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viernes, 6 de abril de 2012

CHINCHÓN ESCENARIO DE LA NOVELA DE ANTONI VIVES.


Antoni Vives Tomás es teniente de alcalde de Barcelona, pero además es novelista y acaba de publicar su nueva novela “Las banderas del 1º de Abril”, a la que ha dedicado casi cuatro años y en la que nos presenta un friso sobre las heridas de la postguerra, que le sirve para aseverar que al terminar el conflicto bélico "triunfó la institucionalización del cinismo".
La acción de la novela la acción se inicia en Chinchón (Madrid) cuando el ejército de Franco entra en la localidad, donde confluirán Misericordia, conocida como "La Pasionaria de Chinchón"; el alférez falangista e idealista Jesús Camacho Ruiz de Villalobos y Julián Alcántara Rodríguez de Zúñiga, que acabará siendo el alcalde.

Preguntado por el hecho de que la historia arranque en una localidad como Chinchón, señala Vives que: “ se trata de un lugar muy potente y fascinante, "muy poliédrico y cañí, aunque también fue la sede de la agencia de propaganda del Partido Comunista durante los años de la guerra".

Hace unos años, el autor se puso en contacto conmigo para solicitarme información documental sobre esos años en Chinchón, que le trasmití en su día, y que espero le hayan servido para documentar mejor su historia.
El único problema es que la novela está escrita en catalán, por lo que tendremos que esperar a que se traduzca al castellano, o se haga la película... o nosotros aprendamos el catalán...

viernes, 23 de marzo de 2012

PRÓXIMA PUBLICACIÓN DE LA SEGUNDA PARTE DE "LOS VELOS DE LA MEMORIA"

Durante este período de tiempo que he estado retirado, he tenido tiempo de abordar un proyecto que tenía aparcado desde hacía varios meses. Escribir la segunda parte de la novela "Los velos de la memoria" que publiqué hace un tiempo en este blog, y que podéis leer pinchando en la portada que aparece en la parte inferior de este blog.
Mi intención es publicar también esta segunda parte por capítulos, como hice en la primera, y a falta de algunos retoques que estoy haciendo, pienso que estará dispuesta para el mes que viene.
Ahora os dejo el prólogo de esta segunda parte que firma El Eremita.

LOS VELOS DE LA MEMORIA II:
SEGUNDA PARTE:

EL AMO.


PROLOGO:
Me encarga mi amigo Manolo Carrasco que haga un pequeño prólogo para esta segunda parte de “Los Velos de la Memoria”, que lleva el subtítulo de “El Amo”.
Cuando leí la primera entrega con el subtítulo de “Historia del Solar”, me pareció una novela interesante, con mucha acción, con muchos personajes, con una interesante intrahistoria que retrataba un pueblo peculiar durante un larguísimo periodo de tiempo que narraba la historia de tres generaciones.
En la primera parte, el protagonismo indiscutible de doña Margara llegaba a eclipsar al resto de los personajes, por lo que muchos de ellos quedaban prácticamente esbozados y el lector se quedaba con ganas de conocer más detalles interesantes de sus historias.
Esta impresión personal que le trasmití, coincidía con los comentarios que había recibido de otros lectores que le habían pedido una nueva versión ampliada o una segunda parte complementaria de lo escrito.
Ahora que muchos escritores recurren a sagas y trilogías, parece lógico pensar que la decisión del autor de escribir una segunda parte, e incluso otra tercera, puede ser acertada.
En esta segunda parte, que debe ser leída después de la primera publicada, recoge la historia que se inicia en una época anterior y se centra en la vida y peripecias de Rosa, la amante de don Nicomedes.
Podríamos decir que Rosa es la antítesis de doña Margara. Rosa no es una heroína, no tiene ni la prestancia ni el ánimo para llegar a ser un prototipo humano que pueda servir como canon a imitar. Rosa es una pobre mujer que nació para no ser nadie. Como le dice su madre en una ocasión: “Mira, para los pobres eso de la honra y de la dignidad son finezas que no nos podemos permitir. Eso queda para los ricachones que tienen que pensar en el qué dirán para pavonearse entre los de su clase. Nosotros nos tenemos que conformar con no pasar hambre.”
Rosa va a tener que acomodarse a las circunstancias que le va preparando el Destino, aceptando las distintas situaciones que se van planteando. La valoración moral de este comportamiento se va amoldando a las circunstancias que le tocaron vivir.
Con una formación precaria, toda su vida se va a regir por una moral de subsistencia en la que no cabe la maldad pero tampoco los remilgos de un remordimiento por lo que la vida le ha obligado a hacer.
Su cuna le había reservado una vida de sometimiento a los padres, primero; después, a los amos, para terminar atada a un marido de su misma clase, que la iban a obligar a tener que acatar lo que cada uno de ellos pudieran disponer en cada momento de su vida.
Sin embargo, todo eso cambió drásticamente por un hecho deleznable por parte del que iba a ser su “amo”, que sin embargo cambió su vida a una situación mucho más placentera y fácil para ella.
El ser la querida, la mantenida, la barragana, en una palabra, la furcia oficial del señorito, no iba a representar para ella un trauma moral que amargase su existencia, porque los pobres no se pueden permitir el lujo de una conciencia exquisita, como las formalidades sociales y religiosas enseñan a las jovencitas de buena familia y alta alcurnia; aunque no sea nada más que hasta consiguen un buen marido.
Luego se tuvo que amoldar a los requerimientos de la sociedad, cuando sus hijos tuvieron que emprender una formación y una preparación que les permitiese no tener que aceptar su mismo destino.  
La acción se desarrolla en un Madrid que termina el siglo XIX y comienza el XX. Un Madrid en el que la miseria apenas si salpica a nuestra protagonista, y que empieza su carrera de progreso y ampliación que llegaría a convertirle en una de las principales capitales de Europa.
Al escoger este escenario para la novela, el autor se enfrenta al reto que representa ahondar en una época y una ciudad en construcción sólo conocida parcialmente, aunque se puede disponer de informaciones fragmentarias que ofrece la impresionante herramienta que es Internet.
El autor ha ideado un complejo decorado de historias y situaciones, mezcladas con hechos históricos reales, en el que ha ido colocando a sus personajes, para hacer más creíbles sus vicisitudes personales y más amena su lectura.
Como ya es su costumbre, el autor va poniendo a sus personajes nombres de personas reales, aunque ninguna de ellas tengan nada que ver con el personaje de la novela. No deja de ser un pequeño homenaje a estas personas, como muestra de cariño y admiración.
Esta segunda entrega es un complemento de la novela anterior, posiblemente con menos acción y menos dramatismo, más pausada, que da el contrapunto a la azarosa y trágica vida de doña Margara, que siempre se guió por el egoísmo,  la soberbia y la venganza.
Pero es mejor que cada uno de los lectores hagáis vuestra propia valoración, porque siempre habrá tantas historias como lectores, porque el lector, a la postre, es el que conforma la historia que ha ideado el autor.
Yo espero que os guste.
El Eremita.

viernes, 12 de agosto de 2011

EL SÓTANO


Desperté con el cuerpo dolorido. Era como si hubiese recibido una tremenda paliza y además no veía nada. Todo estaba absolutamente a oscuras o me había quedado ciego, pero los ojos eran lo único que no me dolía del cuerpo. Estaba boca a bajo en un suelo húmedo y demasiado frío. Era cemento o una superficie rugosa, pero con demasiada humedad. Me costó levantarme; al hacerlo mi cabeza tropezó con lo que debía ser la esquina de una mesa. Olía a viejo. Una mezcla de óxido, ropa apulgarada, aceite de linaza y alcanfor. Cuando estuve de pie extendí los brazos, moviéndolos para no volver a tropezar. Llegué hasta una pared que debía estar pintada al “gotelé” y tenía algunos desconchones. Palpé un interruptor, lo pulsé pero no se encendió ninguna luz. ¿Realmente estaría ciego? No recordaba nada... No sabía lo que había pasado... no sabía donde estaba... ¿Me habrían secuestrado...? Mi corazón empezó a palpitar apresuradamente... en el total silencio en que me encontraba se podían oir perfectamente sus latidos cada vez más acelerados. Mi primera intención fue pedir socorro, pero pensé que antes era mejor averiguar donde estaba. Me quedé parado, de pie, y no se oía nada. Estaba inmóvil sin apenas atreverme a respirar. Me pareció escuchar como un leve ruido que bien podía estar producido por algún pequeño ratón. Dí una palmada y el ruido cesó al instante.  Me pareció percibir un zumbido casi imperceptible que debía provenir de otra habitación cercana. Por la reverberación de mi palmada pensé que la estancia no era demasiado grande. Levanté un brazo, me puse de puntillas y logré tocar el techo, debía medir poco más de dos metros. Mi mano tropezó con una bombilla que colgaba del techo, sin lámpara ni tulipa, estaba fria, lo que me tranquilizó porque ahora sabía que no había luz y que no debía estar ciego.

Me dí cuenta de que en el dedo anular de la mano derecha tenía un anillo. Debía estar casado.. ¿Tendría hijos? No lograba recordar nada. Me palpé la ropa. Por la textura debía vestir un chandal con sudadera y unas zapatillas de deporte. Sin embargo me vino a la mente un traje azul marino, una corbata de rayas rojas y grises y una maletín negro... Pero no lograba fijar mingún recuerdo y la cabeza me empezó a doler de nuevo. 

