero de 2010 publicaba en este blog una entrada titulada: LOS MOSAICOS DE ISABEL ROLDAN GARCÍA, en el que mostraba los expléndidos mosaicos que Isabel realizó.
Hace unos días, tuve la fortuna de conocer en casa de Eduardo Carretero a Mariluz Escribano Pueo, que fue Catedrática de la Universidad de Granada, es una extraordinaria escritora y en la actualidad dirige la prestigiosa revista EntreRíos, Revista de Artes y Letras.
Mariluz Escribano es una de las figuras más relevantes de la literatura granadina actual con una voz muy personal y versátil en los distintos géneros.
Ha publicados los poemarios “Sonetos del alba”, “Desde un mar de silencio” y “Canciones de la tarde”; memorialísticas como “Sopas de ajo” y “Memoria de azúcar” y tres recopilatorios de artículos periodísticos, “Ventanas al jardín” (2002), “El ojo de cristal” (2004) y “Jardines, pájaros” (2006).
El año pasado publicó un libro de relatos cortos titulado “Los Caballos ciegos”. De ella, Remedios Sánchez García, profesora de la Universidad de Granada y especializada en crítica literaria ha dicho que usa una “escritura artística, llena de elegancia, originalidad y exquisitez” lo que “se ha convertido en una circunstancia poco habitual en estos días en los que se acaba poniendo negro sobre blanco hasta las mayores nimiedades”.
En estos días he estado leyendo algunos de sus escritos, y quiero compartir con todos vosotros un artículo que MariLuz escribió sobre Isabel Roldán el 17 de mayo de 2008 y que también tituló: Los mosaicos de Isabel Roldán.

“Hasta el pueblo de La Zubia, después de una iniciativa apasionante de la Fundación Vilpomas que preside José Luis Vilches, han llegado los mosaicos de Ysabel Roldán García. Ha sido una clara lección de bonhomía, de saber hacer y de justicia, recuperar para la historia y la memoria de Granada -siempre tan indiferente, tan ajenada respecto a sus mejores hijos- la figura y los quehaceres de una mujer que supo alcanzar el arte y la belleza, mediante el juego de las teselas de mármol, la paciencia del yunque y el martillo, el dibujo apresurado de paisajes que están más vivos en sus mosaicos que en la realidad del caminante.
Fueron las manos de Ysabel -tan campesinas, tan morenas, tan bellas- manantial de colores, ofrenda permanente de soles descendidos sobre campos abiertos o pueblos diminutos y encaramados en las sierras, cuyos nombres deben silenciarse, para no hacernos cómplices de la destrucción de su belleza: pueblos de la serranía de Málaga, abiertos a los cielos, o de Castilla o Granada, con sus blancos de nata en campanarios y casas, cortijuelas aisladas en la soledad de un extenso sosiego. Caminos interminablemente asombrados por álamos y olmos, extensiones de olivos, los verdes oscuros de los zarzales de las cunetas o los bancales, árboles maravillosos en la flor de todos los febreros: los almendros, mayo blanco o mayo rojo, en las extensiones del frío.

Ysabel tuvo siempre la facilidad de atraer con su retina prodigiosa y su sensibilidad a flor de piel, todo el lirismo que canta en los paisajes por los que pasamos, indiferentes y apresurados, los viajeros de hoy, y lo dejó plasmado en la estampa con las teselas de mármol, partidas en el yunque con primor y paciencia y un sentido inusual de la belleza: mármoles grises, coralinos, siena, negros, verdemar, índigos y garzos se conjugan en sus mosaicos con la misma eficacia con la que el poeta edifica sus versos. Y supo captar la gracia de una sombra, el aéreo temblor de las flores frutales, la indecisión de los caminos, la inmensa soledad de las aldeas y nos cautivó siempre con su júbilo, con aquella perseverancia en la guitarra y en las canciones más tradicionales, recogidas en los hermosos cancioneros populares. Y fue, junto a Eduardo Carretero, musa y compañera, amiga y samaritana indesmayable de la alegría de la que se desprendía con inusual generosidad. Muchacha hermosísima y bordadora, voz de plata y pájaro, conversadora indesmayable en tardes de profundidad y ponientes.
Los mosaicos que hoy se exponen en la galería 'Vilpomas' de La Zubia son una demostración de arte profundo y recio, de armonía y extrema sensibilidad, fortaleza y reciedumbre. Poesía del paisaje traspasado de austeridad y vigor. El mundo de Isabel, los múltiples mundos de sus mosaicos, nos trasladan a las tierras del silencio, a la vida sencilla y elemental de aquello que es natural y se olvida, o se desprecia e ignora desde la brutalidad de una vida artificial y de neones.
Parecería que Ysabel se hubiera educado en las aulas institucionistas en las que la pasión por los paisajes patrios fue, más que una consigna, una manera de entender la vida, de desenvolverse con naturalidad en la austeridad y el ascetismo que trasminan los parajes naturales y la dulce arquitectura popular de los pueblos.

Sabia, dulce Isabel. «Cuando me muera, seguid hablando de mi», dejó escrito. Y eso hacemos desde la convicción del agua manantiálica que fue tu vida, tu alegría indomeñable, tus canciones, la amistad que creció como espiga entre nosotros, todos los que fuimos tus amigos, el grano de apasionamiento que pusiste en tu vida y en tu obra, el tesoro que dejaste en nuestras manos. Tu risa y tu canciones. También a ti se te llenaba la boca de alhelíes cuando reías y acariciabas tu larga trenza como el que mima al niño que no pudo nacer nunca.

Existe un vuelo de palomas cada vez que te recuerdo, y te recuerdo mucho. Hay todo un mundo de aguas frías cuando me sumerjo en aquel 31 de marzo de 1985 y comprendo -¿qué difícil!- que nos abandonaste para convertirte en un ser que empezaba a caminar por otras lejanías.
Hoy, desde La Zubia, vuelves a estar más cerca, con la terquedad de la piedra que no se hunde en el lago de la desmemoria. Un abrazo, Isabel, desde Granada”.

Las ilustraciones, son algunos de los mosaicos de Isabel Roldán.

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FOTOGRAFÍA: FOTOGRAFÍAS OCULTAS

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FOTOGRAFÍAS OCULTAS. Fotografía. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: DENIA EN FALLAS

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DENIA EN FALLAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS

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CHINCHÓN EN FIESTAS. Reportaje fotográfico. Para verlo, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: TURISMO

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TURISMO. IMÁGENES DE MIS VIAJES. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.
MIS FOTOS. Folografías: para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: COMIDAS

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COMIDAS. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: UN VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA

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VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA.FOTOGRAFÍAS. Para ver el reportaje, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS
Flores y Plantas. FOTOGRAFÍAS. Para ver esta exposición, pinchar en la portada.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.
CHINCHÓN MONUMENTAL. Una visita virtual por las calles, plaza y campos de Chinchón. Para verlo, pinchar en la foto.

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO
Una visita al Museo LA POSADA DEL ARCO.Para ver la visita virtual, pinchar en la fotografía.

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EL MUSEO ULPIANO CHECA
Una visita al Museo ULPIANO CHECA en Colmenar de Oreja.Para ver la visita virtual, pincha en la imagen:

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Una visita a las IMÁGENES RELIGIOSAS de CHINCHÓN.Para ver las imágenes, pincha en la Galería.

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO
Un recorrido por distintos países y ciudades, visitando sus carteles de turismo. Para verlos, pinchar en la imagen.

ALELUYAS CHINCHONETAS

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ALELUYAS CHINCHONETAS. Para poder ver todas las aleluyas chinchonetas, pinchar en el dibujo.

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