A diario vemos en los medios de comunicación a gran cantidad de profetas, que anuncian lo que va a ser el futuro. Y no me refiero a los “echadores de cartas”, los “escrutadores de lo arcano”, “los hacedores de cartas astrales” y esa variopinta fauna que se aprovecha de las sencillas personas crédulas, y de otras no tan sencillas, pero que también se gastan una pasta en que le adivinen su futuro.
No, en este caso no me estoy refiriendo a ellos, sino a los que se dedican profesionalmente a estudiar la situación económica, para “predecir” lo que va a ocurrir, y en función de estas previsiones “poner una nota” a Estados, Naciones, Comunidades Autónomas, Bancos, Empresas, etc.etc.
Pecando, sin duda, de candidez, pienso que las predicciones de estas llamadas “Agencias de Calificación” aunque no estén “falseando datos”, dejan mucho que desear.
Estas Agencias, como Fitch, Moody's o S&P, profetizan a diario sobre lo que va a pasar y se atreven a subir y bajar el “rating” de cualquiera que pase por allí.
La verdad es que si cogemos sus predicciones de hace unos años, veremos que su “profesionalidad” queda en entredicho y parece que utilizaron para sus predicciones las herramientas propias de videntes y augures.
Lo malo es si pensamos, siendo algo menos cándidos, que estos “profesionales” se ponen al servicio de los “amos” del dinero y sus predicciones están más encaminadas a beneficiarlos que a mostrar una realidad, que por otra parte, siempre será cambiante, lo que hace que siempre haya sido difícil ser profeta, aunque sea en tierra extraña.