Dos recetas de los postres típicos de Chinchón de Semana Santa. Ambas están tomadas del libro "La Cocina Tradicional en Chinchón", que ya he comentado en diversas ocasiones.
TORRIJAS:
Ingredientes: Una barra de pan del día anterior. Medio litro de leche. Seis huevos. Seis cucharadas de azúcar. Una copa de moscatel. Dos vainas de canela. Seis cucharadas de miel. Una naranja. Aceite. Canela.
Elaboración: Se pone a cocer en un cazo la leche con tres cucharadas de azúcar y las vainas de canela durante unos minutos, se retira del fuego y se deja enfriar hasta que esté templada.Se parte la barra en rodajas de dos centímetros aproximadamente. Se baten los huevos en una fuente honda.
Se pone abundante aceite en una sartén y se fríen las rodajas de pan.
Previamente se han empapado en la leche y bien escurridas se han pasado por el huevo. Una vez fritas se depositan en una fuente y se reservan.Se pone a cocer, a fuego lento en un cazo durante veinte minutos, un vaso de agua y se añade la miel, el azúcar y la cáscara de la naranja.
Después de la cocción se agrega el moscatel. Se añade a las torrijas y se dejan enfriar y empapar de este almíbar.
Se sirven frías espolvoreadas de canela y azúcar.
HORNAZOS:
Ingredientes: Setecientos gramos de harina. Seis huevos. Cuarto litro de aceite. Ciento veinticinco gramos de azúcar. Un cuarterón de levadura de pan (115 gramos). Quinientos gramos de patata. La raspadura de un limón.
Elaboración: Se baten los huevos e se incorporan el azúcar, la raspadura del limón y el aceite. Cuando todo está bien batido se incorpora la patata cocida pasada por el pasapurés, se sigue mezclando y se va añadiendo la harina previamente mezclada con la levadura. La masa obtenida se cubre con un paño y se espera hasta que levante. Se obtiene el punto óptimo cuando al presionarla con el dedo, levanta enseguida.
Se prepara una bandeja de horno untada de aceite y se ponen sobre ella trozos de masa, formando con cada trozo una torta con cada trozo de masa, sobre la que se incrusta un huevo en el centro, cubierto por una tira de masa.
Se ponen a cocer en el horno a 200 grados hasta que estén dorados.
Una vez fríos se humedecen con un trapo y se rocían de azúcar.
¡ESTAN RIQUÍSIMOS!