martes, 20 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES XIII

Y este es el micro relato que envié y no ha sido seleccionado. El otro, no lo puedo publicar hasta que no sea la entrega de premios que será pasado mañana. Será una entrega virtual retransmitido en directo por streaming el día 22 de octubre a las seis de la tarde. Ya os contaré el resultado. 

Este micro relato lo he titulado:





DESPEDIDA.

 

Por tres veces había sonado el estridente silbido del tren.

 

En el reloj que colgaba sobre la puerta de los andenes, la manecilla más larga se había movido hasta llegar al número doce.

 

Por debajo de las ruedas de hierro se había escapado una espesa humareda entre chirridos y vaivenes acompasados.

 

Ella sacó su pañuelo, se asomó a la ventanilla del vagón y lo agitó mientras una lágrima corría por su mejilla.

 

Nadie contestó.

lunes, 19 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES XII

Y este es el segundo relato que presente este año y en el que había puesto mis esperanzas de que fuese a llegar a la final... pero no fue así, lo había titulado:





EL CHAMARILERO.

 

Desde muy pequeño acostumbré a seguir a mi abuelo por los caminos polvorientos del centro de la meseta. Él iba siempre en un tílburi reconvertido en carromato donde escondía su preciada mercancía. Sólo parábamos en los pueblos deshabitados en los que solíamos encontrar sólo fantasmas del pasado y hologramas que deambulaban de acá para allá, siempre sin rumbo fijo, camino a lo desconocido.

 

Mi abuelo me decía que allí, algún día, encontraríamos a sus verdaderos clientes, que le comprarían todas las existencias. Yo, que aún era pequeño, no entendía muy bien lo que mi abuelo quería decir, pero asentía, posiblemente por ese respeto reverencial a los mayores que me inculcaron desde niño.

 

Cuando llegábamos a la que había sido la plaza del pueblo, mi abuelo tiraba del ramal y la “Remolona”, una borrica muy delgada ya casi acostumbrada a no comer, se detenía en seco. Él se bajaba del tílburi, me cogía de la cintura y me ayudaba también a bajar a mí. Miraba alrededor, se quitaba la gorra que siempre llevaba ladeada sobre la sien izquierda, se limpiaba el sudor y mirando al cielo, lanzaba su mismo mensaje:

 

- ¡El chamarilero, compro sueños viejos! ¡No importa que estén usados, y pago al contado!

 

Luego, cuando había pasado un tiempo, poco por lo general, gritaba su otro comunicado:

 

- ¡También vendo sueños a estrenar, sueños reparados y garantizados por toda una vida! ¡Tengo sueños para mocitas de buen ver, para madres primerizas, para jubilados sin esperanzas y para políticos honestos!

 

Por lo general nadie solía responder; pero un día, en un pueblo perdido entre un valle sin río y unas montañas de imperceptible pendiente, donde apenas si el camino dejaba pasar nuestro viejo carromato, un pueblo de sólo ocho o nueve casas todas en ruinas, sin puertas ni ventanas, un pueblo donde únicamente quedaban en pie unas piedras de lo que habían sido los arranques de la torre de la iglesia; por detrás de la tapia de lo que un día pudo ser un aprisco, apareció un hombre de pelo cano, de una edad imposible de precisar, con un callado de pastor en la mano y caminando a duras penas, que se acercó a mi abuelo.

 

Era un viejo con el rostro arrugado por los vientos y las manos desgastadas por las rudas tareas del campo; nos contó que en las nubes suelen viajar sueños y palabras, que luego caerán en forma de lluvia, como versos y sentimientos, en esos días en que el calor del amor o el frío del desdén afloran en las almas de los poetas y en el corazón de los enamorados.

 

Yo, en los ocasos dorados, dijo, me suelo asomar a la ventana que mira al poniente y en los blancos amaneceres, a la que se ilumina con las primeras luces del alba y a veces he logrado escuchar esos versos llenos de ternura que se han debido escapar de la nube blanca para adornar los requiebros del enamorado que despide a la amada que se va con los últimos rayos del sol, o que han inspirado al poeta insomne que ha velado toda la noche a la espera de esas mágicas palabras que solo llegan cuando la luz de la mañana se mezcla con su sopor, en la duermevela de su conciencia.

 

Después nos confesó:

 

- Yo tengo un sueño muy bonito y no tengo a nadie a quien dejárselo.

 

- ¿Cuánto quiere por él?

 

- Mi sueño no tiene precio, se lo quiero regalar a este niño de ojos con luz y con ilusión en su cara. Nadie mejor que él lo podrá vivir.

 

Desde entonces sigo recorriendo los caminos de mi pequeño mundo, buscando otro niño para que pueda seguir viviendo el sueño que a mí me regaló un hombre muy viejo en un pueblo casi deshabitado cuando yo acompañaba a mi abuelo en lo que él llamaba tílburi y no era más que una destartalada tartana, donde guardaba su preciada mercancía de hermosos sueños irrealizables para personas sensatas, solo útiles para soñadores empedernidos y para jóvenes enamorados.

 

domingo, 18 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES XI

Y durante varios años me olvidé del Concurso de relatos. Pero este año, quizás por el confinamiento del coronavirus, me dio por buscar en Google las bases de la convocatoria y me encontré que se anunciaba la posibilidad de enviar también micro relatos y me anime.


