Antes de que termine este año de penares y esperanzas, os quiero agradecer a todos vuestras muestras de cariño y vuestros deseos de recuperación.
Pero me vais a permitir que personalice este agradecimiento en Azucena. Ella es auxiliar de enfermería en la segunda planta del Hospital Gregorio Marañon y ella fue la que, durante los veintitantos días que estuve allí ingresado, me atendió y me compensó por vuestro cariño que entonces no me llegaba. Ahora, por la calle no la reconocería; el gorro, la mascarilla, las gafas, los guantes, las batas, hacían imposible saber cómo era. Un día le pregunté si tenía pelo y me enseñó una fotografía suya. Era joven y atractiva, ahora no reconocería su cara, pero nunca podré olvidar la sonrisa que se reflejaba en sus ojos, y esa mano posada en mi hombro en esos momentos de soledad y desánimo.
En ella quiero recordar al doctor Jiménez y a todo su equipo de cirugía, a las doctoras Leaman y Mar Pérez, a las enfermeras de Radiología, a la sonrisa de Carmen cuando te recibe por tu nombre en el Hospital de día del Infanta Leonor, a las enfermeras que durante estos meses han luchado para encontrar mis venas que parece que se escondían por miedo a tantas y tantas analíticas, a la entrega y vocación de Bea, una joven auxiliar de apenas 19 años que me confesaba que llevaba semanas sin ver a sus amigas del barrio porque llegaba a casa agotada y apenas si tenía tiempo para estudiar.
Mi agradecimiento también para Julián, compañero y medio paisano, con el que compartí habitación, recuerdos y confidencias en esos largos días de hospital en los que el tiempo parece pararse y la soledad se puede adueñar de tu alma.
Y mi gratitud a todos vosotros, a mis amigos que me han enviado mensajes y no han parado de llamar a casa preocupándose por mí, a la familia y a mis hijos, que cada uno hizo todo lo que pudo para ayudarme, y sobre todo a mi mujer, que primero en la distancia vivió la incertidumbre de mi situación y después, ya en casa, ha hecho el milagro de una recuperación que me hace afrontar con optimismo el porvenir.
Pues eso, gracias a Azucena y gracias a todos vosotros.