Avancé muy despacio, cerciorándome de que no iba a chocar con ningún mueble. Al dar un paso tropecé con un recipiente que debía tener líquido, por el ruido que hizo al volcarse. Enseguida me incliné para recogerlo y pude comprobar que era una bidón de plástico, al que se le había caído el tapón. El líquido era disolvente, no lo podía ver pero su olor era inconfundible. Aunque lo levanté rápidamente se había derramado algo del líquido porque mis pies se resbalaban. Con más cuidado llegué a otra pared; allí había una puerta que estaba cerrada. No tenía cerrojos ni pestillos ni se veía ninguna claridad por ninguna de las rendijas del quicio. La golpeé con los nudillos, era metálica, de una sola pieza y debía estar esmaltada porque su tacto era más cálido que el de las chapas sin pintar. Nunca, antes, había tenido que renunciar al sentido de la vista y ahora sentía miedo... No sabía mi nombre; realmente no sabía quien era... Sólo que estaba a oscuras, en un lugar desconocido, con todo el cuerpo dolorido... pero algo más tranquilo porque ahora pensaba que no estaba ciego.

¿Sería médico... o tal vez empresario..? Me vino a la mente la imagen de un coche grande, muy limpio... Sería un magnate de la industria... pero yo iba delante... No, no podía ser taxista... era mejor no pensar....

Pude tocar dos sillas de madera torneada con el asiento de anea; una estantería en la que estaban colocados siete botes que debían de ser de pintura por el tamaño; también pude contar hasta diez cajas de cartón llenas de libros que olían a polvo y humedad, lo que, extrañamente,  me resultaba  familiar. En el centro de la habitación había una mesa cuadrada cubierta con un hule viejo, porque tenía algunos cortes y, no sé porque, pensé que debía ser de cuadros rojos y azules.  Sobre la mesa había un plato con mondas que olían a naranja, un vaso vacio y una botella de plástico sin tapón, que tenía algo de líquido. Puse un dedo sobre la boca de la botella,  la incline y el contenido no me  produjo ninguna sensación. Llevé el dedo a mi boca y era agua. Me atreví a dar un trago para ver si calmaba mis nervios. Estaba caliente y tenía un ligero sabor a cal. 

Junto a otra de las paredes palpé otro mueble que podía ser un banco de bricolage. Encima, en uno de los extremos, una caja de poco más de dos palmos de largo y uno de ancho, que pesaba mucho. Por su tacto frío y su consistencia, deduje que era metálica; además tenía dos asas redondeadas y abatibles. Era, sin duda, una caja de herramientas. En la parte de arriba tenía un cierre que unía las dos partes en que estaba dividida la tapa. Lo quité y la caja se abrió hacia los dos lados dejando que mis dedos fuesen descubriendo los dos pisos de pequeñas estanterías llenas de tornillos, clavos, tuercas, y tacos de plástico. En el fondo había un martillo, tres destornilladores, el más pequeño con punta de estrella, unas tenacillas, unos alicates y otro utensilio alargado con mango de madera que, solo con el tacto, no pude identificar. Lo volví a cerrar y mis manos siguieron la exploración. En la pared, colgados en unos clavos, había una tenaza grande, una llave inglesa, un mazo y .... uno de mis dedos había tropezado con algo punzante. Sentí un dolor agudo y me llevé instintivamente el dedo a la boca. Me salía sangre, sentí su sabor dulzón y esperé a que dejase de sangrar. Busqué en mi bolsillo y lié el dedo con mi pañuelo. Ahora con cuidado fui palpando hasta comprobar que era un serrucho. Lo descolgué. Su hoja era flexible, con los dientes demasiado afilados. El mango era de madera y por el tacto parecía estar muy usado. Lo empuñé y mi dedo índice encontró una pequeña muesca que me resultó conocida... Sí, yo conocía este serrucho... y yo era... claro, yo era Manolo... 

- Desde luego, Manolo, te le llevaba diciendo miles de veces... ¡Tienes que arreglar la cerradura del sótano y tienes que quitar esos cables de la escalera, que te vas a matar un día!... pero tú, como siempre, ni caso... 

sábado, 23 de julio de 2011

LAS CAMPANAS DE LOS SANTOS.


No me gusta el día de los Santos... odio este día; aunque antes era distinto. Antes esperaba con ilusión el día en que estrenaría el abrigo nuevo, las botas hasta las rodillas y la bufanda de lana a rayas marrones y blancas que todos los años me hacía la “yaya”. Cómo ha cambiado mi vida... por eso ahora no puedo soportar el  pesado lamento de las campanas que tendré que padecer hasta que logre dormirme esta noche. 

Este olor, mezcla de café, tabaco y anís, que inunda toda la sala, apesta, pero no me apetece levantarme para llevar las tazas y la copa la cocina. Otro día no daré la tarde libre a todo el servicio... Aunque me gusta la soledad en las tardes lluviosas del final del otoño. Víctor podía utilizar los ceniceros como todo el mundo, pero yo creo que usa el plato del café porque sabe que me molesta. Los restos del puro a medio fumar aplastado sobre los posos del fondo de la taza son el fiel reflejo de mi vida. Nunca me debí casar con él. Toda mi vida es un desperdicio. Seguro que él piensa que si no soy para él tampoco seré para otro hombre. Sabe que no le quiero pero no le importa, sólo me quiere para pasearme cogida a su brazo y presumir de esposa joven y hermosa... pero intocable. 

Esto es agradable. Aquí bajo las faldas de la mesa camilla se está bien. No me apetece leer.. el periódico dice lo de siempre, y aquí en Vetusta nunca pasa nada. Tengo que mandar que cambien ya las cortinas de invierno. Mañana vendrá él de visita, le he mandado recado a la rectoral y me han dicho que vendrá por la tarde, antes de la misa de difuntos... su conversación me calma y su presencia me tranquiliza. Siempre veo en sus ojos esos destellos de luz que me alagan, pero él es tímido y nunca se atreverá a decir lo que siente... a mí e gusta... Nunca pensé que lo llegase a reconocer... Es un sacrilegio... no, no puedo pensar en esto... ¡Ave María! Es una tentación del maligno... Engañar a mi marido es una cosa, pero engañarle con un hombre de Dios... tengo que pensar en otra cosa....

Voy a cambiar todo el vestuario; colores más alegres, aunque se escandalicen esas beatas que tanta envidia me tienen, sí, tengo que cambiar el vestuario... Para las navidades vendrán mis cuñadas... a ellas tampoco la soporto... Tengo que confesar mañana mismo... pero con el párroco...Nunca me atrevería a contarle a él todos mis pensamientos... 

¡Vaya, ya están aquí las malditas campanadas! Parece que este año suenan más graves, más pesadas, más tristes... con más pausa. Aunque estan cerradas todas las ventanas, los tañidos resuenan dentro como si estuvieran en mis entrañas... así suenan a vacío, a vacio y soledad... y también a tristeza... Hoy las campanas de los santos suenan para mí con más melancolía, con desesperación... como diciéndome que estaré aquí recluída hasta la primavera... Hoy las campanas de la catedral tañen para mí, sólo para mí... las campanas de todos los santos vuelven a sonar en la torre de la catedral porque saben que, sólo ellas, pueden hacerme compañía...  

Recordando La Regenta.

jueves, 21 de julio de 2011

LA VERDAD DE TOM RIPLEY

Lo que no contó Mary Patricia Plangman en  “El talento de Mr. Ripley” (Un ejercicio literario)



"Vivía en una pequeña casa cerca del lago a poco más de dos horas, en coche, de la gran manzana. Él se decía que éste era el motivo por lo que la visitaba tan poco, pero eso era porque ya se había acostumbrado a creerse las mentiras que le eran tan fácil urdir.

Era sábado y sabía que le gustaba asistir a los oficios de la iglesia; hoy quería darla una alegría y pensó que acompañándola tendría que dar menos explicaciones de su decisión.

Apenas si era capaz de respirar el aire puro que entraba por la ventanilla entreabierta de su coche, tan acostumbrado estaba a la contaminación de la ciudad y a los ambientes cargados de “Raoul´s” y de los otros garitos donde pasaba la mayor parte de las noches.

Tom, que no era muy dado a los exámenes de conciencia, no pudo evitar que la limpieza de aquella mañana de principios del otoño le trasportase a unos años que ya casi pensaba que había olvidado y se preguntaba qué le había llevado a esta situación.

Visitar a tía Dottie le producía sensaciones contradictorias. Por una parte no tenía que ocultar nada de su vida pasada, pero también tenía que cuidarse muy bien de no hacer referencias a su vida actual, que distaba mucho del cuento de hadas que había creado para ella. Era su única familia y la tenía un profundo cariño, a lo que también contribuía el cheque que cada mes le enviaba, ella creía que para financiar la escuela de contabilidad que tenía para niños pobres en Brooklin.

La sirena de un coche de policía le sobresaltó; no había demasiado tráfico y no tardó en ver cómo le sobrepasaba con sus luces relampagueantes encendidas, sin duda persiguiendo un conductor que se había saltado alguna señal. Ya empezaba a pensar que sus jefes no habían denunciado su continuada apropiación de fondos que había empezado dos años antes y que sólo le había servido para financiar su vida nocturna y algún otro pequeño capricho como el utilitario que ahora conducía. La denuncia supondría a la empresa un descrédito que le podría ocasionar más daño ante sus clientes que el desfalco que él había producido. Tenía que llamar  a Marc para saber si había recibido algún requerimiento judicial, porque no se atrevía a volver por casa por si la vigilaba la policía.