Precisamenteha sido seleccionado uno de estos como finalista. 
Además envíe también dos relatos. Uno de ellos, este, titulado:




LA OTRA TARDE SE ME APARECIO LA VIRGEN.

 

Lo recogieron todos los periódicos; incluso algunos en la portada. "Un viejo ha visto a la Virgen sobre una encina". Yo era el viejo y, es verdad que la otra tarde, cuando la luz empezaba a oscurecer, vi a la virgen que se me apareció sobre la encina que hay en el recodo del camino, antes de llegar as la primera casona del pueblo.

 

Yo se que esto es increíble; que la Virgen sólo se aparece a los niños inocentes y que ya hace mucho tiempo que lo hizo por última vez; pero es totalmente cierto. Os cuento.

 

Esa tarde, como suelo hacer desde que el tiempo ha mejorado, cogí mi garrota y mi boina y salí a dar un paseo como todas las tardes. Pero ese día me dije: hoy voy a irme camino del Llano; cosa por otra parte bastante extraña porque solo para llegar hay que cruzar todo el pueblo. No me encontré con nadie y me tuvo que conformar con ir pensando en mis cosas, que no son otras que mis recuerdos de joven, porque de lo actual, apenas si mi acuerdo de lo que comí ayer.

 

Iba yo recordando mis tiempos de la mili, que fue cuando salí por primera vez de casa, y cuando quise darme cuenta me había alejado más de lo habitual.

 

El sol estaba ya escondiéndose tras los cerros de "Las Cabezas" y las sombras de los árboles empezaban a estirarse a lo largo del camino. Los vencejos, que habían llegado solo hace unas semanas, volaban muy bajos, y empezaba a levantarse un ligero relente que me hizo acelerar el paso.

 

Cuando me estaba acercando el pueblo, y ya se divisaba la casona del tío Adrián, en la encina que hay un poco antes de llegar, me pareció ver a una mujer encaramada sobre las ramas. Tengo que confesar que necesito gafas para ver de lejos, aunque nunca las llevo para ir de paseo y pensé que debía ser una de sus hijas que se había subido a coger bellotas.

 

Según me iba acercando pude comprobar que la mujer de la encina era bastante más guapa que las hijas del Adrián, que las pobres no son demasiado agraciadas y por eso parece que van todas para solteronas.

 

Cuando ya estaba cerca, a no más de diez pasos, la mujer se quedó inmóvil como en actitud de rezar, pero no me dijo nada. Entonces fue cuando pensé que podía ser la Virgen, aunque me choco mucho que no me dijese nada, porque en ocasiones como esta, dicen que suele mandar algún mensaje divino.

 

Yo no vi a nadie más por allí, aunque no puedo asegurar que no hubiese nadie bajo el árbol, escondido entre unos matorrales que lindan con la casona. Los últimos rayos del sol se reflejaban en sus ropas blancas y solo puedo decir que la joven era bastante guapa, o por lo menos a mí me lo pareció teniendo en cuenta mi avanzada miopía.

 

Salí corriendo, dentro de lo que cabe y llegué a mi casa con una sofocación como no recordaba; mi mujer se asustó y le conté lo que había visto. Ella no tuvo ninguna duda:

 

- Se te ha aparecido la Virgen, porque tú, aunque ya no eres un niño, eres muy buena persona y más inocente que un cubo.

 

Y se lo contó a la vecina. A la media hora ya había tenido que repetir mi encuentro por lo menos quince veces.

 

Después de cenar vino a casa el señor cura y dijo que era imposible que fuese la Virgen.

 

Al día siguiente el señor alcalde y el concejal de Cultura y Turismo, quisieron conocer de primera mano lo sucedido y pensaron que podía ser un buen reclamo para la promoción del pueblo.

 

A la semana siguiente, el Fulgencio, el hijo del tío Cándido, que trabaja en un periódico de la capital, escribió un relato precioso que fue el que apareció en la mayoría de los periódicos. Vino con un fotógrafo que me hizo una fotografía debajo de la parra del patio y otra delante de la encina, en la que ya no estaba la joven que vi la otra tarde cuando estaba anocheciendo.

 

Desde luego, yo les aseguro que, por lo joven que era, la chica todavía debía ser virgen.

 

sábado, 17 de octubre de 2020

LOS TAMICES DE SÓCRATES


Ilustración de La Vanguardia.

Hace ya unos meses que nuestras vidas están cambiando. Vivimos arrastrados por una segunda ola de la pandemia que parece dispuesta a ser aún más grande que la primera. Estamos confinados en casa, no por la decisión de los políticos, que también; sino por el miedo propio a un contagio que cada vez parece más amenazante. Vamos siendo mayores, y ahora ya empezamos a reconocerlo, y se nos antoja que el peligro está más cercano. Hace ya varios meses que no nos reunimos a cenar con los amigos. Los hijos no pueden visitarnos por el aislamiento perimetral y nos tenemos que contentar con ver a los nietos en las videollamadas con el móvil. Hasta lo vecinos nos llaman por teléfono porque no se atreven a llamar a la puerta para preguntarnos cómo estamos por miedo a un posible contagio.

