Decía el otro día Santiago Carrillo que el 15 M era el inicio de la segunda transición española. Yo no sé si es el 15 M o será otra causa, pero el hecho es que sí parece necesaria una segunda transición política en España.
En el año 1975 la situación en nuestro País era la que era, y poco más se podía hacer de lo que se hizo. La modélica transición - y no lo digo con ironía - sirvió para salir de un atolladero sin tener que pasar por una revolución con unas consecuencias imprevisibles y seguro que traumáticas para España. Y de esa situación sólo se podía salir con un consenso lo más amplio posible.
Y hubo que consensuar la monarquía, el estado de las autonomías, el sistema electoral, y una constitución que se está haciendo vieja. Es lógico que dé un cierto miedo afrontar hoy todas estas cuestiones, porque aquella transición - la primera- no está todavía cerrada.
Había que aceptar una monarquía parlamentaria porque hablar entonces de república ponía los pelos de punta a demasiadas personas. Había que aceptar una diferenciación para Cataluña y el País Vasco y la solución fue autonomía para todos, aunque en muchos lugares no existiera una percepción diferenciadora de su identidad patria. Hubo que buscar un sistema representativo en el que se tuviese en cuenta a las minorías y salió nuestro sistema representativo, claramente injusto, distorsionador y poco democrático.
Luego llegaron los partidos políticos y se dieron cuenta que no había problema con la jefatura del Estado, aunque no estaba resuelto el sistema de sucesión; que eso de las autonomía era una mina para “colocar” a los colegas que se tenían que “profesionalizar”, y en la adminitración central y en los ayuntamientos no había suficientes puestos para todos. Tampoco se han atrevido a cambiar la ley electoral porque los que lo tienen que hacer perderían un poco del pastel.
Y todo esto se pudo mantener porque la economía estaba boyante y todos iban a gusto en su “machito”. Pero ha llegado la crisis, a la que todos hemos contribuido, y hay situaciones que se hacen insostenibles.
Sería saludable que para las próximas elecciones, que pueden adelantarse o no, los partidos políticos se atreviesen a plantear estas cuestiones y otras de similar calado, imprescindibles para el futuro patrio.
No estaria mal, entre tanto, que los políticos escuchasen lo que se dice en la calle, donde hay demasiados indignados, por demasiadas cosas.
Y tampoco estaría de mal ir pensando en una segunda transición...