Margarita desde que supo que su hija tenía novio, fué comprándole, sin que ella se enterase, cosillas para su ajuar. Primero fueron un juego de toallas de hilo con una tira de batista, luego unas sábanas de la "Viuda de Tolrá", después una mantelería bordada con motivos de Lagartera, que le compró a la vuelta de un viaje a Extremadura, y así, poco a poco, había llenado un par de cajas que guardaba en el maletero del armario.
Con motivo de su santo, de Reyes y de su cumpleaños, también su suegra le había ido regalando en los últimos años un juego de ponche de cristal de roca, una cristalería de diario de 20 piezas, que estaban en oferta en Hipercor, seis copas para coktail de mariscos y una batidora multiusos con tres brazos intercambiables.
Pero ya era hora de hacer la lista definitiva del ajuar de novia.
- Mati, ve tomando nota:
Tres juegos de cama de matrimonio, uno de ellos de raso color salmón. Tres juegos de cama camera. Un edredón nórdico a juego con las cortinas del dormitorio principal - por cierto, que no se nos olvide que tenemos que ir al piso para tomar medida de las ventanas - mantas para la cama de matrimonio y para el cuarto de invitados, dos mantelerias de diario y una buena de doce cubiertos, seis toallas de baño, una docena para el lavabo y otras tantas para el bidé. Paños de cocina... ¡ seguro que se nos olvida algo ! pero no cierres la lista y luego lo añadimos...
Margarita respiró, porque había recitado el párrafo anterior de un tirón y casi se ahoga.
- Ahora vamos con tu ropa.
- Como va a ser a finales de verano me lo compraré en las rebajas de julio, y además como voy a adelgazar más de diez kilos tendré que comprarme de todo, porque no me va a valer nada de lo que tengo.
- Por cierto, ¿ cuanto tienes en la cartilla ?
- ¡ Qué cosas tienes mamá ! Pues .. una miseria. Con la paga del mes pasado me compré los dos pares de zapatos, el sujetador rosita que te enseñé y el conjunto para ir a la oficina, que ya sabes lo importante que es la buena imagen, y lo que valora eso Eduardo, así que me deben quedar unos setenta y cinco euros aproximadamente...
- Pues te quedan diez meses para la boda; vas a ganar unos seis mil euros hasta entonces, así que cuento, por lo menos, con cuatro mil euros para comprarte tus cosas.
- ¡Eres imposible! Cualquiera que te oiga pensaría que estais en la miseria. ¡Si teneis más pasta que el Amancio Prada! De eso ya hablaré yo con papá..
- Claro, y como eres su niña bonita le sacarás todo lo que quieras. Piensa que también tus hermanos se querran casar y sois los tres iguales. Lo que te demos a tí, tendremos que dárselo a ellos.
- No es lo mismo, ellos han ganado mucho más que yo y están forrados, y al paso que van les quedan cuatro o cinco años para seguir ahorrando.
Mati no quiso seguir insistiendo porque conocía bien a su madre y estaba convencida de que ella iba a ser la peor a la hora de comprarle todo lo que necesitase; en el fondo temía más a su padre, que aunque al final cedía siempre, había que aguantarle cuando se ponía gruñón.
- Ahora vamos con el menaje. Apunta:
Vajilla de diario; la vajilla buena la poneis en la lista de bodas como también la cristalería y la cubertería..
- Mamá, la cubertería tiene que tener cuchillos para el pescado.
- Sí, para comer la merluza a la cazuela que tu sabes preparar, ¿ verdad ?
- No sea sarcástica, que ya aprenderé con las lecciones que que vas a dar tú a partir de ahora.
- Sigue apuntando:
Juego de desayunos, cubertería de diario, un juego de sartenes,
- De esas que tienen tapa y que no se pega nada y no necesitan limpiarse...
- Tú siempre pensando en trabajar...Calla y no interrumpas que se me van las ideas:
La multirrapid, una bateria de cocina , la licuadora, la plancha, el tostador de pan, la freidora y bla... bla... bla...
Mati llenó cinco hojas de un cuaderno cuadriculado tamaño grande con la lista que le había ido dictando su madre. Sin decírselo a ella, a día siguiente se fué al Corte Inglés, y fue copiando los precios de todos los artículos que había ido detallando en su cuaderno. Cogió la sumadora.... y .... cuatro mil ochocientos treinta y dos euros... Claro que había incluido una lámpara de rayos uva, un banco de ejercicios, imprescindible para conseguir su objetivo de mantener su peso después de adelgazar los más de diez kilos antes de casarse, y un set de utensilios curiosos que picaban las patatas con forma de pagoda china, cocían huevos en forma de cubo y pelaban los puerros formando lazos monísimos que parecían de regalo.
Su primera intención fue eliminar alguno de los artículos que no le parecían demasiado necesarios, pero pensándolo mejor, se dijo que para renunciar a ellos, tiempo había...
Capítulo VIII - El ajuar de él.
- ¿Qué día quedamos para ir de compras, Edgardo José ?
- ¡ A mí no me lies con esas cosas ! Tú sabes lo que a mí me gusta, así que me compras lo que tú quieras. Por otra parte no sé para qué hay que correr tanto, faltan casi nueve meses.
- No quiero que después de haber empezado con casi un año de antelación, al final tengamos que correr, como ocurre casi siempre.
También a Pepito le tocó hacer la lista que su mamá le iba dictando:
- Una docena de camisas, ropa interior - él le lijo que tenía que ser de la moderna que sale en los desfiles por la tele - Pañuelos, calcetines, albornoz, bata y zapatillas para estar en casa, pijamas ...