Y además no podemos ver la televisión por el lamentable espectáculo que nos ofrecen políticos y periodistas que solo se preocupan de atacar a los contrarios en vez de ocuparse en buscar soluciones a los graves problemas que nos acechan.

Nuestro mundo se está haciendo cada vez más pequeño. Hasta tenemos que hacer un circuito en el piso para andar unos kilómetros diarios porque tenemos metido el miedo en el cuerpo y hasta salir a dar un paseo a la calle nos asusta.

Es verdad que de vez en cuando nos hablamos por teléfono, y que nos mandamos mensajes por Whatsapp, pero nos falta el calor de los abrazos y el contacto cercano que parecía que nos hacía más humanos.

Además, como dicen, la distancia es el olvido. Ahora, recluidos en nuestras casas, solo recibimos la influencia maligna de los medios de comunicación y cada vez nos vamos haciendo más intransigentes y más radicales. 

A veces ya no nos reconocemos en esos mensajes que enviamos, “reenviados”, que seguro no nos hemos parado a pensar todo lo que allí se dice. Porque no es lo mismo un diálogo en el que puedas disentir de lo que dice tu interlocutor a un mensaje escrito, al que es mejor no contestar para poder seguir siendo amigos.

Cuentan que Sócrates aconsejaba a sus discípulos hacer la prueba de los tres tamices, antes de propagar una información: el tamiz de la verdad; no trasmitirla antes de verificar su veracidad. El tamiz de la bondad, difundirla solo si puede hacer bien al que lo recibe y, tercero, el tamiz de la utilidad: preguntarnos si esa información es útil para el que lo recibe. Si no, decía Sócrates, podemos estar trasmitiendo una noticia falsa, que no hace ningún bien a nadie y que además no tiene ningún utilidad. ¡cuanta falta hacía que muchos informadores se aplicasen estos tres tamices que aconsejaba el antiguo filósofo griego.

Esta maldita pandemia nos ha recluido en casa, nos ha alejado de nuestras familias y de nuestros amigos, pero a lo mejor es una buena oportunidad para escuchar los consejos de los sabios.

viernes, 16 de octubre de 2020

SUICIDIO


Temo que nuestra relación con los actores políticos empiece a parecerse a la que algunos espectadores mantienen con los participantes de los programas concurso de la tele




Un artículo de JUAN JOSÉ MILLAS en El País del 16 de Octubre de 2020


Temo que nuestra relación con los actores políticos empiece a parecerse a la que algunos espectadores mantienen con los participantes de los programas concurso de la tele. Que no se valoren sus capacidades, ni su discurso, ni su grado de sensatez o de locura: que solo cuente que nos caigan bien o mal. Y de eso se trata quizá, de que nos olvidemos de las relaciones económicas o de las fuerzas morales o inmorales sobre las que se sostiene la existencia para reducirlo todo a una cuestión de antipatía o simpatía. La política ha dejado de ser un certamen de ideas para caer en un asunto de apegos inconscientes dominados por las adhesiones inquebrantables o los rechazos unánimes. En MasterChef, en La isla de los famosos, en Gran Hermano, etc., lo que cuenta a la hora de alinearse con unos o con otros son los movimientos más primarios del alma.


Ahora da la impresión de que no importa la realidad de la pandemia, no importan los muertos ni las hospitalizaciones ni la parálisis económica ni las peligrosas úlceras aparecidas en la superficie del cuerpo social. Importa quién se lleva al agua el gato de los impulsos viscerales. Nuestra vida cotidiana se parece a una cena perpetua de Nochebuena en la que se discute por discutir, por aliviar tensiones de carácter personal acumuladas a lo largo del año en el trastero de la conciencia. Se trata de llevar la razón aun a costa de perderla en la hoguera verbal atizada alrededor de la fuente de los langostinos o del cordero. Los niños, todavía despiertos, observan el espectáculo y toman nota de cómo triunfar en la vida familiar. Esa pelea, una vez al año, no hace daño, pero prolongarla sine die en medio de una situación tan grave como la que nos ha tocado vivir resulta suicida.

jueves, 15 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES X

Y este es el segundo relato del año 2016, que como he dicho, tampoco fue seleccionado, titulado





LA ASESINA


Después de tanto tiempo, hoy, sin ningún género de dudas, sé quién es mi asesina.

La conocí hace tanto tiempo que ya apenas si puedo recordar, y me la presentó un amigo común que era un poco bizco del ojo izquierdo y que por entonces se dedicaba al estraperlo. Yo, en mis ratos de ocio, que no eran demasiados, me entretenía en ensogar asientos de anea y luego me los vendía ese amigo, que como he dicho, me la presento, un día de mayo que casualmente había nevado en mi pueblo; cosa bastante extraña y que no había ocurrido nunca antes, según me aseguraron después mis vecinos, ya muy ancianos, que siempre estaban sentados en la puerta de su casa hablando mal de todos los que pasaban por allí, y que cuando no pasaba nadie, cosa bastante habitual, hablaban de meteorología y de los tiempos mozos, en que habían sido los dos jóvenes más apuestos y codiciados por las mozas casaderas del pueblo.

