La primera noticia documental de la existencia de la imagen de la Virgen de Araceli en Lucena se remonta al 27 de abril de 1562.
Hacia el año 1600 se construyó el Santuario de la Virgen de Araceli en la cima de la Sierra de Aras, a una altitud de 863 metros sobre el nivel del mar, desde donde se pueden divisar cinco de la provincias andaluzas. Se dice que esta ermita se hizo sobre las ruinas de otra edificación anterior.
A mediados del siglo XVII, la archicofradía de la Virgen instaló cruces de piedra a lo largo de la subida al santuario para marcar las distintas estaciones del viacrucis, terminando con tres cruces que marcan su final, a la entrada del templo.
En el año 1726, Andrés Antonio del Pino construyó la espadaña de la iglesia, en el año 1765 Martín Rojas labró la portada del templo en jaspes policromados.
Cuenta la tradición que don Luis Fernández de Córdova y Pacheco, quedó impresionado por la belleza del icono de la "Madonna de Aracoeli" en su Basílica de Roma, mandando hacer una reproducción de la imagen para traerla hasta Lucena. La imagen actual de la Virgen es una escultura renacentista de madera tallada, estofada y policromada del siglo XVI, de 162 cm. de altura, que muestra a la virgen vestida con una túnica color carmesi de talle alto, que cae formando pliegues rotos sobre una nube con cinco cabezas de querubines. Desde el siglo XVII es costumbre revestir la imagen con un manto y saya y colocarle un rostrillo ovalado, con joyas y adornos. El niño que porta la virgen, desde al menos 1716, es una escultura en madera tallada y policromada para vestir, posterior a la factura de la madre, y tiene una altura de 47 cms.
La imagen de la Virgen de Araceli en la Parroquia de San Mateo, para proceder al besamanos con motivo de su fiesta que se celebra el primer domingo del mes de mayo.
En el interior del templo del Santuario de la Virgen de Araceli, es de admirar el retablo mayor realizado en madera dorada y policromada bajo la dirección de Acisclo Manuel Muñoz en el año 1695, y las tallas de yesería de la bóveda y el camarín de la Virgen, obra del artista antequerano Antonio de Rivera, efectuadas en el año 1722.
Os invito a visitar Lucena, con la que me unen lazos entrañables, y donde siempre he sido recibido con cariño. Pero además es un lugar digno de ser visitado por la cantidad de atractivos que ofrece al visitante.