Desde apartados jardines prohibidos, desde los recónditos recodos del edén, desde las ondas catódicas del pecado, han empezado a llegar hasta mi apartado desierto, unas imágenes provocadoras, unas visiones fantasmagóricas que han provocado el desasosiego en mi alma y han alegrado mi espíritu con la contemplación de estas bellezas que la naturaleza ha creado, y que el arte de la fotografía ha logrado plasmar.
En mi retirado taller de alquimista de la imagen, he ido filtrando todas estas imágenes, que ya empecé a enseñaros en algunas de mis recientes entradas y que seguiré mostrando para general deleite en la contemplación del arte estético que ofrece el cuerpo humano.