En
la Colegiata confluyen los estilos tardorrománico, gótico, renacentista y
barroco herreriano. La portada occidental es un sobrio ejemplo del románico de
transición: desprovista de escultura historiada, la puerta se abre abocinada
bajo un juego de nueve arquivolta\arquivoltas cuya curva apuntada se hace más
acusada desde fuera hacia dentro. Las arquivoltas descansan en 18 capiteles con
decoración vegetal simple (hojas de acanto) y 16 baquetones. Sólo la arquivolta
más interior, la que da cornisa a la puerta y presenta un perfil completamente
ojival, está sencillamente decorada a base de entrelazados.
El
ábside principal es un volumen pentagonal de tres cuerpos bien definidos por
sus cinco paños, sus cinco dobles juegos de ventanales ojivales y sus cuatro
contrafuertes recorridos por dos líneas de arimez, lo que le proporciona un
aspecto macizo y robusto, y a la vez que airoso. De otros vanos de luz, cabe
destacar, por su tracería, el gran rosetón del brazo meridional del crucero y
uno triangular de lados curvos abierto en la fachada occidental.
La
mitad superior de la torre es un doble cuerpo cuadrado montado a principios del
siglo XVII, con arreglo al austero estilo herreriano. Luce los escudos de los
Marqueses de Aguilar, Juan Fernández Manrique de Lara y su esposa Blanca de
Pimentel, y está rematado por una cúpula hemisférica. En la mitad inferior, más
antigua, puede divisarse un pequeño relieve semicircular románico empotrado en
la pared, que muestra a Cristo en majestad flanqueado por ángeles; es muy
probable que en sus orígenes cerrara el tímpano de la puerta situada más abajo.
El
interior es de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería, simples en las
naves laterales y sexpartitas en la principal, más crucero o transepto. El
retablo mayor es una obra renacentista ejecutada entre 1555 y 1565; en la calle
central, separados de los demás motivos por pares de columnas jónicas, se alzan
el patrón titular, el Arcángel Miguel, y la Virgen en Asunción. De la misma
época es la sillería del coro.
En
la nave de la Epístola, la Capilla del Arcipreste de Fresno, también conocida
como Capilla de los Pobres, conserva varias piezas de interés artístico. En la
misma nave, la Capilla del Santo Cristo contiene, en una urna de cristal, la
venerada y milagrera imagen yacente del Cristo de Aguilar, históricamente
ligado al cercano Monasterio de Santa María la Real.
Es
característica del monumento la serie de sepulcros de los siglos XIV al XVI,
varios de ellos dispuestos en las paredes perimetrales de las naves laterales,
formando galería, en arcosolio y decorados con bellos trasdoses góticos de
traza flamígera. Entre ellos, destacan: el del Arcipreste García González,
gótico, emplazado en la Capilla del Arcipreste de Fresno y con estatua yacente;
el del Canónigo Pablo González; y el de los Marqueses de Aguilar, situado en el
presbiterio y labrado a base de mármoles y jaspes, con bultos orantes tallados
en un realista estilo proto-barroco. El patrimonio mobiliario lo integran las
colecciones de crucifijos y tallas góticas, que pueden contemplarse en el museo
parroquial.
Y
con este reportaje, termino la serie dedicada al románico por tierras
palentinas, cántabras y burgalesas.