Esto es un extracto de una carta que escribí el 23 de Abril de 1997 a D. Miguel Blesa, Presidente de Cajamadrid. Decía así:
Sr.Presidente:
Ayer estuve en la presentación del Proyecto 2002 de La Caja de Madrid, que Vd. nos pormenorizó y por lo que conocimos los ambiciosos objetivos que Vd. ha marcado a nuestra Entidad para los próximos cinco años, en los que alcanzará el tercer centenario de su fundación. Y como nos invitó a todos los presentes a participar en ese gran proyecto, para que sea realmente el proyecto de todos los que formamos la "gran familia" de la Caja, me he sentido obligado a dirigirle esta carta para trasladarle mi inquietud por no poder ser tan optimista como Vd. al contemplar el próximo futuro.
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Durante ese periodo de tiempo fueron muchos los cambios sociales, políticos y económicos a los que esa Caja se tuvo que adaptar, y uno de esos cambios fue el que las fuerzas democráticas decidieron que el potencial de las Cajas de Ahorros era demasiado importante para que no estuviese controlado por el poder político y así nació la L.O.R.C.A., que como Vd. bien sabe, Sr. Presidente, quiere decir algo así como la Ley Orgánica de Representación de las Cajas de Ahorros. Entonces, un amigo mio, sin duda algo ingenuo, me decía que como él era un profesional sólo pedía que le dejasen trabajar y que no importaba quien mandaba.
Y en esa Caja se nombró un Presidente ejecutivo y poco a poco nos fuimos enterando que teníamos nuevos compañeros de trabajo que iban ocupando puestos de responsabilidad; algunos eran fichajes estelares que venían con "relevantes" trayectorias en la Banca y en las Finanzas, aunque, también es cierto, el currículum de otros no avalaba su espectacular escalada profesional.
Y en esa Caja empezaban a tomarse decisiones no suficientemente aclaradas y compañeros que habían desempeñado cargos de alta responsabilidad eran apartados de sus puestos y las "malas lenguas" empezaban a sembrar la semilla de la desconfianza, la maledicencia, y ... del miedo.
Y en esa Caja empezó a reinar el miedo. Y un amigo algo ingenuo, me decía: "En una Empresa en la que desde el Presidente al último ordenanza se sienten inseguros, termina reinando el imperio del miedo". Y es que el miedo se basa en la incertidumbre que produce la inestabilidad de la más alta Dirección que sólo tiene asegurado “su puesto” por sólo cuatro años.
Y sin darnos cuenta, en esa Caja, cuando nos llegaba una normativa que se consideraba claramente mejorable, nadie se atrevía a dar su opinión, por miedo a ...
Y ayer, cuando Vd, Sr. Presidente, nos decía que en los próximos cinco años íbamos a duplicar el balance, que los beneficios iban a alcanzar los cien mil millones, que íbamos a dar más y mejor servicio ampliando las horas de atención al público, que en el año 2002 tendríamos dos mil oficinas y que la plantilla tendría un incremento de mil personas, nadie se atrevió a preguntarle cómo se puede conseguir todo eso con esos medios.
Sr. Presidente, sería necesario explicar, aunque sea sucintamente, de donde va a sacar las personas para dotar con tres empleados, como mínimo, las seiscientas nuevas oficinas, sin deteriorar la calidad del servicio.
También nos anunció un nuevo sistema de delegaciones en materia de riesgos y en el boceto de la propuesta se indica que uno de los objetivos que se buscan es que la Sucursales dediquen mayor tiempo a la actividad comercial al ser descargadas de la toma de decisiones en los comités de prestamos. Con todo mi respeto, Sr. Presidente, me temo que los resultados puedan ser totalmente contrarios al objetivo buscado, ya que simultaneamente estamos recibiendo "normas" que "burocratizan" la presentación de las operaciones, normas que han diseñado personas que no se ha sentado en su vida a vender un producto a un cliente".