Había pergeñado detenidamente una historia creíble para conseguir el adelanto de la asignación de todo un año. Sabía que la economía de su tía no se iba a resentir por ello, y eso le permitiría disponer de un dinero extra a la financiación que recibiría del padre de Richard para su viaje a Europa. A tía Dottie no le extrañó el cambio de trabajo de Tom, a lo que ya estaba acostumbrada, y su traslado a Italia para organizar la delegación europea de la “Naviera Greenleaf”. Mientras extendía el cheque, porque nunca había podido resistirse al encanto de su sobrino,  pensó cuanto se parecía Tom a su madre, que estaba siempre dispuesta para ayudar a los demás y que afortunadamente no había salido a su cuñado, un vividor embustero y egoista desaprensivo con cara de buena persona, que nunca se responsabilizó de su familia que pudo sobrevivir gracias a ella y del que no había tenido noticias desde que los abandonó dos años antes de la muerte de su hermana.

- Espero que sea de total confianza tu amigo Marc, y que sabrá administrar los fondos de la escuela hasta que tu vuelvas.

Mientras degustaba el pastel de carne y la tarta de manzana que le retrotraían a los años lejanos de su niñez le fue contando a tía Dottie la suerte que había tenido al recibir el encargo de viajar a Nápoles para abrir la delegación de la Naviera. Allí le esperaba el hijo del dueño, su amigo Dickie, que pronto se pondría al frente de todo el negocio familiar, lo que le proporcionaba la gran oportunidad de conseguir un cargo de confianza en la empresa. Estas inmejorables perspectivas le compensaban sobradamente de los inconvenientes de tener que dejar su casa, sus amigos, su trabajo y a ella misma, durante una temporada que ahora no podía precisar cuanto podría durar.

Caía la tarde y vio por el retrovisor de su coche cómo ella le despedía desde el porche de la casa. Se palpó el bolsillo de la camisa donde había depositado el cheque y pensó que ya sólo le quedaba pasar por las oficinas de Mr. Greenleaf para recoger los billetes de avión y la provisión de fondos. Había insistido que en el pasaje figurase como empleado de la comañía en viaje de negocios, para evitar posibles malentendidos con la policía del aereopuerto. Sólo le quedaba comprar lo más imprescindible para renovar su vestuario y esperar hasta el jueves siguiente en que partía en vuelo regular a Roma, donde haría trasbordo hasta Sicilia. Por primera vez, a sus veinticinco años, pensaba que ésta podría ser la oportunidad para dejar de vivir a salto de mata, olvidar a la policía y empezar a labrarse un porvenir; aunque, en realidad, no le importaba demasiado porque él siempre había confiado en su talento innato para sobrevivir en las dificultades".

viernes, 8 de julio de 2011

EL MOLINO DEL BALNEARIO


Se quedó un rato de rodillas delante de la maleta abierta, contemplando perpleja aquella masa heterogénea de prendas. Se decidio a ordenarlas por colores; dabajo las más oscuras, encima las de colores claros. Luego pensó que era mejor colgarlas en perchas y colocarlas en el armario. Las de Carlos a la izquierda, las suyas a la derecha, pero ni así lograba organizar el caos de la ropa que parecía crecer y cada vez ocupaba más espacio en la habitación que iba encogiendo a medida de que pasaba el tiempo. Agotada se sentó en el borde de la cama. Tenía que hablar con Carlos, sería lo primero que haría cuando volviese del paseo. ¿Por qué le había dejado sola? pensó, y de pronto le pareció que todo se iluminaba en su mente. La había traido aquí para abandonarla en el molino. El fuerte olor a naptalina que desprendía las ropas hacía irrespirable el aire de la habitación. Pensó en abrir la ventana pero no se atrevió por si alguien la espiaba detrás de los visillos de las ventanas de enfrente. ¿Por qué su marido quería dejarla? ¿Es que ya no la quería? ¿Se había cansado de ella? Porque sí era su marido, lo decía el pasaporte que él había dejado en la recepción, además ella se acordaba de todos los invitados que había asistido a la ceremonia y de lo guapo que estaba Carlos con su esmoquin. Sin descorrer la cortina acertó a entreabrir la ventana, un soplo de aire fresco le acarició el rostro que se reflejó desvaído en el cristal. Desde allí se divisaba el jardín del que había hablado el maletero; le pareció ver a Carlos vadeando el rio camino del molino. Pensó en bajar en su busca, pero si no tenía el pasaporte ¿Cómo iba a preguntar por él? Sobre la mesilla estaba la llave de la habitación. Preguntaría por el señor de la 92; sí era lo más sencillo. Pero si salía y se llevaba la llave y él volvía ¿cómo podría entrar? Entonces él se enfadaría y en este caso tendría razón porque le había mandado que organizase el equipaje y la mayoría estaba aún sobre la cama. Los zapatos debían colocarse en la parte baja del armario, los sombreros arriba, recordaba que la ropa interior debía ir en los cajones y el camisón y el pijama en las mesillas de noche. En el fondo de la maleta estaba el reloj despertador, se había parado y no tenía ningún otro medio para saber la hora. Debían ser cerca de las siete porque la luz de la tarde se estaba tiñendo de violeta. Junto al reloj, el portarretratos con su fotografía de novios. Ya no habia ninguna duda de que estaban casados. 

Por fín había terminado, todo ya estaba en orden, pero quiso cerciorarse de que todo estaba en su sitio. Abrió el armario, la ropa de Carlos no estaba en las perchas, tampoco estaba en los cajones su ropa interior ni su pijama en la mesilla de noche, aunque ella podría jurar que la había colocado allí solo hacía unos minutos. Seguro que todo tenía una explicación y él se lo aclararía cuando volviese del molino. Él siempre tenía explicación para todo. Él le había explicado porqué tuvo que firmar aquellos papeles para que él se hiciese cargo de todos los negocios cuando murió papá y porqué tenían que casarse lo antes posible aunque a mamá no le parecía bien que ella se casase con el hijo del administrador, a pesar de que era tan guapo. Luego le había explicado porqué no debían salir mucho de casa y porqué era mejor vivir su amor al resguardo de las envidias de los amigos. Ahora también le había explicado lo bien que lo pasarían en el balneario alejados de los problemas de la gran ciudad. 

El cansancio y las emociones de ese día fueron venciendo su resistencia y terminó por caer rendida sobre la cama. La última imagen de su mente antes de dormirse fue la figura de Carlos cruzando descalzo el vado del rio. Ella se prometió que también tenía que ir mañana a ver el molino. 

sábado, 2 de julio de 2011

AFRASIAB, EL ARQUITECTO DE LA REINA.


“Los historiadores griegos llamaron Mesopotamia, que significa “país entre rios”, a un basto territorio que se extendía desde las montañas del Kurdistan, a los montes Zagros y el Golfo Pérsico. Parajes de condiciones climáticas extremas que los ríos Tigris y Eúfrates hacían fétiles y habitables.  Allí vivieron, entre otros, los sumerios, los acadios, los qutu, los semitas y los amorreos. Pueblos que cultivaron las bellas artes, idearon la escritura, fundaron las escuelas, iniciaron la medicina, la farmacopea y la química, impulsaron la religión, y crearon la administratición para ordenar la vida de los ciudadanos.

Allí, hace muchos, muchos años, vivió una gran reina llamada Semíramis, que encargó a su arquitecto la construcción de una gran ciudad que sería la capital del imperio. Así nació Ka.Din-gir.Ra, la gran obra de Afrasiab.

Causó admiración la idea de poner tierras de labor dentro del monumental recinto, para solucionar el problema del abastecimiento de víveres, en tiempos de asedio. El río Eúfrates, que llegaba hasta allí preñado de aguas ricas y medicinales,  atravesaba la población entre dos muelles de ladrillos rojos que se entrelazaban por un majestuoso puente de piedra. Las murallas que circundaban la ciudad tenían 15o torres cuadradas, altas y fuertes como atalayas, y sus miles de habitantes podían acceder a la ciudad por más de cien puertas de bronce, siempre custodiadas por  jóvenes aguerridos.

Pasaron los años y todos los días, a la caída de la tarde, se le veía pasear bajo las alargadas hojas de los acantos, por los maravillosos jardines colgantes que él mismo había diseñado, mientras los últimos rayos del sol iluminaban sus largos cabellos teñidos de nácar. Afrasiab que significa “el hombre que sabe hacer ciudades” era respetado por todos y a sus setenta y dos años,  en la tercera luna del cuarto mes del año del sol, se había desposado con su joven esclava Sefhorat, antigua doncella de la reina, que le había regalado como reconocimiento a su fabuloso diseño de la ciudad.

La bella Sefhorat, hija de un príncipe ninivita caído en desgracia, había sido educada con las prerrogativas de su realeza y encontró en el anciano arquitecto si no el amor, sí el cariño y el respeto de una persona buena y culta que le quiso hacer partícipe de todos sus conocimientos. En tablillas de barro, iba la joven escribiendo todas las enseñanzas de su anciano esposo, para después almacenarlas en los sótanos de la casa. Allí no solo se podían encontrar enseñanzas de arquitectura, de filosofía, de astrología y de las distintas religiónes hasta entonces conocidas, sino también la transcripción íntegra del código de Hammurabi que, desde pequeño, Afrasiab era capaz de recitar de memoria.

Al final de aquel caluroso verano la joven Sefhorat moría en la pira mortuoria de su esposo, después de los quince días de funerales que se celebraron en honor del arquitecto de la reina”.

