El fracaso y grotesco pretendido referéndum del 9-N demostró la fuerza con la que cuenta la independencia en Cataluña; 1,8 millones de personas en una región que tiene un censo electoral que supera los 5,4 millones de electores. Hasta el propio CEO, Centro de Estudios de Opinión de Cataluña, reconoce en su último barómetro un descenso en el número de independentistas que en estos últimos meses ha caído del 45,3% de julio de 2014 al 42,9% de julio de 2015. Esto supone una disminución nada desdeñable de 2,4 puntos. Por el contrario, crece el porcentaje de personas que se opone a la independencia, que en el último año pasa del 47,4% al 50%, representando un avance de 2,6 puntos".
Esto es lo que dice el periódico La Razón. Y si lo que dice, es verdad, ¿Por qué preocuparse?
Según estas predicciones, en las próximas elecciones, se consideren autonómicas o pleviscitarias, los catalanes irán a votar y el Sr. Mas tendrá que irse a casa. Y los que ganen tendrán que afanarse en arreglar todos los problemas que allí tienen planteados, que no son demasiado diferentes a los del resto de España.
¿A qué viene pues ese miedo? ¿Es que piensan que los no partidarios de la independencia no van a ir a votar? ¿Por qué no dar información veraz, concreta y creíble de las distintas alternativas, en vez de amenazar con ocupaciones militares o supresiones de autonomías?
Para mí solo hay un riesgo, y es que solo los independentistas vayan a votar y los demás se queden en sus casas. Y si eso ocurre, es que entre todos habremos conseguido que los ciudadanos se hastíen de la política y lleguen a pensar que no valen para nada las elecciones, porque todos son iguales.
Así que vamos a ser coherentes, vamos a hacer una información responsable y vamos a confiar en que la ciudadanía, como lo ha demostrado ya tantas veces, es mas sensata y mas responsable que sus representantes... Y además no se deja engañar por los alarmistas presagios de una prensa que parece que lo que realmente quiere es que Cataluña se vaya de España.