¡Eh!.... ¡Eh!... ¡si, a vosotros!... Estoy aquí... ¿No me veis? Sí, aquí, encima de la primera mesa... Eso, el gorrión... Y es que ya nadie me hace caso... antes era distinto, ¡A buenas horas nos íbamos a poner al alcance de un niño! Al menor descuido, la pedrada, y tenías que darte por muerto, porque tenían una puntería... Ahora, ni los gatos nos hacen caso. Podría parecer que estamos en jauja, pues no. Efectivamente estamos mucho más tranquilos, pero lo de la comida se nos ha puesto más difícil. Con eso de los pesticidas, apenas si queda algún bichito que echarte al pico... Menos mal que aquí, en la plaza de Chinchón, nunca falta quien se deja unos panchitos o unas patatas en el plato, y desde que se marchan los clientes hasta que llega el camarero a limpiar, siempre hay tiempo para tomarte un piscolabis... A mí me gustan más las aceitunas rellenas... de anchoa, claro; pero tampoco hago demasiados ascos a unas buenas patatas revolconas, ni a unos boquerones en vinagre, ni a los restos de unas buenas sopitas de ajo... y ya puestos, ni a unos callos a la madrileña... Para beber prefiero la cerveza... ¿Que queréis que os diga? a la coca cola no la he llegado a tomar el gusto y los zumos me parecen demasiado dulces... Claro que siempre tengo la Fuente de Arriba para beber un poco de agua si no se ha caído nada de bebida en la mesa....
Pensándolo bien, no está mal esto de tomar el aperitivo en la plaza de Chinchón....