Cerró el librito de los “Cuentos didácticos de la historia universal”, lo puso sobre la mesilla y encendió un cigarrillo, aunque hacía varios meses que lo pensaba dejar. Tenía la ventana abierta y entre los visillos que movía una suave brisa que llegaba del mar, se extasió con la vista del sol hundiéndose en el horizonte. Siempre, cuando leía el pequeño cuentecito “Afrasiab, el arquitecto de Ka.Din-gir.Ra”, que guardaba desde sus años del colegio y que casi se sabía de memoria, tenía la extraña sensación de revivir un hecho conocido, pero, al mismo tiempo, había algo que resultaba extraño, algo que no coincidía con sus percepciones más íntimas. Como tantas veces, decidió olvidarse y puso la televisión.

Hoy también, el telediario habían abierto con la noticia de la colocación de un coche bomba en Bagdad, y las declaraciones de un lugarteniente de Osama Bin-Ladem; pero además, el corresponsal en Irak anunciaba el hallazgo de un pequeño yacimiento en la ciudad de Uruk, en el que habían aparecido gran cantidad de tablillas de barro de escritura cuneiforme, en un aceptable estado de conservación y que los expertos estaban tratando de datar, aunque los primeros indicios apuntaban a una antigüedad de más de cuatro mil años. Las tablillas se encontraban perfectamente colocadas en nichos excavados en las paredes de roca, en una amplia estancia que debió ser el sótano de un templo o de una casa solariega. En la misma estancia habían  encontrado la tumba de una mujer de avanzada edad, con la inscripción “Shefar” que podía ser su nombre.

Sonia sintió como un escalofrío que le recorrió todo su cuerpo. Era ilógico, pero le parecía estar viendo la estancia. Rectangular, de diez metros de larga por siete de ancha, con las paredes hornacinadas hasta el techo y repletas de tablillas de barro, perfectamente ordenadas por su contenido: Arquitectura, astrología, filosofía... y en los nichos de la pared del fondo, a la izquierda, la transcripción íntegra del Código de Ammurabi... No, no podía ser. Había leído el cuento tantas veces que se había llegado a imaginar los distintos escenarios con todo lujo de detalles... Pero no era eso lo que le había desconcertado; en el cuento se decía que Sheforat había muerto en la pira mortuoria de su esposo y ahora se hablaba del hallazgo de lo que podría ser su tumba, cuando ya era una mujer mayor... y eso sí tenía sentido... Ella no había muerto hasta mucho después, cuando terminó de transcribir todos los conocimientos que le había legado su esposo....

Sin saber por qué, Sonia se vio paseando entre palmeras, sauces y olivos, por veredas de naranjos, granados y manzanos, por caminos cubiertos por las ramas de los almendros, las higueras y los acantos. A su alrededor el cilantro, el sésamo, el comino y la vainilla perfumaban el el aire de los jardines colgantes que había soñado para ella su esposo Afrasiab.

lunes, 20 de junio de 2011

LA AMANTE


A las cinco inició pausadamente el ritual. Ya había colocado el mantel y la vajilla. La cubertería de plata y las copas de cristal que él le había traído de un viaje a Praga. Un candelabro con dos velas aromáticas que encendería cuando él llamase a la puerta. Dejó en el giradiscos el viejo vinilo con los éxitos de los setenta en el que Salvatore Adamo le animaría a ponerle sus manos en la cintura. 
La ducha fue larga, casi ceremoniosa; después impregnó todo su cuerpo con aceite balsámico. Colocó sobre la cama la ropa interior que se había comprado para su cumpleaños pensando en este día. Luego decidió que sería mejor no ponerse nada debajo del vestido de seda que también estrenaba hoy.  A las siete menos cuarto encendió un cigarrillo mientras pasaba revista a los más mínimos detalles. Todo tenía que ser perfecto y él siempre era puntual.
No podía creérselo pero hacía ya dos años.  Ella siempre había dicho que lo suyo era vocacional, porque a los cuarenta y cinco había empezado a pensar que su soltería ya no tenía remedio. Sin embargo, aquella tarde, después de la comida de navidad que daba la empresa, sin saber cómo se encontró sola en aquel bar tomando la penúltima con Miguel, ese compañero más que cincuenton, medio calvo y siempre algo desaliñado, que le confesaba no ser feliz con su mujer. No podía decir que nunca se hubiera fijado en él, pero siempre había respetado su matrimonio. Esa misma noche, posiblemente por las copas, se encontró en la cama con aquel hombre que le declaraba un amor que nunca había percibido en las interminables jornadas de trabajo, aunque sus mesas estaban frente a frente desde hacía más de veinte años.
Y se enamoró. Vivieron un amor sincero pero callado, más bien disimulado, del que nadie se percató. Esa noche era su aniversario y quería preparar una celebración muy especial. Ni más ni menos que la que él se merecía. Miguel no se podía esperar lo que ella le preparaba.
De vuelta a casa había pasado por el super para comprar los últimos detalles. El día anterior ya había preparado lo más importante. Tuvo que revivir sus ya casi olvidados conocimientos culinarios para confeccionar el menú. Como aperitivo, una crema de melón con virutas de ibérico, después una vieira a la plancha con “mousse” de boletus, una sopa de almejas de carril con piñones y una merluza en salsa verde con camarones de la ría de Arousa. De postre un dulce de limón sobre teja de almendra que había preparado ella misma. Para beber había puesto en el frigorífico dos botellas de “Moët de Chandón”, porque la velada se podía alargar. 
Aunque hacía tres meses que pensaba dejarlo, encendió otro cigarrillo. Estaba nerviosa. Sin saber por qué se acordó de Matilde, la mujer de Miguel. La conocía desde que entró en la oficina y habían coincidido en algunas ocasiones. No era guapa, pero en público era cariñosa con su marido. Él le aseguraba ahora que en casa era distinto; que apenas se arreglaba y que ya no le hacía caso; que las relaciones se habían espaciado tanto que ni había sospechado lo suyo. No quería pensar en ella, pero no lograba quitársela de la cabeza. 
- Miguel le habrá dicho que tenía que salir a cenar con unos clientes, que han venido fuera para firmar un contrato y ella se lo habrá creído. Miró el reloj. Las siete y cuarenta y dos, y habían quedado a y media; será el tráfico, pensó. 
Todo estaba en orden, pero lo comprobó de nuevo... el tocadiscos, las velas... se puso unas gotas de perfume en el cuello... eran las siete y cincuenta y ocho.
Cuando se acostó la primera vez con Miguel ya no era virgen, pero casi. Solamente lo había hecho con un novio, demasiado inexperto que tuvo cuando era muy joven, y de aquello no guardaba muy buen recuerdo. No acertaba a determinar si fue por este fracaso o por la estricta formación religiosa que le había dado su familia, el caso es que nunca le perdonó que no hubiese respetado su inocencia y terminó por dejarle. Durante mucho tiempo vivió desengañada de los hombres, no sentía ninguna atracción; llegó a pensar que podía ser lesbiana, pero tampoco le atraían las mujeres. Se centró en el trabajo donde colmó todas sus aspiraciones personales. Tenía bajo su mando a cinco empleados a los que trataba con deferencia, pero siempre procuraba dejar bien claro quien mandaba. En las reuniones de amigas presumía de no estar predestinada para lavar los calzoncillos a un marido. Ahora, con Miguel, todo había cambiado. Él era experto y delicado, sabía hacer bien las cosas. Siempre la sorprendía con esos pequeños detalles que a ella tanto le gustaban. Ahora ya no podría pasar sin sus caricias. 
Eran las ocho y veinte. Se asomó a la ventana y el tráfico era fluido. Encendió el último cigarrilo de la cajetilla. Volvió a mirar el reloj, eran las ocho y veintidós... 
De nuevo la imagen de Matilde rondándo por su cabeza. Ella no tenía la culpa de nada. Posiblemente no sospechaba nada; a lo mejor estaba totalmente ajena a lo que le estaba ocurriendo... O sí lo sabía y disimulaba. Seguro que sufría, pero no quería organizar un escándalo para no lastimar a sus hijos. Y mientras ella, aquí, preparando una fiesta sin sentir ningún remordimiento.Todavía no se explicaba cómo al principio, pudo desoir su conciencia, cómo no tuvo ningún escrúpulo para destrozar un matrimonio, cómo pudo abdicar de todos sus principios. No se había atrevido a decírselo a sus padres, y no paraba de repetirse que también ella tenía derecho a la felicidad. Lo de Miguel era otra cuestión. Ella era libre, pero él no. Había dado su palabra a una mujer de amarla hasta la muerte y además tenía tres hijos... No, él no había sido consecuente con sus promesas ni con sus responsabilidades... 
Se decidió a llamarle al móvil, aunque a él no le gustaba. Estaba apagado o fuera de cobertura. Incluso marcó el número de su casa pero colgó inmediatamente sin decir nada cuando oyó la voz de su mujer. No sabía qué hacer. Si había tenido una accidente, ella sería la última en enterarse. No podía hacer nada. Sólo esperar.
Tenía puesta la televisión pero se podía concentrar. Apenas resistía un par de minutos sentada en el sofá. Se le estaba arrugando el vestido y pensó que sería mejor quitárselo. Cuando se desvistió ante el espejo, no se conoció,  se vio fea y se avergonzó de su cuerpo desnudo, se puso rápidamente el camisón de franela y la bata. Esta sí era su imagen.
- ¿Le habrá pasado algo? Su mujer estaba en casa... a lo mejor él también estaba allí. Habrá surgido algún imprevisto que le ha impedido salir...
 Los pensamientos se iban sucediendo vertiginosamente, haciéndose cada vez mas incoherentes.
- Él no tenía derecho. No ha sido honesto con ella. Había jurado amor para toda la vida y no le importó traicionarla. No, Miguel no había sido honesto con su mujer... ni responsable con sus hijos. Un hombre cabal nunca se comporta así. ¿Cómo estaba tan ciega para no darme cuenta? 
Ahora lo tenía diáfanamente claro, se había aprovechado de ella sólo para satisfacer sus más bajos instintos y estaba absolutamente segura que no llegaba porque se había arrepentido. 
- Las ocho y cincuenta y siete. Ahora se lo estará diciendo a su mujer; se lo estará confesando todo... Seguro que ella le perdona, porque las mujeres siempre terminan perdonando... 
Rebuscó por todos los cajones pero no encontró ninguna cajetilla de tabaco. Tampoco en los bolsos que iba volcando sobre la cama. No tuvo más remedio que refrescarse la cara sin importarle el maquillaje. Cuando se miró en el espejo le asustó la mirada de odio que vio en sus ojos. Era el único sentimiento que ahora tenía por Miguel. Sonó el teléfono. Corrió hasta el salón, pero sólo fueron dos tonos de llamada. 
- ¿Diga?
Habían colgado y la llamada era de un número oculto.
- ¡Es un cobarde! No se atreve a dar la cara... ahora estará riéndose de mí...
Se dejó caer sobre el sofá aún con el teléfono en la mano. 
-¿Pero qué me está pasando? ¿Me estoy volviendo loca? Seguro que cuando llegue, todo tendrá una explicación lógica... tengo que serenarme...
Eran las once y cincuenta y dos; hacía dos horas que lloraba desconsoladamente, arrebujada sobre la cama, cuando el sueño y la angustia la vencieron. 
El no había venido. La causa sólo podría paliar o agrandar el dolor, pero mañana ya nada sería igual. Hoy se había cerrado un corto paréntesis de sólo dos años.