Ella era simpática y atractiva, y posiblemente por eso yo quede prendado al momento; y es que por mi natural retraído, poco hablador y tímido recalcitrante, soy fácilmente predecible para los demás, sobre todo, como ocurrió aquel día, si mi cara se enrojece como la de un pavo cuando le llega el celo. El caso es que ella supo desde un principio que yo era una presa fácil y un buen partido, porque el negocio de los asientos de anea producía pingües beneficios y la fortuna que había heredado de mi abuelo materno que encontró una mina de estaño en el Congo y murió sin descendencia, era mas cuantiosa de lo que yo mismo podía calcular; pero que ella, que siempre estaba bien asesorada, lo había calculado previamente, antes de pedir a mi amigo el estraperlista que nos presentase.

Y la cosa no empezó mal del todo. Aunque, como he dicho, de eso ha pasado ya mucho tiempo, creo recordar que ella se mostraba cariñosa, complaciente e incluso afectuosa y predispuesta a que yo pudiese satisfacer mis instintos siempre que mostrase interés en ello.

No tuvimos descendencia por falta de aptitud de ella, aunque su actitud siempre fue irreprochable e hizo todo lo posible para facilitarme un heredero para mi inmensa fortuna porque con ello, pensaba, tendría su vida resuelta. No he dicho todavía, aunque algunos de mis lectores ya lo habrán colegido, que no era desinteresada y mucho menos altruista, pero de eso yo entonces no era consciente y vivía embelesado por sus atractivos físicos, que eran los que a mi, en aquellos tiempos, mas me importaban.

Y así vivimos muchos años contemplando como la rutina se iba apoderando de nuestras vidas, a pesar de que ella se afanaba en organizar viajes, visitar museos, degustar los manjares más exquisitos en los mejores restaurantes del mundo, codearnos con lo más selecto de la “jet set” de la Costa Azul, donde veraneábamos todos los años y convivir con lo más escogido de las familias de mi pueblo, que no paraban de invitarnos, pensando que algo les podría caer cuando yo muriese, que para eso no tenía descendencia como mi abuelo y seguía sin querer casarme con ella.

Y yo creo que fue eso lo que le hizo tomar la decisión de asesinarme. Sin embargo tengo que reconocer que yo debería estar algo obnubilado, porque no fui capaz de prever lo que podía venirme encima.

Lo debió pensar con detenimiento y desde luego con premeditación, cosa que después le podría ocasionar un endurecimiento de su pena, caso de ser descubierta. También la alevosía y la nocturnidad serían dos causas agravantes del crimen. Porque había pensado hacerlo una noche cuando yo durmiera plácidamente en el lecho del pecado; ya digo que nunca nos llegamos a casar y por eso no puedo decir lecho conyugal.

Para que yo durmiese plácidamente se agenció un brebaje que le preparó un mancebo de boticario que había sido su casi novio cuando eran muy jóvenes aunque, según me había confesado a mi, unos años antes, con él no llego a tener ningún trato carnal.

Y creo que es mañana el día elegido. Estas últimas semanas la he notado más cariñosa, más condescendiente, mas solicita, incluso más guapa. Como me conoce muy bien, sabe que yo me embeleso con poco, y un poco de rimel, un sutil maquillaje y un carmín brillante son el mejor anestésico que puede usar para tenerme al instante rendido a sus pies.

Bueno, por eso y porque ayer estuvimos en el notario para firmar mi testamento en el que le dejo a ella heredera de todos mis bienes, a excepción de una cachimba de palo de santo que le gustaba mucho a nuestro amigo el estraperlista y a ella no le pareció mal que se lo legase.

También me puso la mosca detrás de la oreja el que nos visitase su antiguo novio, el de la botica, para hacernos una visita de cortesía, según dijo, aunque me di cuenta de que al entrar le había dado disimuladamente un frasquito que debía contener el somnífero.

Yo que soy algo descreído, no consideré necesario preparar mi alma para mi encuentro con el mas allá y después de cenar me he tomado una copita de un coñac francés que siempre había guardado para una ocasión especial y me he fumado un habano de la boda de un pariente lejano, que guardaba desde hacía unos años en el armario, aunque que ya estaba algo reseco; porque me he dicho: "Una noche es una noche, y para lo que me queda..."

La verdad es que estoy algo extrañado porque el coñac tenía un sabor algo raro y además me esta entrando un sueño de esos cansinos, que hasta me cuesta trabajo mantener los ojos abiertos; así que después de darle a ella un beso de despedida, me subo al dormitorio, porque a mi siempre me ha gustado dar facilidades y están a punto de dar las doce.

miércoles, 14 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES IX

Al año siguiente, en 2016, me atreví a presentarme de nuevo con otros dos relatos, pero ninguno de ellos fue seleccionado para la final.

Este primero lo titulé 





CLOE


Raudales de lágrimas había derramado desde entonces junto al sauce del río. En el tronco, sus nombres encerrados en un corazón traspasado por una flecha, y una fecha: 28 de agosto de 1965; ahora ya tan deformados por el tiempo que sólo ella sabía que era su nombre el que se adivinaba junto al de Ángel, su amor imposible, cuyas letras, incomprensiblemente, aún hoy se mantenían intactas.


