Un colaborador de este blog, que prefiere mantener en secreto su identidad, me ha enviado una carta en la que me habla de impuestos. He considerado que sería interesante compartirla con todos vosotros.
Dice así:
"Un artículo de Cristina Berechet (Civismo) publicado en el
diario El Mundo incluía una afirmación
aparentemente increíble: “la mayor partida de gasto para las personas que viven por debajo del
umbral de pobreza son los impuestos”.
¿Dónde queda entonces el mito de que los impuestos altos son buenos para los más desfavorecidos?.
Según un estudio del Institute of Economic Affairs (IEA),
las familias con pocos ingresos se
gastan al año 1.640 euros en tributos sobre la gasolina, el alcohol, el tabaco o el impuesto de
circulación. Además, necesitan otros 1.485
euros para pagar el IVA. Adicionalmente, las cotizaciones a la Seguridad Social no sólo son un impuesto
encubierto (un impuesto que la empresa paga de nuestro sueldo al Estado antes
de pagárnoslo a nosotros), sino que además tienen un tipo impositivo único en
España. Es
decir, que tanto para las rentas más bajas como para las más
altas el tipo que se aplica es el 36,25%, el 29,9% pagado por la empresa y el
6,35% por el trabajador. Pero aún hay más. Las cotizaciones tienen un tope
máximo y las rentas superiores a 3.597 euros mensuales brutos sólo pagan hasta
este nivel, por lo que nadie, tenga la renta que tenga, cotiza más de 15.647 euros
anuales.
Esta falta de proporcionalidad, como se denunciaba en el
último informe del Día de la Liberación Fiscal, favorece evidentemente a las
rentas más elevadas. No sólo eso, sino que además provoca que al empresario le resulte
más barato subir el sueldo a los trabajadores que ya están en el tope de lo que deben cotizar (por lo que
subirles el sueldo no le implica a la empresa pagar más a la SS) que a los de
salarios más bajos, fomentando así el mileurismo.
Por ejemplo, a un trabajador cualquiera
se le vampiriza el salario, de modo que trabaja 181 días para sí mismo y 184 para
pagar impuestos al Estado. La mayor parte de esos impuestos (IVA, cotizaciones,
carburantes, alcohol, tabaco, etc) no son progresivos, por lo que se entiende
perfectamente que la mayor partida de gasto para quienes viven por debajo del
umbral de pobreza son los impuestos.
Así y todo,
los impuestos en España en este momento son elevadísimos para todo el mundo, al
punto en que ya las subidas de impuestos generan más el resultado de
estrangular el crecimiento o minimizar la recuperación que el de aumentar la
recaudación. ¿Cómo se va a reactivar la economía de una forma sostenible si
cada vez los impuestos se comen una parte más grande de nuestro salario, tanto
de los que están arriba como de los que están abajo?
Atentamente,"