domingo, 12 de junio de 2011

LOS DESPERTARES DE ANITA.

Eran los pasos de mi padre arrastrando las zapatillas por el pasillo. O,  tal vez, la rendija que se encendía debajo de la puerta de mi alcoba. Posiblemente era el penetrante silvido de la cafetera con olor a pan tostado. Yo me despertaba con nada.

Primero creía que estaba soñando, luego era el timbre del despertador que enseguida se ahogaba sin apenas haber sonado. Sentía frío y entonces oía el agua correr y la maquinilla de afeitar. Después llegaba la suave caricia del olor a “Flöit” que, sólo entonces, hacía tersa la cara de mi padre. Cuando llegaba de trabajar por la noche ya era áspera y no me gustaba besarle. Era el momento de llamarle.

- Ven “papi”, estoy ya despierta.

En mi casa, muy de mañana, hacía frío, pero mis sábanas estaban cálidas y a mí me gustaba arrebujarme haciéndome un ovillo diminuto que casi desaparecía en la cama. Su silueta se dibujaba en el quicio de la puerta que ahora se hacía luminoso, agrandando su formidable figura que se acercaba para regalarme el primer beso lleno de frescor.

-Vamos, nena, que aún es muy temprano y tienes que dormir...

Pero era en vano, aunque a mis años me daba ya un poco de vergüenza, tenía que cogerme arropada con la manta y llevarme a la cocina. Me gustaba sentirme protegida por sus brazos, en mis ojos se podía leer la sensación de triunfo cuando veía a mi madre afanada preparando la mantequilla y las tostadas para el desayuno, con el pelo aún revuelto, los ojos hinchados de no haber dormido bien, la bata acolchada con el esquijama verde asomando por debajo y las zapatillas de paño. Entonces yo era la princesa y ella la reina destronada, aunque  me obsequiaba solícita, con con un sonoro beso en la mejilla, mientras me preparaba la rebanada de pan untada con mantequilla y mucho azúcar como a mí me gustaba.

Mi padre se tomaba el café con prisas y la tostada casi de camino al garaje, era mi madre quien me hacía volver a la cama todos los días. 

- Mira, Eduvigis, tenemos que tomar medidas con la niña, no se puede permitir el jubileo que tenemos todas las mañanas.

- Hay que tener paciencia, esto pasará en unos días. Tenemos que ser comprensivos, desde que llegó el hermanito lo está pasando muy mal; es una niña muy sensible.

Mi vida había cambiado desde que llegó el pequeñajo. Yo me tenía que acostar temprano y él se quedaba hasta que le daban el biberón de las doce. Yo dormía en mi habitación, que era muy bonita, sí, pero él dormía en la cuna en el dormitorio con mis padres. Era muy feo y no tenía pelo y, además, le vestían con unos faldones horrorosos que parecía un muñeco; pero de los feos. Me dijeron cuando llegó del hospital que me traía un regalo, pero a mí no se me compra con unos vestiditos para la “Barby”; no he jugado nunca con ellos...

Lo que tampoco puedo soportar es aquello de “pero tu eras más guapa”, “él sólo es un llorón” “tu, de pequeña, eras mucho más mona”. Yo sé disimular muy bien y estoy segura que no se dan cuenta, pero estoy muy triste porque ellos quieren más al renacuajo. 

Él centra ahora toda la atención. El biberón cada tres horas, el baño, el cambio de pañales, las visitas... sobre todo las visitas... y los regalos. La verdad es que la mayoría son frascos de colonia, jabón y unos pijamitas horrendos, pero mi tía Elvira le trajo un cubierto de plata que no me dejan usar, porque lo tienen guardado en un estuche azul de terciopelo para cuando sea mayor.

Menos mal que yo tengo ya otras inquietudes. Pero han sido años de ser hija sola, de ser el centro de atención de toda la familia, de ser el ojito derecho de papá y el caprichito de mi madre. Ahora se terminarán las sesiones, largas y plácidas en las que ella me cepillaba el pelo hasta dejarlo liso y sedoso; ya no tendrá tiempo para jugar conmigo a las comiditas ni me leerá más cuentos. Papá querrá llevarle al fútbol y le comprará una bicicleta pequeña de montaña, como la suya, para salir de excursión los sábados por la mañana... Todo ha cambiado ya.

- Anita, es para ti.
- ¿Quien es?
- Espera.... dice que es José Ángel, un compañero del Instituto.
- Dile que ahora mismo me pongo...

Mañana ya no le llamaré de madrugada y mi padre, por fin, podrá respirar tranquilo porque sabrá que ya he despertado de mi niñez.

sábado, 4 de junio de 2011

EL RETRATO DEL SALÓN.



Desde pequeña había soñado con ser la Gioconda, o al menos verse inmortalizada por un gran artista, pero al principio él se resistió. Sólo su insistencia y la recomendación de su amiga Fifí, le hicieron cambiar de opinión.

Fueron sesiones interminables en las que el olor a linaza y trementina se mezclaban con el del incienso que se consumía lentamente en la palmatoria de esmaltes sobre la chimenea.

Aunque sólo quería un retrato para el salón de su nuevo chalet, él la sugirió que debía posar con el torso desnudo, sólo cubierta por un tul trasparente que de vez en vez se resbalaba sobre su piel acostumbrada a los rayos “uva”. Estaba prácticamente desnuda pero el ambiente era morbosamente cálido y acogedor. Ella se entretenía acariciando el terciopelo rojo del sillón en que pasaba las horas, apenas sin moverse, con la vista perdida en la ventana ante la que desfilaban nubes de formas caprichosas, mientras sonaba machaconamente “La primavera” de Vivaldi y los cubitos de hielo se iban desvaneciendo en el güisqui, formando condensaciones de agua en el exterior del vaso de cristal de Bohemia.
  
Durante todo ese tiempo sólo veía el envés del lienzo, apoyado en el caballete, y los ojos escrutadores del artista, que nunca demostraron el menor atisbo de un interés que no fuese el artístico, a pesar de la ostensible sensualidad de su cuerpo, que difícilmente dejaría impasible a cualquier otro hombre. Aún cuando se acercaba a ella para modificar su postura, el tacto de sus dedos era frío y aséptico, y esa sensación permanecía, indeleble en su rostro, mortificando su vanidad femenina.  No la permitió ver la obra hasta que estuvo terminada. Era el pintor de moda y muy cotizado, pero ella se lo podía permitir porque su marido había llegado a director general de una multinacional belga.

La inauguración del chalet fue todo un acontecimiento social. Varias revistas enviaros reporteros para cubrir el acontecimiento e, incluso, el canal Cosmopólitan mando sus cámaras para hacer un amplio reportaje. Cuando llegaron los invitados, entre los que había representación de las artes, las letras, el deporte, la política, los negocios y de los más influyentes sectores de la sociedad nacional e internacional,  quedaron admirados no solo por la magnificencia del coctail preparado por Sergi Arola, sino también por la armonía del conjunto que había sido decorado por la más exclusiva firma de interiorismo de Bruselas. Sólo desentonaba aquel horrendo retrato de la anfitriona.

sábado, 2 de abril de 2011

UNA CLASE EN EL TALLER LITERARIO.

