Vamos a entrar en el aposento más privado de la casa. Sin embargo en las casas de Chinchón, esta habitación no tenía tanta privacidad, pues en la mayoría de los casos era paso obligado para llegar a los otros dormitorios que eran ocupados por los hijos.
La cama de matrimonio era de 135 cms. con somier de muelles y colchón de lana con sábanas generalmente bordadas por la mujer que se aportaban como ajuar de la novia. Encima se colocaban las mantas de lana y la colcha.
La cama solía ser de barrotes de hierro lacado en negro con adornos de latón dorado. Encima, necesariamente un crucifijo y siempre con algún cuadro religioso representando a la Sagrada Familia, aunque también gustaban mucho los que evocaban el purgatorio con las almas en pena.
Al lado de la cama una mesilla con su reloj despertador. Tampoco faltaba en la alcoba una armario de uno, dos o tres cuerpos, con un espejo en alguna de las puertas y un arcón donde guardar la ropa de fuera de temporada que no entraba en el armario.
Y la cómoda con sus cajones para guardar la ropa de cama y mesa
Sobre la que no podía faltar una palmatoria para alumbrar, alguna pequeña imagen de un santo y en la pared las fotografías de la boda de los padres y las comuniones de los hijos.
En un rincón el palanganero para el aseo diario.
Con su espejo...
El basar con los frascos de colonia....
La palangana y la jofaina
El cubo para las aguas sucias y el bacín de cuña...
Los cepillos
Una cajita de jabón de "Maderas de Oriente" de la casa Myrurgia de Barcelona...
Y por allí cerca, un cubillo para que los niños se estuviesen quietos un rato...
Yo tuve uno muy parecido a este, que todavía está "zarrancando" por algún sitio de la cámara.
Todos los muebles y utensilios de este reportaje, están tomados del Museo Etnológico "La Posada" de Chinchón.