- Matilde, esta noche, te pones lo mejor que tengas... sí, sí.. incluido lo que te compraste en casa de mi amiga... no mujer, el camisón no...Sí, eso es... he quedado con un chico que conozco y se va a traer a un amigo... Paso a recogerte con el coche... porque vamos a cenar a la carretera de Burgos... luego a bailar un rato... y después... lo que salga...
- No sé si debo... además no tengo ánimos para meterme ahora en jaleos...
- ¿Quien habla de jaleos..? Vamos a cenar... a bailar... y a pasar un rato agradable con unos caballeros... que tampoco quieren ninguna clase de jaleos... Así que déjate de prejuicios trasnochados y empieza a arreglarte porque te queda menos de una hora....
El amigo del conocido de su amiga Carmencita se llamaba Daniel, tenía cuarenta y ocho años, divorciado y ejecutivo de un conocido despacho de asesoramiento fiscal. Su aspecto cuidado: traje impecable color azul, camisa de rayas finas con fondo rosa y corbata lisa de color salmón, peinado hacia atrás con gomina y una gafa pequeña con montura dorada...en su muñeca izquierda un "Maurice Lacroix" de oro no demasiado ostentoso...de hablar pausado y cuidados ademanes... bueno, el vivo retrato de lo que podría ser la antítesis de su, ya, exmarido...
Buen conversador... durante la cena se tocaron infinidad de temas... política...economía... teatro... música... cotilleos... ¡sabía todos los "secretos" de los famosos!
- No, no es cierto... el otro día Miguel... sí claro... Boyer... me lo desmintió personalmente....
- Pues yo había leido en "Diez Minutos"...
- No lo creas... no es cierto....
Además era un buen bailarín. Como a Jose no le gustaba bailar, a ella casi se le había olvidado... aquella noche... en sus brazos... volvió a sentir la agradable sensación de flotar en el aire como sustentada por las notas sensuales del bolero que interpretaba la orquesta...
Como su amiga estaba impaciente por volver a experimentar su capacidad multiorgásmica desapareció con su acompañante y Daniel se ofreció cortesmente para acompañarla a casa
- ¿Quieres que vayamos antes a algún sitio?...no quiero forzarte... lo que tu quieras...
Aunque, lògicamente, su amigo le había puesto al tanto de la situación de Matilde, en ningún momento hizo menciòn al tema y fue extremadamente delicado para no insinuar nada que pudiese , ni ligeramente, molestar a su acompañante.
- Gracias por todo, Daniel... hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien.. No te invito a entrar a casa porque están mis hijos durmiendo... de verdad, muchas gracias...
- No.., gracias a tí, Matilde... Eres un encanto de mujer... que no es fácil encontrar en los tiempos que corren... Te llamo cualquier día de estos...
Se había bajado del coche para abrirle la puerta... tomó su mano para ayudarla a salir... se la besó suavemente...y permaneció de pié hasta que ella cerró tras de sí la puerta de la casa...
Aquella noche se puso el camisón trasparente que ahora le sentaba infinitamente mejor y abrazada a la almohada le parecía flotar entre las nubes mientras una orquesta de violines dejaba escapar la tibia melodia de aquel bolero... y era como si él le dijese alla a lo lejos: "Si tú me dices: ven... lo dejo todo..."
Y ella de dijo "ven" a la semana siguiente y no es que él lo dejase todo... pero venir..sí vino. A la cena y al baile, en esta ocasión sin la anterior compañía, le siguió una copa de champagne en el apartamento de Daniel... en el que la calefacción tenía unos grados de más que invitaban a despojarse de esas prendas ahora tan molestas... con la tercera copa cayo también la falda y antes de la cuarta el sujetador descansaba en el respaldo de una silla...
Daniel, buen bailarín, conversador ameno e ingenioso, de refinadas maneras y de hablar pausado, en su quehacer amatorio era también... pausado. Sus prolijos cortejos más propios de un pavo real estaban empezando a desquiciar a la pobre Matilde, acostumbrada a la rápida fogosidad de Jose... lo de escrutar todos los rincones de su anatomía no estaba del todo mal... pero es que ya era la quinta vez que empezaba a acariciar el dedo gordo de su pie derecho y el maldito borde del sofá se le estaba clavando en la cadera...así que cuando él dió muestras de estar preparado para la culminación amatoria ella había perdido ya la cuenta de las veces en que su libido había tenido que iniciar la puesta a punto...
Ella para no desanimar a su lento pero animoso amante que daba muestras de una total complacencia consideró que sólo podría considerarse como mentira piadosa el simular un orgasmo prolongado donde sólo había habido una leve sensación placentera...sobre todo cuando pudo cambiar de postura y librar a su cadera del duro borde del sofá.