Su nombre, Cloe, apenas si se podía descifrar, de tan deforme como estaba, que más parecía una grieta en el tronco del árbol, arrugado por los años. Era el último sauce  después del recodo del río cuando ya se aleja del pueblo, por lo que casi nadie llegó a conocer la inscripción. La grabó aquella lejana tarde de primeros de septiembre, donde unos días antes ella le había declarado su amor. Pero ese día Ángel ya no estaba allí.


Cuando nació, su padre, un descreído librepensador,  escogió para ella un nombre poco usual en la época, apenas conocido por románticos revolucionarios y lectores de novelas arcaicas. Pero ese nombre iba a marcar toda su vida.


En el pueblo pequeño de su niñez, todos la veían como una niña un poco diferente, siempre ensimismada y con una vida interior nada frecuente en una adolescente tan joven. Sus padres fueron desterrados allí como maestros y ella también fue maestra, y lo primero que hizo fue leer la novela de Longo para saber quién era realmente Cloe y conocer sus andanzas por la remota isla de Lesbos. 


Ni antes ni después de sustituir a su madre en el colegio, ningún mozo se atrevió a cortejarla porque la consideraban demasiado inalcanzable. Ella tampoco podía  fijarse en ellos porque ninguno podía representar el ideal de amor que ella podía sentir. 


Pero llegó Ángel en quien ella enseguida reconoció a su Dafnis amado, liberado ya de los piratas. Era un mes de abril; todos los almendros ya habían florecido y parecía que ese año era más dulce el olor de azahar de los naranjos en plena floración. Venía a sustituir al viejo practicante que se había jubilado, y también el alma de Cloe se llenó de flores como los cerezos del huerto. 


Era el joven más bello, mas educado y más sensible que jamás había conocido, sólo comparable con los galanes protagonistas de las novelas que devoraba en las noches de insomnio, que eran las más en la vida anodina y triste de su juventud que ya se empezaba a marchitar.


Y se enamoró como sólo ella podía enamorarse. Y el amor le salía por los ojos, por la boca, por cada uno de los poros de su cuerpo. Y en su cara se iluminó una sonrisa que afloraba siempre cuando él se acercaba. Pero él nunca parecía darse cuenta de ese amor. 


Ella tuvo que fingir un desfallecimiento para que él la tuviese que atender; cuando sus dedos rozaron su piel toda su alma vibró y ese mero roce fue para ella la demostración de una mutua atracción que solo existía en su imaginación desbordada.


Por fin una tarde, después de haber espiado durante semanas todos sus movimientos, logró encontrarse con él junto al vado del río, donde acostumbraba a pasar largos ratos de lectura y meditación.


Ella se había vestido para la ocasión y a cualquiera que no fuese él, le habría parecido una joven atractiva. Hablaron de poesía, de los reflejos cambiantes en la corriente del agua y de las nubes que jugaban al escondite con el sol; hasta que el cielo se fue oscureciendo, las estrellas empezaron a asomarse en el mirador del cielo y la luna se reflejó en el espejo del río. Ella se acurrucó junto a él, pero él se levantó aduciendo que se estaba haciendo tarde. Él también había disfrutado de su compañía y de la elocuencia de aquella joven tan poco convencional en un pueblo tan recóndito.


Era ya pleno verano y las excursiones al río se sucedían con más frecuencia que él hubiera deseado y mucho menos de lo que Cloe ansiaba. Un anochecer, cuando ya empezaban a desdibujarse las nubes en la obscuridad del cielo  y la luna había bajado, toda desnuda, a bañarse en las  aguas plateadas junto a las ninfas del río, ella se acercó hasta besarle en los labios y le declaró su amor arrebatado. Ángel no correspondió a su beso y le confesó que no podía corresponder tampoco a su amor porque su corazón y todo su ser pertenecían a un joven que aún le esperaba en un pequeño pueblo del sur.


Ella supo entonces que su Dafnis había sucumbido al acoso del malvado Gnatón y que aunque ya nunca podría ser suyo, ella seguiría enamorada de Ángel por siempre.


Él pensó que sería mejor dejar aquel pueblo donde su condición ahora podría ser descubierta y una mañana partió sin despedirse de nadie. Poco después, también Cloe dejaría el pueblo, intentando, en vano, olvidarle. 


Todos los años, el 28 de agosto, vuelve con dos camelias rojas para depositarlas bajo el último sauce por donde escapa el río, y acariciar los nombres que ella grabó en el tronco, dentro de un corazón traspasado por una flecha.


Nunca más supo de él; pero a sus setenta años, ya con su pelo y su alma cubiertos de nieve, aquella flecha del tronco del sauce aún le sigue traspasando el corazón y hace que nunca, nunca, pueda dejarle de amar. 


domingo, 11 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES VIII

Y este año, de nuevo, me seleccionaron este relato como finalista. La entrega de premios tuvo lugar en Zaragoza y lo titulé 





 Y EL GANADOR ES...


"Los lunes, miércoles y viernes juego al ajedrez; los martes, jueves y sábados, al golf; los domingos por la tarde veo el partido de fútbol; pero por la mañana sigo siendo el superhéroe que siempre fui. 