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Entré a trabajar en la Caja a los veinte años, y he llegado a pensar que cuando se cumpla el proyecto 2002 yo me voy a jubilar, o mejor dicho, me van a ofrecer la posibilidad de prejubilarme...
Porque pensándolo bien, Sr. Presidente, a la Caja le puede ser muy rentable que yo me jubile. Con mi sueldo se pueden contratar al menos dos licenciados, con mayor preparación que yo, que van a estar dispuestos a trabajar las horas que sea necesario y que con los años pueden tener hasta experiencia...
He llegado a pensar que mi Caja, esa Caja de la que le he hablado, ya no existe y esta Caja no necesita mis sugerencias ni mis iniciativas, porque esta Caja de ahora tiene suficiente con la plantificación táctica y extratégica diseñada en el laboratorio por unos técnicos que saben mucho más que todos los que, desde hace casi cuarenta años hemos recorrido una trayectoria y hemos conseguido hacer de la Caja de Madrid no sólo la sexta entidad del sistema financiero español, sino un ejemplo de expansión y crecimiento que se estudia ya en los manuales de formación empresarial.
Sr. Blesa, casi con seguridad, Vd. no leerá esta carta, precisamente por la misma causa que me ha motivado a escribirla, porque tengo miedo, y no sólo miedo a las posibles represalias que seguro que no se producirían, sino también miedo a estar equivocado y que el proyecto que Vd. ayer nos presentó sea totalmente viable con la plantificación que han diseñado.
Sinceramente, y por la cuenta que a mi también me tiene, deseo fervientemente ésto último.
Con respeto, consideración y afecto, suyo,
P.D. No llegué a la culminación de este plan estratégico. Me prejubilaron en el año 1999. De los cien mil millones de pesetas de beneficios previstos en el plan estratégico hemos llegado unos años después a este gran agujero de Bankia. Desgraciadamente las previsiones no se cumplieron y faltaba por llegar la burbuja del ladrillo. Una verdadera pena.
En el número 78 de la revista “La caja” de julio de 2010, el Presidente, entonces, de Caja Madrid don Rodrigo Rato decía que con con el Nuevo modelo Comercial y el SIP (Sistema Intitucional de Protección) firmado con otras seis cajas de ahorros, la Entidad resultante, o sea Bankia, "dará lugar al primer grupo de cajas de ahorros de España, con unos activos de 340.000 millones de euros"... y sólo menos de dos años después, ocurre lo que ha ocurrido; algo muy gordo ha pasado y además de solucionar el entuerto se deberían buscar responsabilidades.
Porque el hecho es que esa Entidad que fue creada hace más de trescientos años, que alcanzó importantes metas de solvencia y rentabilidad, que dio servicio financiero a la Sociedad, que nos dio trabajo a muchos y que hizo una importante labor asistencial con su Obra Social y Cultural; por la ineptitud de unos cuantos ha llegado a desaparecer. Unos gestores designados por los poderes políticos cuyos principales méritos estaban en ser correligionarios de los que les que les nombraban. Unos gestores que con sus decisiones erróneas (y posiblemente delictivas) han hecho desaparecer una Entidad valorada económicamente en muchos miles de millones de euros. Y no se puede permitir que los responsables de todo esto se hayan ido a sus casas con indemnizaciones millonarias, mientras los pequeños accionistas de todo este desaguisado se tengan que conformar con la pérdida de casi la mitad (por ahora) de su inversión .
No estaría mal que el Fiscal General del Estado actuara de oficio y depurase las responsabilidades de los gestores de Caja Madrid desde que los políticos empezaron a meter mano. Desde don Jaime Terceiro, pasando por don Miguel Blesa, terminando con don Rodrigo Rato y con todos los consejeros que les acompañaron. Y como responsables subsidiarios, la Comunidad, el Ayuntamiento de Madrid y los Partidos Socialista y Popular que, todos ellos, algo tendrán que decir en el reparto de responsabilidades.
Y algo parecido debería hacerse con el resto de gestores de las demás cajas. Amén.