Es posible que de entre las pocas cosas en la que la mayoría podemos estar de acuerdo está, sin duda, la pérdida de valores de la sociedad. Yo lo he escuchado en todos los foros, en todas las tertulias y en todas las conversaciones. Pero yo pienso que no se han perdido esos valores, sino que han sido sustituidos por otros. Las religiones han sido históricamente las encargadas de salvaguardar una serie de valores que eran la pauta a seguir en las distintas civilizaciones. Pero podríamos convenir que estas religiones no han sabido adaptarse a los cambios habidos en la sociedad y que la trasmisión de estos valores ha sufrido una contestación, cuando las religiones han ido perdiendo el monopolio de la educación y la sociedad ha tenido acceso a informaciones que ponían en entredicho las ensañanzas religiosas.
Un problema añadido es que las religiones se adueñaron de una serie de valores, que mostraron como propios de la religión, cuando eran valores suprareligiosos y válidos porque representaban las esencias de la persona humana. La honradez, la honestidad, la generosiadad, el altruismo, la educación, el valor, la tolerancia, etc. etc. no son valores religiosos, ni están basados en las máximas de los diez mandamientos de la ley de dios, recibidos de los judios.
Por otra parte, los que ya hemos vivido en distintas circunstancias sociales, culturales, políticas y religiosas, hemos visto cómo nos han querido adoctrinar con el catecismo, con la formación del espíritu nacional y otras “asignaturas” que los que ostentaban el poder se ingeniaban para trasmitirnos “sus” valores que, por supuesto, eran los únicos válidos para la sociedad.
El exceso de información a la que podemos acceder no es acorde, en muchas ocasiones, con la formación que tenemos, y eso hace que se acepten, sin cuestinarse su veracidad, lo que nos cuentan los periódicos, la televisión o internet, aunque no es, ni más ni menos, que lo que ocurría cuando no teníamos tanta información y ésta sólo nos llegaba desde un punto de vista único.
Por eso ahora, cuando se habla de la educación para la ciudadanía, todos se echan a temblar, y es atacada desde todos los puntos de vista. En el fondo es que todos queremos que prevalezcan nuestros criterios y no admitimos los que no están de acuerdo con ellos.
Por eso ocurre que los defensores de los valores religiosos se indignan con los que proponen unos valores laicos, y los defensores de éstos, atacan los valores religiosos. Y los que estamos enmedio, vamos recogiendo los argumentos para no aceptar ni unos ni otros, y la conclusión es sencilla: no valen ninguno de ellos, y vamos a fabricarnos otros nuevos: el dinero, el éxito, la buena vida, el mínimo esfuerzo, y para conseguirlos cualquier medio es válido, o dicho de otro modo: todo vale, según nos enseñan en televisión, en las revistas, y en internet, donde cualquier chorrada recibe millones de visitas.
Yo pienso que es indispensable que exista una educacion para la ciudadanía. Si me apuráis, una educación de mínimos, en la que se ”enseñen” esos valores en los que todos estamos de acuerdo. Y luego, en los temas “sensibles” como el aborto, la eutanasia, el matrimonio, el divorcio, la guerra, etc. etc. dejar que cada una de las corrientes de opinión mayoritarias ofrezcan sus puntos de vista y sus argumentos para defenderlos, con la única limitación de no atacar a los que piensan de forma diferente. Esto se suele llamar libertad y tolerancia, que también deberían ser temas de enseñanza en la educación para... la ciudadanía... y para todos.