Antes de seguir creo que debo hacer alguna aclaración. Ya estoy jubilado de la mayoría de mis actividades. Por ejemplo, yo que jugué al ajedrez con Bobby Fischer, Karpov e, incluso, con José Raúl Capablanca y Graupera -a quien yo mismo bauticé con el sobrenombre de "el Mozart del ajedrez"- , ahora me tengo que conformar con jugar contra el ordenador, lo que me resulta aburrido y tedioso y hasta fastidioso a veces, sobre todo cuando esta máquina infernal me gana en algunas ocasiones. 


Lo del golf es diferente; en eso nunca llegué a ocupar un puesto privilegiado en el ranking, porque empecé a jugar ya de mayor. Hice algunos hoyos con Greg Norman, Jack Nicklaus y José María Olazábal, pero nunca llegué a ser un gran campeón, aunque en honor a la verdad debo confesar, porque muchos no lo saben, que yo fui quien enseño a jugar a Severiano Ballesteros. Ahora juego con la Wi de Nintendo y todavía no he encontrado a nadie que me gane. 


También debéis conocer, para comprender esta historia, que los superhéroes somos inmortales. Y esto sí que es un fastidio. Yo acabo de cumplir los cuatrocientos diez y aunque no me encuentro mal, ya he tenido que casarme ocho o diez veces, ahora no lo recuerdo bien, y llevo ya unos cincuenta célibe, porque a la hora de escoger me he vuelto demasiado exigente. 


Vivo solo y dos veces a la semana viene una asistenta que lo tiene todo muy limpio; pero a lo que íbamos: 


Los domingos por la mañana nos reunimos todos los superhéroes en una cafetería a contarnos nuestras batallitas. Algunos están ya muy mayores; por ejemplo Moisés - que se ha negado en redondo a cambiarse de nombre-, a menos que te descuides, te vuelve a contar cómo se las arregló para separar las aguas del Mar Rojo. A mí ya me lo lleva contado cerca de doscientas veces. 


Lo de los nombres es otra cuestión. De antiguo, cada uno teníamos el nuestro y estábamos todos muy orgullosos de ellos; pero llegaron los americanos y pusieron de moda lo de "Súper", "Increíble", "Maravilloso" y esas horteradas, que aconsejaban sus asesores de imagen, y no tuve más remedio que aceptar el de "Súper Quijano" que me aconsejó mi productor, que es el que se encarga de todo lo concerniente al marketing, que en nuestro oficio se ha vuelto imprescindible. 


Como habrán deducido yo me dedicaba a "desfacer" entuertos, salvaguardar el honor de doncellas indefensas, liberar cautivos, y luchar por las causas perdidas. 


Sólo hay que darse una vuelta por las noticias de los periódicos para ver a donde está llegando el mundo, desde que yo dejé mi vida activa



Y es que los superhéroes mayores ya no actuamos y nos dedicamos sólo a organizar todos los años los premios "Yelmo de Oro" que reconocen los méritos de los que más se han distinguido en las distintas secciones. 


Yo gané uno, ya hace tiempo, con mi "Aventura de los molinos de viento" en la sección de "efectos especiales", en reñida pugna con mi amigo Rodrigo Díaz de Vivar, nominado por su "Batalla ganada después de muerto". El año siguiente gané otro al mejor "guión original", esta vez sin apenas oposición, y otro año estuve nominado en la sección de "grandes epopeyas", pero me ganó Ulises con su "Odisea". 

Este año estoy muy ilusionado porque me van a ofrecer el "Yelmo de Oro" a la trayectoria de toda una vida. Aún hoy, en estas ocasiones, no veáis como añoro a don Miguel cuando tengo que escribir el discurso de aceptación.

sábado, 10 de octubre de 2020

RELATOS PARA MAYORES VII

Al año siguiente, en 2015, decidí volver a presentarme sin desanimarme por el resultado del año anterior, y este es uno de los relatos que envié y que no fue seleccionado.

Lo titulé 





EL VIAJANTE TACITURNO.


"Era un hombre obeso pero, paradójicamente más ágil de lo que su aspecto podría presagiar. Llegó al andén cuando el tren empezaba a moverse. El jefe de estación había hecho sonar el silbato de las salidas apresuradas y por debajo de las ruedas de acero se escaparon los suspiros de la máquina con achaques, a punto de jubilarse. Saltó a la plataforma de la escalerilla y de allí al pasillo del vagón, atenazando su maletín de piel con goteras en el que debía guardar los restos de su vida nómada y monótona, por la forma en que lo apretaba entre sus brazos. 

En el departamento de la izquierda, detrás de la puerta que se descorría sola cuando el tren subía una cuesta, estaba la niña jugando con su caja de música, que abría y cerraba con parsimonia mientras se recogía los tirabuzones pajizos que caían de su sombrero con cintas desdibujadas. Estaba sola y el hombre que era demasiado ágil para lo grueso que estaba, se sentó a su lado. Los cordones de sus zapatos estaban a punto de empezar a llorar y tenían que saltar constantemente para que las suelas no los pisaran. Su traje tenía las arrugas típicas que ocasionan las perchas de plástico que suele haber en las fondas de techos con lepra y en los moteles de carretera que no va a ninguna parte.

