El turismo en Chinchón, como en muchos lugares de España, es su industria más importante. Y son muchas las circunstancias que lo han hecho posible. Su cercanía a la Capital, su pasado histórico y cultural y su conservación urbanística y monumental, son algunas de las causas de esta realidad. También contribuyeron a esta realidad personas y decisiones políticas que ayudaron a ir conformando la incipiente evolución turística desde los años sesenta del siglo pasado. Sin duda, la cesión de los terrenos para la construcción del Parador de Turismo se puede considerar como el inicio de este boom turístico que se podría ver culminado con la entrada en la Asociación de los Pueblos más bonitos de España.
En la actualidad, Chinchón ofrece una de las ofertas turísticas más importante de la Comunidad de Madrid, tanto por su restauración como por su oferta de alojamientos hoteleros. Desconozco el número de paisanos que viven directa o indirectamente del turismo, así como la contribución de esta industria a la economía municipal y las aportaciones que hace el ayuntamiento para la promoción del turismo.
Habrá que decir que todos los chinchonenses nos sentimos orgullosos del progreso de nuestro pueblo y que también nosotros nos beneficiamos de esta oferta. Pero también habría que empezar a decir que, entre todos, habrá que empezar a plantearnos que el turismo de nuestro pueblo sea un turismo sostenible, que sea rentable para los profesionales pero también que tenga la menor incidencia negativa posible en la vida cotidiana de todos los que vivimos en Chinchón.
La plaza, las calles, los monumentos son de todos, o no son de nadie, pero habrá que cuidar de que sean utilizados por todos de forma coherente. La circulación y el aparcamiento suponen un reto para adaptar un urbanismo rural a la nueva situación de colapso automovilístico. Y habría que empezar a tomar medidas para evitar que la situación se pueda degradar peligrosamente como ya está ocurriendo en las grandes capitales.
Y esto nos afecta a todos, pero principalmente a los que viven y se benefician de la industria turística, que deberían ser los que empezasen a proponer soluciones a los, ahora, pequeños problemas que se empiezan a plantear; antes de que también en Chinchón se empiece a oír eso tan malsonante de "turismofobia" que se está haciendo habitual en algunos lugares de España.