Monumento a las Brigadas internacionales en la carretera de Morata de Tajuña, en el que colaboró Eduardo Carretero. (Fue destruido después de terminar la guerra civil)
Cuando estalla la guerra civil,
Eduardo y su amigo Rodríguez Valdivielso abandonan la escuela de Artes y
Oficios y se marchan de Granada, cruzando la línea del frente hasta llegar a
Guadix.
Era el año 1937 y formando parte
de la 18º Brigada Mixta del Ejército Republicano, toma parte de la Batalla del
Jarama. Allí colabora en la realización de un monumento a los caídos de las
Brigadas Internacionales en la carretera de Morata de Tajuña, donde habían sido
enterrados parte de los muertos en aquella batalla. Este monumento fue derruido
por la autoridades nacionales cuando termino la guerra y el general, promotor
de la idea, fusilado. Después es herido de gravedad en las piernas, pasando un
largo periodo en el hospital.
Uno de los bocetos que realizó Eduardo Carretero, dedicado a la Guerra Civil.
Terminada la Guerra Civil, logra
escapar de Madrid y se refugia en la casa de su abuela en Granada, donde pasa
desapercibido hasta que le llaman a filas, y como no puede aportar ningún
documento de adhesión al Régimen, es enviado a un campo de concentración y
después, durante tres largos años, a un
batallón de trabajos donde sigue manifestando sus cualidades artísticas
realizando numerosas estatuillas, que regala a sus compañeros, y retratos de
los mandos militares y sus familias, gracias a lo cual le permitía tener
algunas prebendas y no pasar demasiado hambre. De estas obras sólo conserva una
pequeña cara de niña, realizada en greda, que está fechada en el año 1942.
Cabeza de niña, realizada en greda durante su permanencia en el campo de trabajos de Madrid.
Regresa después a Granada donde
realiza gran cantidad de retratos en la clase de modelado del profesor Martínez
Puertas, de los que, por desgracia, no ha quedado ninguno, porque
desaparecieron de la clase.
Retrato en piedra de Isabel Roldan.
En esta época retoma la relación
con Isabel Roldán García, con la que se casaría convirtiéndose en su musa y en
el apoyo que todo artista necesita para convertirse en el gran creador que ha
llegado a ser Eduardo Carretero.