- Por cierto, mamá, y los muebles para la casa, ¿ quien los tiene que comprar ?
- Eso es cosa de hablarlo con los papás de Matilde, para acordar cómo se van a sufragar todos los gastos, los muebles, la decoración, el banquete...
- Pues, por lo que he podido deducir, ellos piensan que los muebles corren por nuestra cuenta y ellos se encargan de la ropa de casa, de las cortinas y del menaje de cocina.
- Pues si ellos piensan así, me parece bien. No es cuestión de entrar en discusión por un chisme más o menos. No se vayan a creer que somos unos peseteros... por otra parte si un día os separais, ella coge sus trapitos y tu te quedas en tu casa y con tus muebles, y ¡todos tan contentos !
- ¡ Por Dios, mamá ! Parece que no te gusta Matilde...
- No es eso, hijo mio, lo que pasa es que ya me estoy temiendo que su familia va querer encasquetarnos a nosotros todos los gastos de la boda. Y eso, no. Ellos tendrán que afrontar sus gastos como todo el mundo, y si no, por lo menos que reconozcan que no tienen un duro ...
Al día siguiente, sábado, Pepito y Mati madrugaron para irse de excursión por la Carretera de Valencia, para ver muebles en Arganda . Fueron por lo menos diez tiendas: "Mi tresillo", "Mi cama", "Mi cocina", "Mi hogar", "Tu tienda de Muebles" ,"Tu mueble clásico", " Mi mueble moderno", "Tu casa funcional"... van nueve... ¡Ah! y "Mi sofá". Después de tomarse el menú del día en una cafeteria, a eso de las siete de la tarde ya no tenían demasiado claro si la "boiserie" lacada en rosa palo iba bien con el tresillo con tapicería sintética imitando la piel de hipopótamo, o si era el comedor de estilo inglés el que hacía juego con los dos sofás de flores en pana lavable. Si el dormitorio isabelino tenía el tocador incorporado al armario, o era el ultramoderno estilo "tatami" con las mesillas de noche haciendo juego con el mueble del cuarto de aseo.
Tenían doce presupuestos, pero descartando el de "Tu casa funcional" y el de "Mi cocina" que se habían empeñado en dárselos a pesar de que no les gustaba nada de lo que habían visto, el más barato ascendía a doce mil quinientos cuarenta euros, aunque en todos les regalaban un maravilloso viaje a escoger entre Cancúm, Lanzarote o un tour de siete dias en autocar visitando "Toda Italia".
- A mí, Pepito, lo que más ilusión me hace es lo de Italia, y así conocemos Venecia, Roma, Florencia, Nápoles...
- ¿ Todo eso en siete dias ...y en autocar ? Más nos vale comprar un video y así a lo mejor hasta logramos ver la fontana de Trevi, porque lo que es en el viaje...
A veces Pepito hasta tenía razón y por eso Mati no siguió insistiendo en el tour, pero quiso dejar muy claro que a ella le gustaban los muebles clásicos, porque ya le había aleccionado su madre que tenían que comprar unos muebles que no pasasen de moda. (Ella decía que como los muebles los iba a pagar su novio, no era cuestión de ir ella también a comprarlos, pero que no fuese tonta y que no se conformase con cualquier cosa)
A falta del posterior visto bueno de los "paganos", habían quedado prácticamente de acuerdo en que en el recibidor pondrian un mueblecito con un espejo viselado grandísimo que ocupaba toda la pared, con percha y paragüero incluido.
El dormitorio - era lo que más ilusión le hacía a Mati - iba a ser de estilo inglés con dos mesillas de noche y tocador con encimeras de mármol. En la casa de los muebles les aseguraron que les podían hacer las puertas del armario empotrado a juego. Y como muebles auxiliares habían escogido un galán de noche, un espejo de pie y un sillón del mismo estilo para tapizarlo haciendo juego a las cortinas.
En el salón: un tresillo de piel de búfalo teñida de color pistacho maduro, una vitrina y un aparador de estilo clásico colonial, una mesa extensible redonda, con un sólo pie central torneado y seis sillas con el asiento y el respaldo tapizado a juego con el tresillo. También se incluía una mesa auxiliar para el televisor, el video y el equipo de música y una mesa baja de cristal para delante del sofá.
En la habitación de los "huéspedes" pondrían los actuales muebles del cuarto de Mati, y así sus hermanos podrían tener una habitación cada uno, por lo que estaban deseando que llegase la boda de su hermana.
La otra habitación la iban a dejar vacía por ahora, con vistas a poner allí, en su día, la habitación del niño.
Sólo faltaban las alfombras, las cortinas y los cuadros... Bueno, los cuadros se los iba a regalar su tío Manolo, que era pintor autodidacta ; y es como decía Pepito:
- " Para tener unos malos cuadros de otro pintor, prefiero los de mi tío, que por lo menos me han salido gratis..."
Lógicamente eso nunca se lo había dicho a su tío, aunque el hermano de su padre pensaba que su sobrino no era más imbecil porque no se entrenaba, aunque al pobre no había que echarle toda la culpa , que los méritos eran de su cuñada, que lo que había necesitado siempre era media docenita de hijos como los suyos....
Cuando esa noche llegó cada uno a su casa dieron el parte informativo y tanto Pepe como Inocente - sin ponerse de acuerdo - pensaron que cuando estarían meando para acostarse el día de la boda... aunque fuera con el bolsillo vacío.