La palabra corrección tiene varias acepciones:
- Rectificación o enmienda de los errores o defectos de alguien o algo.
- Comportamiento de acuerdo a las normas de trato social:
- Ausencia de errores o defectos.
- Cambio que se hace en un texto al corregirlo o revisarlo.
- Revisión y evaluación que un profesor hace de los ejercicios y exámenes de sus estudiantes.
Hoy nos interesan las dos primeras, pero empezando por la segunda.
Antes, cuando todo era urbanidad, los niños, cuando queríamos escandalizar a nuestros mayores, decíamos delante de las visitas, aquello de "caca, pis, pedo, culo" y sentíamos una íntima satisfacción de transgresión que nos empezaba a hacer mayores. Eso era una incorrección.
Ahora la corrección "manda" en la. vida pública oficial, aunque suena más falsa aún que la urbanidad impuesta de nuestra niñez.
En cambio, en las llamadas redes sociales, todo es transgresión, la mayoría de las veces, gratuita y sin sentido, que solo pretende escandalizar y hacerse notar, más o menos como cuando nosotros éramos pequeños.
Y se consigue el escándalo similar al de nuestros mayores, con la ventaja de que ahora todo pasa tan deprisa que enseguida todo se olvida, posiblemente porque esas incorrecciones tampoco tiene más importancia que nuestros "caca, pis..."
En cuanto a la primera acepción, también en estos tiempos, somos muy dados a corregir a los demás y ver la paja en ojo ajeno y andamos, todos, corrigiendo a diestro y siniestro, tachando las incorrecciones "intolerables" de los demás; mientras solemos hacer la vista gorda con las vigas de nuestros ojos.
En esto de corregir se llevan la palma los tertulianos, los periodistas y los políticos, aunque también todos estamos a la que salta y nuestra vara de medir no suele ser igual cuando medimos las incorrecciones de los "otros" o las nuestras.
Aunque es curioso que siempre, todos, tendemos a considerar nuestro comportamiento como lo define la tercera acepción de las que relacionaba al principio.