Da un cierto rubor escuchar a ciertos importantes periodistas,muy conservadores, despotricar ahora contra el emérito, rasgándose las vestiduras y poniendo en evidencia la bochornosa deriva de Juan Carlos I. Pedro J. Ramirez, en “Las Cosas Claras” de la 1, y Eduardo Inda en la Sexta, se despacharon a gusto y se atrevieron a decir cosas que de haber dicho Pablo Iglesias la mitad de lo que ellos dijeron, le habrían crucificado sus propios medios de comunicación.
Y es que ya se sabe lo que pasa cuando un árbol se cae; hay que hacer leña para atizar el fuego, aunque podríamos preguntarles a estos ilustres e informados periodistas por qué callaron durante tanto tiempo si, como se ha insinuado desde medios políticos y periodísticos las fechorías del rey eran “vox populi” en todos los mentideros de la Villa y Corte y en todas las redacciones del estado. Hasta, el domingo pasado, en el “País”, un exministro admitía que “Hemos sido muy tolerantes con Juan Carlos”.
Sin duda que si hay un culpable es él, pero ha habido, durante muchos años, demasiados cómplices, por acción u omisión.
Podemos hacer un poco de memoria: Era el año 1975, Franco que había prometido que dejaba todo atado y bien atado, acababa de morir y casi cumple su palabra.
Empezaba la transición y las fuerzas políticas tuvieron que hacer encaje de bolillos para que España siguiese funcionando sin que hubiese que llegar a una confrontación que era necesario evitar por todos los medios.
El nombramiento, que había decidido Franco, de Juan Carlos de Borbón como Jefe del Estado a título de Rey, se aceptó en la nueva Constitución instaurándose en España la Monarquia Parlamentaria que fue aprobada por mayoría, si bien es verdad que no se nos ofrecía ninguna otra alternativa.
Y el invento funcionó, y con altibajos y con intentos de golpes de estado incluidos, hemos ido tirando durante más de cuarenta años.
Durante todo este periodo, y más en los últimos tiempos, no han faltado nunca las voces que reclamaban la vuelta de la Republica.
Pero así íbamos tirando sin que faltasen las acusaciones a los que así opinaban, de que su objetivo era cargarse la Monarquia. Incluso cierto periodista se atrevió a hacer esta acusación a la mismísima actual Reina de España, por ser una plebeya.
Últimamente, la acusación se centró en Unidas Podemos y principalmente en Pablo Iglesias.
Pero no. ¡Mira qué pena!, que no ha sido ni Letizia Ortiz, ni Rufián, ni Puigdemont, ni siquiera Pablo Iglesias, los que se van a cargar la Monarquia, sino que ha sido el mismísimo monarca, aunque ya emérito, el que ha puesto en entredicho la viabilidad de su propia monarquia.
Así que, vamos dejar de buscar culpables para justificar al emérito; es una pena, pero solo él tiene la culpa de todo lo que está pasando.
El sábado, 21 de abril de 2012, ( hace ya casi nueve años) publique en este mismo blog un artículo que titule : EL REY NO PIDIÓ PERDÓN. (Ni era necesario), con motivo de su cacería de elefantes, y terminaba diciendo:
“Aunque pensándolo bien, no había motivo para pedir perdón a nadie, porque sólo se había hecho daño a sí mismo, y como mucho a la Monarquia”
Lo dicho, ¡UNA PENA!