En el siguiente encuentro Daniel volvió a repetir lo de Miguel...Boyer...,claro está..., y que era mentira lo que decía "Diez Minutos"... le pisó una vez bailando un pasodoble y le confesó que no le gustaba bailar... demasiado... Cuando empezó con el ritual de las copas y las prendas... como a ella le dolía la cabeza cuando bebía champagne... no dudó en despelotarse de una vez y, obviando los preliminares, pasar a la ofensiva final con tal vehemencia que el amante pausado, aquel día, podría haber recibido el sobrenombre de "turbo-man", con gran disgusto por su parte porque siempre había sido partidario de alargar los momentos de placer, aunque reconocía que la experiencia había ganado en intensidad, es posible que, porque Matilde no había necesitado añadir demasiado teatro para hacer creible su climax.
El caso es que la tercera vez se espació un poco... y cuando, en la cena, Daniel iba a contar el categórico desmentido de Boyer - al que èl llamaba siempre Miguel - a las informaciones de las revistas, Matilde empezó a crearse un inoportuno dolor de cabeza que iba hacer imposible no solo el últerior baile, sino incluso, con todo el dolor, también de su corazón, la copa y el maraton erótico en el coqueto apartamento del ejecutivo en el que había un sofá poco confortable para los juegos amorosos.
- Hola, amor, soy Amparito...
- Hola, Amparo... ¿ son ya las cinco y cuarto ?... Perdona.... dime..
- No, que... hace ya una semana que no salimos... si quieres quedamos en tu piso....
- Es que hoy tengo trabajo atrasado...y voy a salir tarde de la oficina...
- Dime a la hora que vas a terminar, me paso a recogerte, y después tomamos algo por ahí.
- De acuerdo, te espero en la puerta de la oficina a las siete y media...
Jose ya estaba de Amparito hasta la coronilla... Y no sólo porque, si fuera por ella, tenían que salir todos los días, sino que le había llegado hasta pedir explicaciones de dónde iba cuando no quedaba con ella...Y estaba decidido a cortar por lo sano... A sus años no estaba dispuesto a que le mangonease nadie... y menos esa comehombres insoportable... ¡con lo mal acostumbrado que había estado durante toda su vida de no dar explicaciones a nadie..!
- Mira, Amparo, no estoy preparado para asumir el compromiso de una relación... reconoce que hace todavía muy poco tiempo de mi separación... mis hijos...en fin, te agradezco, no sabes tú cómo, los estupendos días que hemos pasado recordando los viejos tiempos... me gustaría conservar tu amistad... pero ahora... no... no me puedo comprometer...
Amparo era inteligente y sabía muy bien cuando debía abandonar una causa imposible... por otra parte, también se había convencido que el hijo del tendero, del que estuvo un "poquito" enamorada cuando era casi una niña, había cambiado tanto que era mejor guardar la romántica imagen de aquel jóven simpático, pícaro y dicharachero con el que su padre quería casarle...
- Jose, no sabes la alegría que me das. Mira yo también me he dado cuenta que lo nuestro no tenía futuro... pero no quería hacerte daño... así que me alegro de que tú también hayas llegado a la misma conclusión...
Ella, desde luego, lo que no podía admitir es que nadie la dejase tirada... ¡hasta ahí podíamos llegar..! Pero no quería romper del todo las relaciones, porque, en eso Jose tenía razón, hacía muy poco tiempo de su separación y es posible que su ofensiva hubiese sido algo precipitada y, a lo mejor, dentro de unos mesecillos....
- Nada, Jose, que me quitas un peso de encima... Vamos a celebrar que seguimos siendo amigos... yo pago la cena... y tu me invitas a una copa en tu casa... como despedida...
- Mira, Carmencita, simpático si es simpático, elegante... también y muy fino y educado... y ya sé que es un buen partido... y que parece que le gusto...pero es que es un poco "plasta"... y como amante... digamos que... lento... muy lento...
Y Matilde, ante el regocijo de su amiga, le contó detalladamente sus dos encuentros con "turbo-man".
- Pues el pobre no para de hacer elogios de tu sensibilidad y de lo bien que os compenetrais...
- Com-pe-ne-trar... com-pe-ne-trar... sí... pero muy despacio...
Y las dos amigas rieron con ganas cuando Matilde iba separando fonéticamente las dos primeras palabras de la frase mientras guiñaba el ojo a su amiga.
- ¿ Qué quieres que te diga ? Pues que tienes razón...que has tenido mala suerte... que para una vez que te decides a tener una aventura te encuentras con un estirado pedante... y además a cámara lenta...
De nuevo las dos amigas rieron divertidas...
-¡ Si es que el único placer fue quitarme del borde del sofá...!
- ¿Y tu crees que él se tragó lo de la simulación del orgamo...?
- ¡Totalmente..! ya sabes que estoy bien dotada para el teatro... además que ya tenía una cierta experiencia... para estimular el ego... del cerdo de mi ex, que después de no preocuparse demasiado de mí, tenía la desfachatez de preguntarme si me lo había hecho bien....
- ¿Sabes lo que te digo..?
Cuando su amiga decía ésto, Matilde se echaba a temblar...
- Te voy a presentar a un cubanito que conocí hace unos meses...
- ¿El de las seis veces...?
- Si, sí... ese... porque tú también tienes derecho... y además... sólo se vive una vez...