Los trabajos que se hacen en un taller literario son lo que yo llamo "trabajos forzados". El alumno está obligado a realizar los ejercicios literarios que propone el profesor. El alumno está obligado o forzado a tener que poner su inspiración al servicio de un ejercicio de tema impuesto.
Como ejemplo, esta clase -real- de mi taller literario:

Y os voy a contar lo que fue una de esas clases. En primer lugar, la profesora propuso componer frases donde se utilizasen  los sinónimos:
BLANCO. NIVEO Y ALBO.
“El forro polar blanco de la muchacha apenas si se distinguía en aquel níveo paisaje invernal en que se había convertido la campiña, ayer reseca y árida, y ahora deslumbrante por el albo resplandor de la nieve que había caído durante toda la noche anterior”
.
COMER. INGERIR Y TRAGAR.
“Aquella mañana su madre tardó demasiado en preparar la comida y cuando le llamó para comer, el hambre le hizo tragar los alimentos con unas ansias desconocidas. Su madre le regañó porque no eran esas las formas con que debía ingerir la comida un jovencito con la educación que él había recibido”. 

PIEL. EPIDERMIS. PELLEJO y CUTIS.
“Desnuda, delante del espejo fue hidratando su cutis con la crema que había comprado en la farmacia. Toda la piel de su cuerpo estaba tersa después del largo y reconfortante baño de espuma que se terminaba de dar. Hoy había tenido tiempo hasta para aplicar la crema exfoliante en los pies y librarse de esos antiestéticos pellejos que a veces le aparecían en los talones. Cuando se empezó a vestir, el roce de la blonda de su ropa interior con su epidermis la trasportó a ensoñaciones, que hasta ahora nunca había experimentado”.

Luego propuso INVENTAR PALABRAS:
“El mensaje del móvil lo decía bien claro: "Donde siempre; cuando luciernagueen las bombillas, litronearemos hasta que empiece a lucear la mañana. Iremos embiciclados. Te esperan tus compadreros".
Luciernaguear: Encenderse. Tener luz, como las luciérnagas.
Litronear: Hacer la "litrona" con los amigos. Beber con los amigos y colegas.
Lucear: Empezar tener la luz.
Embiciclado: Montado en la bicicleta.
Compadrero: Más que compañero, compadre.

Por último, partiendo de que existen dos niveles de lenguaje:
EL DESCRIPTIVO, como: CAMISETA CON MANCHAS. ATASCO DE COCHES. AMANECER. DOLOR DE CABEZA. BOCA SECA. AMOR INFIEL.

Transformarlo e  lenguaje EXPRESIVO:

“No sabía cómo iba a justificar aquella camiseta llena de lamparones de barro”.(CAMISETA CON MANCHAS)
“El viaje era corto pero parecía que todos los conductores se hubieran puesto de acuerdo para salir al tiempo a la carretera. Y además, los primeros rayos del sol hacían casi imposible la visibilidad de los que se dirigían al levante, lo que ralentizó más si cabe la marcha de los coches”.(ATASCO DE COCHES. AMANECER)
“Posiblemente fue el sol, o quizás que no había dormido la noche anterior, pero se encontraba francamente mal. Estaba a punto de explotarle la cabeza y su lengua que parecía de estopa reseca se le pegaba al paladar y, allí en el coche, no tenía una mala botella de agua que llevarse a la boca”.(DOLOR DE CABEZA. BOCA SECA)
“Eso era lo que ella se decía, pero sabía en su interior que no era la verdad, al menos toda la verdad;  la realidad es que él había estado con otra y ella lo acababa de descubrir después de espiarle toda la noche, escondida entre los setos, bajo la ventana de aquel chalet”.(AMOR INFIEL)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

EL ENDOCARPIO DORADO (Un cuento subrealista)

A punto de inciar las vacaciones, quiero dejaros un cuento subrealista que escribí hace un tiempo. Espero que os guste, aunque sea un poco raro. Lo titulé, como habéis visto: "El endocarpio dorado".

"Andaba yo contando hormigas, sentado en los arcenes del mar, cuando mis padres decidieron que aún era tiempo de aprender y que a mis años no podía ir por ahí, despilfarrando alegremente mi vida. De nada valieron mis protestas ni mis argumentos. De nada valió mi excelente currículum profesional ni que contase con el aval de una bien ganada jubilación. Al día siguiente, mi nieto pequeño me acompañó hasta la puerta del colegio donde esperaba el profesor que era un enano melancólico, con tirabuzones en el pelo y subido en unos zancos de madera que le daban una cierta prestancia y autoridad. A mí me habían puesto el uniforme de coracero austriaco, aunque ya me quedaba un poco estrecho y algo corto de mangas. Como era el primer día de clase nos fueron colocando en los pupitres y a mi lado sentaron a un señor de Puertollano que, de pequeño, emigró con su familia a Nueva York, donde fue fabricante de pelotas de ping-pong, hasta que se arruinó en la recesión de los años veinte; entonces se dedicó a salteador de caminos, oficio que le proporcionó un cierto renombre y unos cuantiosos beneficios que aún hoy le permiten vivir holgadamente a pesar de no tener pensión de la Seguridad Social.
El director que también era enano pero que medía cerca de dos metros y medio, nos recalcó la importancia de atender las explicaciones del maestro que nos serían de gran provecho para el día de ayer. Nos puso como tarea, para esa mañana, aprendernos los reyes godos por orden alfabético y sacar los primeros quinientos treinta y seis decimales del número “PI” y nos dijo que si alguno tenía tiempo, podía entretenerse memorizando los afluentes del río Amazonas con el nombre de los hechiceros de los pueblos de la vertiente austral.
Justo detrás de mí, se había sentado una niña con trenzas de macarrones rizados y lazos de bizcocho de soletilla que no paraba de darme toquecitos en el hombro derecho. Yo, al principio, no me atrevía a volverme por si me veía el enano que continuaba subido en sus zancos mientras se atusaba los tirabuzones; después pensé que yo le debía gustar porque cada vez era mayor su insistencia, luego supe que solo quería una de las hombreras de mi casaca de coracero, que era de color escarlata y estaba bordada con hilitos de oro que parecían espaguetis dorados.
El que fabricó pelotas de ping-pong en Nueva York, como estaba acostumbrado a infringir la ley, nos invito a la niña de las trenzas y a mí a escaparnos de la escuela cuando saliésemos al recreo. Cogimos uno de los camellos que siempre merodean por la puerta de los colegios y nos dirigimos a un pequeño bosquecillo de saúcos que estaba a las afueras del campo. Como aquel era año bisiesto y se habían disuelto las cortes para celebrar nuevas elecciones, las nubes se habían declarado en huelga y la floración del saúco venía con retraso por lo que apenas si pude encontrar alguna sayuguina blanca para regalársela a la niña de las trenzas que ya se había hecho mi novia.
El salteador de caminos, sin disimular sus celos, dijo que había encontrado para ella una preciosa nuez moscada con endocarpio dorado y los cotiledones de oro y chocolate, lo que suponía un asombroso portento; porque ya se sabe que la nuez suele tener un endocarpio duro, pardusco, rugoso y dividido en dos mitades simétricas, que encierra dos cotiledones gruesos, comestibles y oleaginosos, pero nunca hasta ahora se había visto un endocarpio dorado y muchísimo menos con unos cotiledones de chocolate y bañados en oro de dieciocho quilates.
Ella, en tanto yo buscaba la flor blanca del saúco, que solamente los más eruditos saben que se llama sayuguina, se conformó con la nuez de endocarpio dorado, que había encontrado el emigrante manchego y después de darle las gracias, la colocó en la hombrera que yo le había regalado y que ahora, puesta boca arriba, parecía un tálamo nupcial.
Nuestra aventura terminó pronto porque un escuadrón de lechuzas, montadas en patinetes de andar por casa, nos descubrió y no tardaron en avisar por telepatía sin hilos, al enano gigante que hizo sonar la sirena de la escuela y mandó al cuerpo nacional de buscadores de causas perdidas para que nos diesen alcance.
Nosotros nos escondimos debajo una de las mitades del endocarpio hasta que pasaron de largo nuestros perseguidores, y sin perder más tiempo, regresamos en un tiovivo que tenía elefantes con los colmillos de mazapán, unicornios cojitrancos, un caballo percherón de cartón policromado,  naves espaciales con el fuselaje de caramelo y un coche de bomberos tirado por una reata de llamas amaestradas.
Afortunadamente, llegamos al colegio antes de que mi nieto fuese a recogerme, por lo que mis padres nunca llegaron a enterarse de mi travesura, y están maravillados de que a mis años demuestre tanto interés por aprender y no me tengan que despertar por las mañanas para ir a la escuela donde, ellos no lo saben, me espera la niña que me pidió la hombrera de mi casaca y que todas las mañanas me invita a desayunar lazos de bizcocho de soletilla, que están deliciosos".

Nota: Con este cuento quiero también felicitar a dos parejas que celebran hoy su aniversario de boda. Pareceser que son felices a pesar de llevar ya más de cuarenta años juntos. Felicidades.

martes, 11 de mayo de 2010

UNA CRÍTICA DE LOS VELOS DE LA MEMORIA.

Un amigo, me manda esta crítica de mi novela "Los velos de la memoria".