Se intentó arreglar el nudo de la corbata, que tiempo ha tuvo ínfulas de grandeza y ahora se empezaba a despintar por momentos, y susurró algo a la muchacha que le miró con sus ojos de hospicio azules pensando, sin duda, que aquel hombre no era totalmente desconocido para ella. El confesó que se habían visto por lo menos tres veces; la primera cuando el hombre de tez morena y rasgos árabes la cepillaba los dientes en el aseo de la estación de cercanías ya muy lejana, la segunda cuando desayunaban en la barra de aquel bar sin nombre donde los camareros coleccionaban fotografías de sus clientes, y la última cuando viajaba en tranvía con el hombre que parecía llevar zancos y que entonces él pensó que debía ser su padre.

El hombre del traje con arrugas asimétricas y la corbata despintada, abrió su maletín lleno de ilusiones desgastadas y sacó una toalla empapada de polvos de talco, un espejo que no reflejaba su rostro cansado, un peine sin púas, un mapa sin ríos ni montañas, un cierre sin llave y un timbre insonoro que, según dijo, se había vendido muy bien para casas sin puerta. Debía ser viajante y regresaba a casa después de una semana más de tratar con gentes con el alma anestesiada y dormir en pensiones con vistas a los anuncios de Coca Cola.

La niña cogió el mapa y señaló un punto indefinido en el norte de África, él negó con la cabeza y no volvió a decir nada. Su cara era tan triste como la melodía de la cajita de música que la muchacha hacía sonar cuando callaba el silbido del tren al salir de las estaciones en las que solo habitaban los fantasmas. Por fin, ella le dijo algo al oído y él asintió.

Cuando el tren volvió a parar porque se habían terminado las vías, los dos, cogidos de la mano, bajaron al andén, donde nadie les esperaba. El reloj redondo y algo afónico que colgaba sobre la puerta de la sala de viajeros de vuelta de casi todo, marcaba las dos y diecisiete minutos, era de noche y terminaban de caer las últimas gotas de una tormenta que se había montado ya en un tren de mercancías con destino a las tierras del norte, donde el hombre del tiempo había pronosticado una gran perturbación.

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MIS EDICIONES MUSICALES

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SENTIRES. Canta Mª Antonia Moya. Edición remasterizada. 2012. Incluye las canciones siguientes:

AVE MARIA

AVE MARIA
De Schubert. Canta María Antonia Moya, acompañada por el Maestro Alcérreca. 2011. Para escucharlo, pinchar en la image.

LA TARARA

LA TARARA
Canta Maria Antonia Moya. Si quieres escuchar la canción, pincha en la imagen

LOS PELEGRINITOS

LOS PELEGRINITOS
La canción de Lorca, cantada por María Antonia Moya, con imágenes de Lucena (Córdoba) Para escuchar la canción pincha en la imagen.

EN EL CAFÉ DE CHINITAS

EN EL CAFÉ DE CHINITAS
La copla de Lorca, cantada por María Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. 1986. Para escuchar la canción, pinchar en la imagen

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE
Maria Antonia Moya canta el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca. Puedes escucharlo pinchando la imagen.

LOS CUATRO MULEROS.

LOS CUATRO MULEROS.
Canta: María Antonia Moya. 1986.Para escucharlo,pinchar en la imagen.

PERFIDIA

PERFIDIA
Canta Maria Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. Año 1986. Para escuchar la canción, pincha en la imagen.

PASODOBLE DE CHINCHÓN

PASODOBLE DE CHINCHÓN
Letra: L.Lezama - Música: Palazón. Canta: María Antonia Moya. 1987Puedes escucharlo pinchando en la imagen

MIS LIBROS DE FICCIÓN. EL AMARGO SABOR DE LAS ROSAS.

MIS LIBROS DE FICCIÓN. EL AMARGO SABOR DE LAS ROSAS.
"El amargo sabor de las rosas" Novela. Marzo de 2017

MIS QUERIDOS FANTASMAS

MIS QUERIDOS FANTASMAS
ENERO 2020. RELATOS Y CUENTOS..PRÓXIMA EDICIÓN

HISTORIAS IMPOSIBLES

HISTORIAS IMPOSIBLES
ENERO 2020. PRÓXIMA EDICION.

SUI GENERIS

SUI GENERIS
ENERO 2020. PRÓXIMA EDICIÓN

LA BODA

LA BODA
"La boda" 1996 -2001. Inédito.Para leer el cuento, pincha en la imagen

ANDANZAS Y SENTIRES

ANDANZAS Y SENTIRES
"Andanzas y sentires" 2003. Inédito. Para leer el libro, pinchar en la imagen,

EL CIELO DE LAS AMAPOLAS

EL CIELO DE LAS AMAPOLAS
nueva edición 2022

CUENTOS DE OTOÑO

CUENTOS DE OTOÑO
Cuentos de Otoño. 2006. Si quieres leer los cuentos, pulsa en la imagen.

LUZ DEL CIELO Y OTROS RELATOS CON NOSTALGIA

LUZ DEL CIELO Y OTROS RELATOS CON NOSTALGIA
“Luz del Cielo” y otros relatos con nostalgia. 2019. Proximamente en este blog

CUENTOS DE CAFÉ CON LECHE

CUENTOS DE CAFÉ CON LECHE
Cuentos de café con leche. Pinchar en la imagen para leer los cuentos.

