La Mezquita-catedral de Córdoba, es en realidad «Santa María Madre de Dios» actualmente conocida como la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora.
Tras la reconquista cristiana de Córdoba en 1236, San Fernando convirtió la mezquita en catedral, sufriendo diversas alteraciones que acabarán configurando la actual Catedral de Córdoba. Durante toda la Baja Edad Media prevaleció ya convertida en catedral, adaptándose el culto y la liturgia cristiana a la espacialidad islámica con algunos acomodos. En 1371 fue terminada la Capilla Real de la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde estuvieron sepultados los reyes Fernando IV y Alfonso XI hasta que, en 1736, los restos mortales de ambos monarcas fueron trasladados a la iglesia de San Hipólito de Córdoba, donde reposan en la actualidad.
Esta nueva capilla catedralicia (dentro de la antigua mezquita) fue impulsada por el obispo D. Íñigo Manrique (1486-1496), quien promueve la construcción de una nave con formulación arquitectónica gótica y algunas modificaciones en los accesos, que continuaron los prelados siguientes:Juan Rodríguez de Fonseca (1499-1505.) D. Juan Daza (1505-1510), D. Martín (1510-1516). Sin embargo, la mayor quiebra del edificio islámico se producirá a lo largo del siglo XVI, pues en medio de la antigua mezquita se levantará una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos del Renacimiento; esto supuso una ruptura grave con los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes próceres (a favor y en contra).
Finalmente, intercedió el emperador
Carlos V para que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara, como recogió J. B. Alderete, con la famosa frase
"habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes".
La obra se comenzó en 1523 por iniciativa del obispo D.
Alonso Manrique (1518-1523, hijo del gran comendador de la Orden de Santiago), que supo atraer hacia Córdoba los principios planimétricos de las catedrales castellanas, pues había sido obispo de
Badajoz y
Salamanca. La nueva nave de la Catedral de Córdoba estuvo a cargo del arquitecto
Hernán Ruiz, el Viejo, que aunque desarrolla su trabajo bajo postulados góticos con ciertos arcaísmos, introduce claramente elementos renacentistas.
La
capilla Mayor, el
coro y el trascoro, forman el núcleo de la Mezquita-Catedral. Saliendo del coro pueden verse las capillas que rodean a la nave; girando a la derecha se encuentra en primer lugar la lauda sepulcral de los Cinco Obispos, ejecutada en
1554 y realizada en mármol según el deseo del obispo Leopoldo de Austria. Le sigue la capilla del Dulce Nombre de Jesús, separada del resto del templo por una magnífica reja. A ésta le siguen la capilla de San Pelagio, la capilla de Santo Tomás y la capilla de Jesús, María y José, llamada popularmente la «capilla del Niño Perdido». Pasado el
crucero, se llega al
transepto, cubierto por tracería gótica decorada en su parte izquierda con bustos de profetas, y en su parte derecha con figuras femeninas, que posiblemente representen a las virtudes.
El trasaltar tiene cinco arcos, cuatro destinados a capillas, constituyendo el quinto la portada de ingreso a la sacristía. Por encima de los arcos hay una cornisa con grutescos y tondos con bustos, y en los cinco tímpanos se ven relieves que representan el
Prendimiento, el
Camino del Calvario, la
Crucifixión, el
Descendimiento y la
Resurrección, todos ellos obras anónimas de un taller local de comienzos del
siglo XVI,
La Plataforma teme que, si el clero sigue dando un uso excluyente a la Mezquita, pueda peligrar el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad que la Unesco le dio hace justo 30 años. Un reconocimiento que resaltaba no solo su singularidad artística y arquitectónica, sino también el carácter simbólico del edificio como ejemplo del paradigma en el que Córdoba siempre ha querido sentirse identificada: la concordia entre creencias y civilizaciones.
Por contra, el obispado ha agudizado su función evangelizadora incluso en las visitas turísticas, sobre todo desde que en 2006 inmatriculó por 30 euros como suyo el templo en el Registro de la Propiedad, gracias a una ley de la etapa de Aznar. El mejor ejemplo de este giro se encuentra en las visitas nocturnas a la Mezquita, inauguradas en 2010 tras más de un lustro de negociaciones entre Ayuntamiento e Iglesia. Al final, un primer proyecto de corte más histórico y audiovisual fue descartado por presiones del clero y el gobierno municipal de IU y PSOE claudicó ante las demandas religiosas. Como resultado, las visitas que pretendían atraer tanto a creyentes como a no creyentes se encuentran con una descripción de la historia en la que la presencia andalusí y omeya acaba soterrada por una visión católica.
Según noticia publicada por un diario digital, la Dirección General del Patrimonio del Estado ha desestimado la demanda interpuesta por un particular en la que solicitaba la recuperación de la titularidad pública del inmueble, Patrimonio de la Humanidad
En este escrito se señala que es la Iglesia la encargada de gestionar el templo desde que este fuera consagrado por Fernando III el Santo en 1236
El demandante recurrirá explicando que "en términos actuales, el rey es el Estado", de modo que la Mezquita es de titularidad pública y no eclesiástica.
Por tanto, la polémica está servida, pero esto no es óbice para reconocer que la Mezquita de Córdoba o la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora es uno de los más bellos monumentos de la Humanidad.
Con este reportaje, termino las entradas que he dedicado a Córdoba, esperando que hayan sido del agrado de mis lectores.Las fotos, como no podía ser de otra manera, son de m.carrasco.m