Trabajar el campo. Agricultor. En Chinchón, hasta hace poco, la mayoría trabajaba en el campo. A todos los demás se le llamaba “artistas”.
El carro.
Hoy, apenas si llegan al 1% de la población los que figuran como agricultores en Chinchón, aunque haya quienes, ya jubilados, recuerdan los tiempos en que se dedicaron a la agricultura y labran algunas de sus tierras, sobre todo las viñas y los olivares y algún que otro huertecillo para el consumo familiar.
El serón y las alforjas.
Cuando a principios del siglo XIV se colonizó el territorio de Chinchón por los caballeros segovianos, se cursaron normas para promocionar la siembra de las viñas, para fidelizar a los colonos que recibían las tierras. Por eso, desde entonces, el vino fue su principal producto hasta que en el año 1925 llega la plaga de la filoxera a nuestro pueblo.
El bielgo y la trilla
Una característica que tuvo incidencia en las costumbres de Chinchón es la circunstancia de que la vega, donde están la mayoría y mejores tierras de labranza, está a unos diez kilómetros del pueblo, lo que suponía que los labradores tenían que emplear más de dos horas en el camino y esto les obligaba a comer en el campo, lo que hizo de los hombres de Chinchón unos buenos cocineros.
(Esta es la gran sartén donde se hacía el guiso para todos los trabajadores. En el suelo, y al resguardo para evitar el viento, se colocaban tres piedras,a modo de trébede, sobre las que se ponía la sartén con un largo mango para no quemarse al trasnportarla. La comida que se cocinaba solía ser un guiso de patatas con bacalao o carne, al que se añadían los caracoles y las cañamizas que se cogían en los bordes de las caceras)
La distancia de la vega del pueblo también ha tenido siempre una gran incidencia en la vida social, como lo recoge la propia jota de Chinchón en su letra:
¿Cómo quieres, niña, que te venga a ver
si vengo del campo al anochecer.
Primero que llego y "avio" el "ganao"
cuando vengo a verte, ya te has "acostao".
Entonces, el medio de transporte era el carro tirados por las mulas, que además eran los elementos de tracción para las tareas de arado, trilla y carga.
Cribas y esportillos
En el Museo Etnológico “La Posada” podemos encontrar muchos de aquellos aperos que se utilizaban y que ya han perdido su vigencia al llegar el tractor y los otros medios mecánicos que se utilizan hoy en la agricultura.
La cuartilla y la media fanega.
Pasado el tiempo, es agradable recordarlos y recordar sus nombres que nos suenan a tiempos pasados que aunque no son tan lejanos, parecen borrados por la niebla de la nostalgia:
Colleras.
Azadas, azadones y rastrillos.
La albarda, el serón, las aguaderas, el esportillo, el bielgo de remolacha, las alforjas, los costales, la collera, los collerones y los horcates, las cabezadas, el bozal, el acial, los bridones, los cestillos, los esportillos, las cribas, los peales, las albarcas, los azadones, legones, hoces, el hocino, la cuartilla y la media fanega, las zoquetas y las cañas, los horquillos, la horca, el rastro, las palas de madera, la vertedera, el palo de allegar, los carrillos del arado, etc. etc. etc.
El yugo y los cabezales.
Y estas las imágenes que nos sirven para recordarlos.