CUENTOS AMORALES

CUENTOS AMORALES
"Cuentos amorales" 2005. Inédito. Para leer los cuentos, pincha en la imagen

LOS CUENTOS DEL ABUELO

LOS CUENTOS DEL ABUELO
Próximamente en este blog.

TRABAJOS FORZADOS

TRABAJOS FORZADOS
Recopilación de 44 relatos escritos para el taller literario.2007-2012. Para leer los relatos pinchar en la portada.

LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR

LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR
"Los velos de la memoria". Historia del Solar. Edición restringida de 95 ejemplares. Se presentó el 10.1. 2010.

LOS VELOS DE LA MEMORIA II. EL AMO.

LOS VELOS DE LA MEMORIA II. EL AMO.
Los Velos de la Memoria II. El Amo. Edición digital. 2012.

DÉJAME QUE TE CUENTE....

DÉJAME QUE TE CUENTE....
"Déjame que te cuente"... 2013. Recopilación. Para leerlo, pinchar en la portada del libro.

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA
LOS VELOS DE LA MEMORIA III. La Heredera..AÑO 2014.

HISTORIAS DE INTRIGA PARA DORMIR LA SIESTA

HISTORIAS DE INTRIGA PARA DORMIR LA SIESTA
2013.Recopilación de relatos. Para leerlos, pincha en la portada

PAISAJES CON FIGURA

PAISAJES CON FIGURA
2013. Recopilación. Para leer los relatos, pinchar en la portada

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA
LA OPINIÓN DEL EREMITA. Recopilación. 2008-2013. Para leer los trabajos, pinchar en la portada.

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO
Segunda entrega. Próximamente en este blog.

MIS OBRAS DE TEATRO.

MIS OBRAS DE TEATRO.
Un ramito de Violetas. Para leerlo, pulsar en la portada.

MIS LIBROS DE POESÍAS.

MIS LIBROS DE POESÍAS.
"SINSENTIDO" Para leer las poesías, pinchar en la portada.

MIS LIBROS DE VIAJES

MIS LIBROS DE VIAJES
Los viajes del Eremita.Volumen I. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II
VOLUMEN II. LOS VIAJES DEL EREMITA.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN III

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN III
Los viajes del Eremita. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN IV

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN IV
Los viajes del eremita.Volumen IV. 2016.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.
POLITÉCNICA. CATÁLOGO DE ARTE. Pintura, dibujo, diseño.Para ver el catálogo, pinchar la portada

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.
ESPAÑA: UN MOSAICO DE IMÁGENES. Fotografías. Para verlo, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.
CHINCHÓN EN DUOTONO. Fotografía.Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA. DETALLES

FOTOGRAFÍA. DETALLES
MAS DETALLES. Fotografías. Para ver la exposición pincha en la portada.

FOTOGRAFÍA: ACORTANDO DISTNACIA

FOTOGRAFÍA: ACORTANDO DISTNACIA
ACORTANDO DISTANCIAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FRUTAS Y VERDURAS

FOTOGRAFÍA: FRUTAS Y VERDURAS
FRUTAS Y VERDURAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: PAISAJES EN MI RECUERDO

FOTOGRAFÍA: PAISAJES EN MI RECUERDO
PAISAJES EN MI RECUERDO. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FOTOGRAFÍAS OCULTAS

FOTOGRAFÍA: FOTOGRAFÍAS OCULTAS
FOTOGRAFÍAS OCULTAS. Fotografía. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: DENIA EN FALLAS

FOTOGRAFÍA: DENIA EN FALLAS
DENIA EN FALLAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS
CHINCHÓN EN FIESTAS. Reportaje fotográfico. Para verlo, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: TURISMO

FOTOGRAFÍA: TURISMO
TURISMO. IMÁGENES DE MIS VIAJES. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.
MIS FOTOS. Folografías: para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: COMIDAS

FOTOGRAFÍA: COMIDAS
COMIDAS. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: UN VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA

FOTOGRAFÍA: UN VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA
VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA.FOTOGRAFÍAS. Para ver el reportaje, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS
Flores y Plantas. FOTOGRAFÍAS. Para ver esta exposición, pinchar en la portada.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.
CHINCHÓN MONUMENTAL. Una visita virtual por las calles, plaza y campos de Chinchón. Para verlo, pinchar en la foto.

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO
Una visita al Museo LA POSADA DEL ARCO.Para ver la visita virtual, pinchar en la fotografía.

EL MUSEO ULPIANO CHECA

EL MUSEO ULPIANO CHECA
Una visita al Museo ULPIANO CHECA en Colmenar de Oreja.Para ver la visita virtual, pincha en la imagen:

IMÁGENES RELIGIOSAS DE CHINCHÓN

IMÁGENES RELIGIOSAS DE CHINCHÓN
Una visita a las IMÁGENES RELIGIOSAS de CHINCHÓN.Para ver las imágenes, pincha en la Galería.

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO
Un recorrido por distintos países y ciudades, visitando sus carteles de turismo. Para verlos, pinchar en la imagen.

ALELUYAS CHINCHONETAS

ALELUYAS CHINCHONETAS
ALELUYAS CHINCHONETAS. Para poder ver todas las aleluyas chinchonetas, pinchar en el dibujo.

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