Decía, hace unos días, Manuel Vicent en su columna del País, que una buena frase podía ganar, sola, unas elecciones. Sólo era cuestión de repetirla hasta la saciedad, y todos terminaríamos por creérnosla, sin cuestionar su veracidad o conveniencia.
Y no sé porqué me vino a la mente una frase que permaneció inalterable durante los años de mi niñez y juventud y que se fue gravando en las mentes de los que vivimos los años del franquismo. !España, una! ¡España, grande! ¡España, libre!
Tanto, que aún permanece en lo más profundo de nuestro acerbo, sin que, entonces, nadie y ahora, muy pocos, se cuestionasen la veracidad de estas afirmaciones, y si en alguna época de la historia se pudieron aplicar a nuestro país, estos tres adjetivos calificativos juntos.
Que España fuese una, sólo pudo ser verdad en la época de Felipe V, cuando “conquistó” todos los reinos de las Españas - incluida Cataluña- y se proclamó rey de todos ellos. La unidad en tiempos de los Reyes Católicos fue algo parecido cuando conquistaron el reino de Granada, y sólo duró hasta la muerte de Isabel, continuando dividida España en distintos reinos que en ocasiones estaban bajo el reinado de una persona, pero siempre conservando sus privilegios, sus cortes y sus leyes particulares. Hay que reconocer que se produjo de nuevo la “unidad” cuando Franco ganó la guerra civil y dictó la consigna que ahora analizamos. Desde luego en todos estos periodos de tiempo no se podía asegurar que España fuese libre, porque estaba dominada por el poder absoluto de un monarca o de un dictador.
Lo de grande es más relativo. España fue grande, en tamaño, cuando “conquitó” el nuevo mundo y en sus dominios “no se ponía el sol”. Pero es muy discutible que los Países Bajos, Alemania, y las tierras de América, fuesen realmente España. De ser grande, no era ni una ni libre.
¿Y libre? Ningún País puede ser libre. Siempre estará sometido a convenios, tratados y acuerdos; cuando no a sometimientos políticos, económicos y militares que le hacen depender siempre de otros. Y eso el País, porque los “paisanos” ni en democracia son realmente libres.
Pero si siguiésemos repitiendo aún el “slogan”, y lo hiciésemos con el entusiasmo de antaño, yo creo que con un poco de suerte, nos lo seguiríamos creyendo.