8.- Don Manuel Alvar López, Hijo Adoptivo de Chinchón. (Personajes)
En la calle
Costanilla segunda de Chinchón, vivió don Manuel Alvar, muy cerca de su amigo
Eduardo Carretero, que fue quien le animó a venirse a vivir a nuestro pueblo.
Aquí pasó sus últimos años con su esposa doña Elena Ezquerra y rodeado de sus
hijos y sus nietos.
El Ayuntamiento
de Chinchón inició con fecha 16 de noviembre de 1989 un expediente para
nombrarle hijo adoptivo de Chinchón.
Aquel día, en
su discurso explicó el porqué había llegado a nuestro pueblo:
“Y se vino a
Chinchón. ¿Por qué? Desde lo alto veía muchas veces el paisaje austero y sereno
de esta Castilla monacal y pobre. Si las tierras pudieran ser franciscanas, las
de Chinchón lo serían. Cuando venía de Andalucía, veía estos campos en los que
el hombre apenas es algo más que un pedazo de estameña, y los pueblos, la
presencia serena y tranquila de las horas. Pensé que estar aquí sería vivir sin
desazones. Fue entonces cuando lo conté: traté con gentes que eran personas y supe
de las horas, largas, cuando los gorriones gritan o las golondrinas chían
enloquecidas; cuando vi que las flores no eran efímeras, sino que duraban como
un dulce canto de amor y los árboles daban lecciones de rigor y no de lujuria.”
Yo sólo le
visité en una ocasión con motivo de la edición del libro “Chinchón en mi
recuerdo” que recoge los poemas de don José Manuel de Lapuerta, en el que
incluimos el párrafo de su discurso que he recordado antes. Allí nos recibió su
esposa, y el nos mostró orgulloso su casa que era un compendio de toda su obra
recogida en una espaciosa biblioteca con todos sus libros y escritos.
Murió en Madrid, el día 13 de
agosto de 2001 y descansa en Chinchón. Cumpliendo sus deseos, su familia ha
donado su extraordinaria biblioteca al pueblo de Madrid, para que sirva de base
para la investigación lingüística española, a la que él contribuyó de forma
decisiva.
Don Manuel Alvar, filólogo y
académico de las Reales Academias Españolas de la Lengua y de la Historia,
había nacido en Benicarló, provincia de Castellón el 8 de julio de 1923.
Durante toda su vida se dedicó a desentrañar los misterios de nuestra lengua, y
alcanzó la excelencia que fue reconocida por infinidad de premios y títulos que
recibió en todo el mundo, llegando a presidir la Real Academia de la Lengua.
Un día pasó por Chinchón y quiso vivir aquí para el resto de su vida y pidió descansar aquí, también, para la eternidad.
El 25 de noviembre de 1989, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Chinchón, le fue entregado el título de hijo adoptivo de Chinchón, y en el discurso que pronunció ese día nos dejó, con palabras que sólo él era capaz de escribir, el por qué, un dialectólogo, como le gustaba llamarse, había escogido Chinchón, para quedarse:
"El dialectólogo que vio estas tierras desde el azul del cielo, ahora se ha acostumbrado a mirar el cielo desde la hondura de la tierra, cuando el relente aún no ha dejado el reposo de la hoja, ni el humo empieza a denunciar la vida, ni el gañido de los perros se amortigua. Viendo las rayas blancas marcando el azul transparente, la vida del dialectólogo se hace más larga porque sabe que vivir es amar a todas estas cosas que, acaso, a los demás no dicen nada y que aquí le permiten vivir, con sus amigos, con sus libros y, lo que importa más, consigo mismo".
El Ayuntamiento de Chinchón dio su nombre a la nueva Casa de
Cultura que se hizo frente al Monasterio de las Madres clarisas, en lo que fue
el matadero municipal.
Relator independiente.
(Si te ha gustado, puedes compartirlo)