Un poema de Mario Paoletti.
El día y la noche se disputaban los tejados.
Una de las fuentes estaba llena de un fulgor rojo,
en la otra ya triunfaba el claro de luna.
Y entre ellas jugaban unos niños,
describían círculos,
como obedeciendo a una imposición de esa hora,
igual que si fueran murciélagos o vencejos.
Con una dedicatoria muy especial para varias parejas que hoy celebran el aniversario de su boda.
Las fotos son de m.carrasco.m