"Querido Manuel: ¡Gracias por tu libro!
Hasta ahora he eludido, deliberadamente, hacer comentarios sobre él para leerlo tranquilamente, sin precipitación y con la debida atención.
No creo, por otra parte, que estés impaciente por conocer mi opinión. No soy crítico literario, y por supuesto, ni escritor; la Literatura es sólo… mi gran pasión. Por otra parte casi no sé cómo abordar el delicado asunto de "opinar alegremente" sobre el libro que yo no habría podido escribir.
Lo que sí sé es que debía corresponder a tu regalo y no he encontrado mejor forma que leerlo con atención.
En la novela histórica, me interesan ambas parte: la historia y la ficción. Comentaré, en primer lugar, la historia real de este tipo de relatos que, en términos generales, siempre he considerado menos valiosa y meritoria que la ficción ya que siempre resulta fácil echar una mirada al "Espasa" y ver qué dice a propósito de la época en que el autor sitúa la acción. Pero la parte histórica de tu libro se agradece sobremanera, ya que versa sobre la "intrahistoria" de un lugar concreto, apartado y extraordinariamente vivo, que sale a la luz gracias a tus propias investigaciones. Ya sé que te habrá costado tus buenos ratos metido entre legajos, pero no pienso apiadarme de ti, pues imagino lo mucho que habrás disfrutado y me alegro. Pero el resultado: una documentación original, precisa y vibrante. Ha merecido la pena.
Otra cosa es la parte creativa de la novela histórica (la literatura de ficción, en general) que a mí me parece siempre muy mala, aceptable otras veces y buena... en muy pocos casos. Pero nunca resiste la comparación con la "vida real". Siempre he pensado que no hay más que coger un manual de historia para percibir que el relato de las vicisitudes del paso del hombre a través de los tiempos, no habría podido ser imaginado por la mente más fecunda.
Pues bien: en muchos momentos, tu relato de ficción se confunde con el histórico; se lee, sin que nos demos cuenta, como historia real. Los personajes son reales, y están vivos. Una pequeña joya de 178 páginas. Te ha salido redondo.
Has escrito una saga. La historia de tres generaciones a lo largo de casi un siglo. ¿Es ésta "tu novela" o es "la nuestra"? Me explico: una historia novelada y llena de personajes, en un momento histórico vibrante y… ¿ciento noventa y ocho páginas? Ésta, es la novela que podemos leer fácilmente, sin que tengamos que dedicarle mucho tiempo y con una extensión adecuada como para poder presentarla a algún concurso literario. Una novela fácil para nosotros. Es, por tanto, "nuestra novela". Pero: hecha con una pasión, minuciosidad, documentación y detalle que merecerían más espacio. ¿Sería ésa "la tuya"? ¿La de ochocientas páginas, pongamos como ejemplo? Tampoco quiero echar las campanas al vuelo. Es solo tu primera novela. Prefiero ser cauto y… esperar a la "segunda".
En cualquier caso… ¡ya no tendrías que editarla! Sólo DISFRUTARLA ¿No te parece? (Me refiero a la de ochocientas páginas).
Un abrazo. Nos vemos pronto".

Debéis tener en cuenta el detalle de que es amigo mío.
Nota: Aprovecho para informar que si alguno quiere leer toda la novela sin tener que ir buscando capítulo a capítulo, solo tendrá que poner "NOVELA" en el recuadro superior izquierdo donde hay una lupa. Le saldrán todos los capítulos por orden inverso.

jueves, 7 de enero de 2010

EL DÍA 10 DE ENERO DE 2010:ACONTECIMIENTO EDITORIAL EN CHINCHÓN.

El domingo, día 10 de enero de 2010 va a tener lugar un acontecimiento editorial no demasiado frecuente en la literatura española.



A las 6 de la tarde, en el Museo Etnológico “La Posada”, en el número 5 de la calle de Morata de Chinchón, tendrá lugar la presentación privada de la novela “Los Velos de la Memoria - Historia del Solar”, de la que es autor Manuel Carrasco. La presentación estará a cargo de Milagros García, escritora galardonada y ex-profesora del Taller Literario de la Biblioteca de Chinchón.

De esta novela, que desde el pasado tres de octubre se viene publicando semanalmente, por capítulos, en este blog; se ha realizado una edición restringida de sólo 95 ejemplares, con los que el autor va a felicitar el año nuevo a sus amigos, quienes podrán conocer el desenlace de la trama inmediatamente; los demás tendrán que seguir esperando la publicación de los capítulos siguientes, que se reanudarán, como ya se anunció, el próximo día 9 de enero.

Se da la circunstancia de que el autor nació hace 65 años en la casa donde está ubicado el museo. Del acto tendrán cumplida información gráfica.

viernes, 10 de julio de 2009

EL VIERNES 17 DE JULIO, SE CLAUSURA EL TALLER LITERARIO DE LA BIBLIOTECA DE CHINCHON.


El viernes día 17 de julio próximo, a las 8 de la tarde, en la Biblioteca “Petra Ramirez” de Chinchón, tendrá lugar la clausura del Taller Literario que se ha celebrado durante este curso, bajo la dirección de la escritora Milagros García.

En este mismo acto será presentado el número 7 de la revista “Totum Revolutum” que con el título de “LETRAS” recoge una muestra de los trabajos realizados en el Taller, durante este ejercicio.

Este es el índice de la revista:
Milagros García:Presentación
Manuel Carrasco: ¡Y el ganador es ...! y Un perro hidalgo.
María del Carmen López Jaraba: ¿Qué? Y Vaciando el cajón
Gloria Vega: La burbuja Y El viajero árabe
María Jesús Frutos: Poniendome surrealista Y Para la Lolita de Navokov.
Conchi Olivar: El corazón delator (E.A.Poe) Y Ficcionario.
Katia Spiewak: Casa Usher
Carola Labourdette: Estado confusional Y Tecnicolor.
Estrella Benito: Coleccionista de Ángeles Y El funcionario nº 37.
Juan Luis Menor Pérez: Lo que más me gusta del mundo.
Ana María García Montes:Entre viejos.


La entrada es libre y gratuita, y están invitados a esta fiesta-clausura todos los aficionados a la literatura, a la escritura y a la lectura. Como fin de fiesta, todos los años, Pepe Zumel, el bibliotecario y coordinador del curso, nos suele preparar un pequeño piscolabis, aunque lo más importante es el buen ambiente entre todos los asistentes.

Os esperamos a todos los que estéis interesados.

jueves, 28 de mayo de 2009

E-NANOCUENTO CON IMAGEN


Estaba viudo, había alcanzado la cima de su carrera profesional y era rico. Sus hijos eran ya mayores y sus nietos apenas si se acordaban de él, como no fuera para sacarle dinero.


Ella era joven. Tan joven que casi la doblaba la edad... y bonita. Como era viejo pero no lelo, sabía por qué se acostaba con él, aunque ella sabía mentir muy bien.


Un día se casaron y a ella se le olvidó mentir.

lunes, 18 de mayo de 2009

CURRO CAMACHO, CABO PRIMERO. (cuento)


Las manifestaciones anunciadas en la universidad y las protestas obreras convocadas por una nueva fuerza sindicalista autoproclamada “Comisiones obreras”, aconsejaron al gobierno tomar medidas cautelares: se ordenó la alerta del ejército y se prohibió que ningún soldado saliese de los cuarteles.
Aunque era final de mes y el Cabo primero Camacho había cobrado su paga, no pudo salir para echar el polvete mensual y tampoco se atrevió a meter a la “Puri” en el batallón, como había hecho en otras ocasiones, porque todos los oficiales dormían en el cuartel. Tuvo que contentarse con emborracharse en la cantina y dormir la mona hasta el toque de diana del día siguiente.Pero emborracharse en el cuartel no era lo mismo. Allí tenía que guardar la compostura, aunque no fuese nada más que para mantener el prestigio ante los superiores.
Eso, al menos, era lo que había aprendido desde pequeño, cuando su padre se esforzaba en trasmitirle los valores castrenses, que él reducía solo a dos:- El primero, soportar con estoicismo las putadas que te hagan los jefes, y el segundo, putear a discreción a los subordinados.Era el segundo el que mejor había asimilado y no dudaba en ponerlo en práctica cuando tenia ocasión. Francisco Camacho, a quien desde pequeño llamaron Curro, había nacido en Larache.
Su padre era un brigada de trasmisiones que tuvo que casarse con una joven nativa porque la había embarazado y fue la única salida que tuvo para evitar la venganza de la influyente familia de Zulema, que fue la madre de Curro. De ella heredó un carácter débil y acomodaticio, su indolencia y su tez cetrina. De su padre heredó su escasa estatura, su incipiente alopecia, su tendencia a engordar y el servilismo interesado en el trato con los mandos. No sabría determinar de cual de los dos heredó el hirsuto bigote que lucía orgulloso y que le confería un aspecto amenazante que llegaba a atemorizar a los reclutas, aunque con los veteranos era ya distinto.
Cuando volvieron a la península hizo un curso mecanografía, en el que desmostró una cierta habilidad alcanzando las 275 pulsaciones por minuto que le facilitaron la entrada en una gestoría donde permaneció hasta que ingresó como voluntario en el cuartel donde servía su padre.
Poniendo en práctica el primer valor castrense que le había enseñado su progenitor, pronto se granjeó el aprecio de los suboficiales de la Compañía que supieron aprovechar sus conocimientos de oficina para que les hiciese los trabajos para los que ellos no estaban preparados. Luego llegó el curso de cabo y después el de cabo primero que aprobó con buena nota, destacando los instructores su actitud de servicio, su acatamiento de las órdenes, sus dotes de mando y su innegable espíritu militar, sin duda heredado de su tradición familiar.
Cuando llegó la hora de licenciarse no tuvo dudas en pedir el reenganche. El sueldo era menos de la mitad que en la gestoría, pero aquí tenía solucionado el vestuario, la comida, el alojamiento y, sobre todo, oportunidad de promoción.
Y poco a poco le fue tomando el pulso a la vida cuartelaria. Tenía una novia desde que llegó a Madrid, que había conocido en un guateque. Era la “Puri”, trabajaba de “chacha” en casa de un notario, era muy cariñosa y se dejaba querer porque decía que echaba de menos las caricias de su madre, a la que solo veía una vez al año cuando la daban vacaciones y volvía a las fiestas del pueblo. Desde su ascenso a cabo primero tenía un cuarto, junto a la Compañía, donde había había reunido todas sus pertenencias y había formado lo más parecido a un hogar.
Un día les sorprendió allí el sargento mientras se revolcaban en la cama. Ella estaba desnuda, él sólo tenía puestos los calcetines y no tuvo más remedio que invitarle a unirse a la fiesta. Desde entonces, de vez en cuando, el Cabo Camacho organizaba pequeñas orgías a las que eran invitados los más allegados que podían pagar las cien pesetas en que había cifrado los favores de la Puri.
Aunque los beneficios los capitalizaba él, procuraba tener pequeños detalles con ella, para que que no decayese su entusiasmo en elevar la moral de la tropa. El teniente Colmenero que era el encargado de la instruccion teórica de los reclutas, había delegado en él la enseñanza del armamento. El sol implacable del agosto de Madrid caía sobre los campos de entrenamiento del Cuartel de la Academia Auxiliar Militar en Villaverde.
El cabo primero Camacho se empeñaba en enseñar a los reclutas las partes del mosqueton. A fuerza de repetirlo se lo sabía de memoria y se vanagloriaba repitiéndolo varias veces con tono prepotente. La mayoría lo aprendieron con solo oírselo un par de ocasiones. Pero él sabía a quien tenía que preguntar. Un pobre muchacho con cara de bobalicón intentaba camuflarse detrás del tronco de un arbol bajo cuya sombra se había formado la clase de teórica. No se libró y no había logrado aprendérselo. Se mofó, se rió, le ridiculizó y le castigó a dar diez vueltas al campo de fútbol, a paso ligero y a pleno sol. Eran las cuatro y media de la tarde del verano en Madrid. Nadie se atrevió a interceder por el muchacho, incluso algunos se reían tambien.
Sólo cuando cayó desmayado, la mueca altanera de su cara se cambió en temor y permitió que le llevasen a la enfermería. Todo quedó en un susto, pero el teniente Colmenero informó al Coronel. El cabo primero Camacho tuvo que licenciarse y así se truncó una prometedora carrera militar.
Afortunadamente aún estaba vacante el puesto de mecanógrafo de la gestoría, en el que además de archivar, hacer los recados y llevar el correo, tenía asignado la función de servir el cafelito de media mañana.

