Allá por los años de la transición había un programa en Televisión Española (entonces la mejor de España) en el que José Luis Balbín, su director, planteaba un asunto a tratar e invitaba a especialistas en los diversos aspectos del asunto, para hacer un tertulia después de haber visto una película que ilustraba la materia que se iba a tratar.
Eran temas, entonces, controvertidos que se podían abordar desde ópticas muy dispares, pero que se afrontaban desde una “profesionalidad” que ilustraba al espectador. Y cada semana tenía invitados diferentes, porque los temas eran distintos. Podías estar, o no, de acuerdo con lo que cada contertulio decía, pero todos ellos estaban suficientemente documentados sobre lo que se estaba tratando. Era la Clave.
Han pasado los años y ahora es mucho más difícil determinar cual es la mejor televisión de España. Pero todas ellas parece que han llegado a un acuerdo para hacer tertulias en las que también se tratan temas diferentes, pero siempre con los mismos contertulios.
Los de antes eran unos pobres hombres que sólo sabían de lo suyo, ahora son mucho más listos, porque saben de todo. Desde la física cuantica a macroeconomía, pasando por la sociología, la psicología, el arte, las ciencias políticas, la filosofía, la teología, el márketing, el periodismo, y hasta de la prensa rosa. De todo. Son políticos, periodistas, indocumentados, polemistas, incalificables, artistas, jubilados, listos, tontos o, simplemente, imbéciles. Pero lo saben todos, o de todo se atreven a opinar.
Y como hablan “ex-cátedra”, si tienen un poco de desparpajo y chillan un poco más que sus interlocutores, pueden llegar a crear tendencias.
Luego están, también, los anónimos que mandan sus “sms” a los programas, en los que se atreven a decir impunemente las mayores barbaridades, y que además sirven para que los “entendidos” determinen que esas barbaridades son el sentir del “pueblo” que puede manifestarse sin cortapisas y libremente. Y claro, lo que no sabemos es quienes son los “pirados” o “analfabetos” autores de esas opiniones.
¿Dónde está la clave?
La clave está en la falta de rigor a la hora de tratar los asuntos importantes, porque se igualan la crisis financiera internacional con la herencia de la Baronesa, o la reforma del mercado laboral con las bragas de Britney Spears.
Ahí está la clave.