Os invito a dar un largo paseo por una perdida playa malagueña, en una tibia mañana otoñal.
El sol mañanero que aparece entre nubes para reflejarse sobre las olas del mar, que poco a poco van creciendo en altura e intensidad. Las rocas constantemente sacudidas por los vaivenes de las mareas, las gaviotas que sobrevuelan la superficie buscando alguna presa que se ponga a su alcance.
El pescador que espera paciente que su caña se doble porque ha picado un pez. La arena negra y suave que se deja acariciar por los bordes de las olas que se vuelven como de encaje cuando llegan a la orilla.
Y la tibia brisa que sopla la cara de los paseantes que han madrugado esta mañana para disfrutar de una mañana apacible, dando un paseo por esta perdida playa malagueña.