viernes, 15 de mayo de 2009

E-NANOCUENTO CON IMAGEN



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-De 23 a 28 años y desde 167 centímetros de altura.

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-Sueldo fijo más incentivos, a convenir según valía. Fácilmente superables los 600 euros mensuales.

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Las interesadas deberán presentar "currículum vitae" al señor Antonio de la Carnicería "Casa Eustaquio" en la plaza Mayor del pueblo.

ESTAS SON LAS ÚLTIMAS ENTRADAS

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MIS EDICIONES MUSICALES

MIS EDICIONES MUSICALES
SENTIRES. Canta Mª Antonia Moya. Edición remasterizada. 2012. Incluye las canciones siguientes:

AVE MARIA

AVE MARIA
De Schubert. Canta María Antonia Moya, acompañada por el Maestro Alcérreca. 2011. Para escucharlo, pinchar en la image.

LA TARARA

LA TARARA
Canta Maria Antonia Moya. Si quieres escuchar la canción, pincha en la imagen

LOS PELEGRINITOS

LOS PELEGRINITOS
La canción de Lorca, cantada por María Antonia Moya, con imágenes de Lucena (Córdoba) Para escuchar la canción pincha en la imagen.

EN EL CAFÉ DE CHINITAS

EN EL CAFÉ DE CHINITAS
La copla de Lorca, cantada por María Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. 1986. Para escuchar la canción, pinchar en la imagen

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE
Maria Antonia Moya canta el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca. Puedes escucharlo pinchando la imagen.

LOS CUATRO MULEROS.

LOS CUATRO MULEROS.
Canta: María Antonia Moya. 1986.Para escucharlo,pinchar en la imagen.

PERFIDIA

PERFIDIA
Canta Maria Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. Año 1986. Para escuchar la canción, pincha en la imagen.

PASODOBLE DE CHINCHÓN

PASODOBLE DE CHINCHÓN
Letra: L.Lezama - Música: Palazón. Canta: María Antonia Moya. 1987Puedes escucharlo pinchando en la imagen

MIS LIBROS DE FICCIÓN. EL AMARGO SABOR DE LAS ROSAS.

MIS LIBROS DE FICCIÓN. EL AMARGO SABOR DE LAS ROSAS.
"El amargo sabor de las rosas" Novela. Marzo de 2017

MIS QUERIDOS FANTASMAS

MIS QUERIDOS FANTASMAS
ENERO 2020. RELATOS Y CUENTOS..PRÓXIMA EDICIÓN

HISTORIAS IMPOSIBLES

HISTORIAS IMPOSIBLES
ENERO 2020. PRÓXIMA EDICION.

SUI GENERIS

SUI GENERIS
ENERO 2020. PRÓXIMA EDICIÓN

LA BODA

LA BODA
"La boda" 1996 -2001. Inédito.Para leer el cuento, pincha en la imagen

ANDANZAS Y SENTIRES

ANDANZAS Y SENTIRES
"Andanzas y sentires" 2003. Inédito. Para leer el libro, pinchar en la imagen,

EL CIELO DE LAS AMAPOLAS

EL CIELO DE LAS AMAPOLAS
nueva edición 2022

CUENTOS DE OTOÑO

CUENTOS DE OTOÑO
Cuentos de Otoño. 2006. Si quieres leer los cuentos, pulsa en la imagen.

LUZ DEL CIELO Y OTROS RELATOS CON NOSTALGIA

LUZ DEL CIELO Y OTROS RELATOS CON NOSTALGIA
“Luz del Cielo” y otros relatos con nostalgia. 2019. Proximamente en este blog

CUENTOS DE CAFÉ CON LECHE

CUENTOS DE CAFÉ CON LECHE
Cuentos de café con leche. Pinchar en la imagen para leer los cuentos.

CUENTOS AMORALES

CUENTOS AMORALES
"Cuentos amorales" 2005. Inédito. Para leer los cuentos, pincha en la imagen

LOS CUENTOS DEL ABUELO

LOS CUENTOS DEL ABUELO
Próximamente en este blog.

TRABAJOS FORZADOS

TRABAJOS FORZADOS
Recopilación de 44 relatos escritos para el taller literario.2007-2012. Para leer los relatos pinchar en la portada.

LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR

LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR
"Los velos de la memoria". Historia del Solar. Edición restringida de 95 ejemplares. Se presentó el 10.1. 2010.

LOS VELOS DE LA MEMORIA II. EL AMO.

LOS VELOS DE LA MEMORIA II. EL AMO.
Los Velos de la Memoria II. El Amo. Edición digital. 2012.

DÉJAME QUE TE CUENTE....

DÉJAME QUE TE CUENTE....
"Déjame que te cuente"... 2013. Recopilación. Para leerlo, pinchar en la portada del libro.

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA
LOS VELOS DE LA MEMORIA III. La Heredera..AÑO 2014.

HISTORIAS DE INTRIGA PARA DORMIR LA SIESTA

HISTORIAS DE INTRIGA PARA DORMIR LA SIESTA
2013.Recopilación de relatos. Para leerlos, pincha en la portada

PAISAJES CON FIGURA

PAISAJES CON FIGURA
2013. Recopilación. Para leer los relatos, pinchar en la portada

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA
LA OPINIÓN DEL EREMITA. Recopilación. 2008-2013. Para leer los trabajos, pinchar en la portada.

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO
Segunda entrega. Próximamente en este blog.

MIS OBRAS DE TEATRO.

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Un ramito de Violetas. Para leerlo, pulsar en la portada.

MIS LIBROS DE POESÍAS.

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"SINSENTIDO" Para leer las poesías, pinchar en la portada.

MIS LIBROS DE VIAJES

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Los viajes del Eremita.Volumen I. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II
VOLUMEN II. LOS VIAJES DEL EREMITA.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN III

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Los viajes del Eremita. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN IV

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Los viajes del eremita.Volumen IV. 2016.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.
POLITÉCNICA. CATÁLOGO DE ARTE. Pintura, dibujo, diseño.Para ver el catálogo, pinchar la portada

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.
ESPAÑA: UN MOSAICO DE IMÁGENES. Fotografías. Para verlo, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.
CHINCHÓN EN DUOTONO. Fotografía.Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA. DETALLES

FOTOGRAFÍA. DETALLES
MAS DETALLES. Fotografías. Para ver la exposición pincha en la portada.

FOTOGRAFÍA: ACORTANDO DISTNACIA

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ACORTANDO DISTANCIAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

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FRUTAS Y VERDURAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

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PAISAJES EN MI RECUERDO. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

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DENIA EN FALLAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS

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CHINCHÓN EN FIESTAS. Reportaje fotográfico. Para verlo, pinchar en la portada

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TURISMO. IMÁGENES DE MIS VIAJES. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.

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VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA.FOTOGRAFÍAS. Para ver el reportaje, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS

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Flores y Plantas. FOTOGRAFÍAS. Para ver esta exposición, pinchar en la portada.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.

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CHINCHÓN MONUMENTAL. Una visita virtual por las calles, plaza y campos de Chinchón. Para verlo, pinchar en la foto.

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO
Una visita al Museo LA POSADA DEL ARCO.Para ver la visita virtual, pinchar en la fotografía.

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EL MUSEO ULPIANO CHECA
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