Según la Real Academia Española de la Lengua, “Pelar la Pava” es “Conversar los enamorados; el hombre desde la calle, y la mujer, asomada a una reja o balcón”.
También se puede traducir como “Jugueteo de seducción entre enamorados. Palabras, miradas, caricias, piropos”. Y una leyenda argentina cuenta lo siguiente:
“Dicen que dicen que una señora mandó a una muchacha a pelarle las plumas a una pava. La moza fue a la ventana y comenzó su tarea de desplumar el ave; apareció su enamorado y comenzaron un dulce juego de seducción mutua que se prolongaba.
Impaciente la señora, que estaba lejos en la cocina, gritó:
- Niña, ¿por qué te demoras tanto?
- Estoy pelando la pava.
Posiblemente la expresión venga de algún otro lado, pero es linda la anécdota”.
Aquí en España, la escena podría ser:
Una joven morena, tras los visillos de encaje de una ventana, que apenas si permiten adivinar su rostro. Fuera un joven, con botas de montar y una camisa blanca, que se apoya en la reja de forja de la ventana. A lo lejos, se pueden escuchar los acordes de una guitarra, mientra el sol desaparece por el horizonte azul, y él susurra palabras de amor...
Sin embargo no siempre el cortejo a las jòvenes se hacía así. Cuenta nuestro paisano Benito Hortelano, en sus memorias, la costumbre que había allá por los inicios del siglo XIX en nuestro pueblo, Dice:
“Pero lo particular de los amores de los pueblos es que el novio no puede entrar en la casa de su adorada hasta que la pide en debida forma para casarse, y hasta aquella época no tiene más remedio que hablarla que es por la cerradura de la puerta de calle o por el conducto que por debajo de la puerta da salida a las aguas. Así, pues, en cada puerta de la calle, pasadas las nueve de la noche, hay un mozo boca a bajo, con a cabeza metida en el albañal, platicando con su adorada prenda, como ellos dicen, y ella por la parte de adentro y en la misma posición, se pasan tres o cuatro horas conversando, y esto lo hacen todas las noches, todos los meses, y por espacio de muchas años, sin que uno ni otro falte a la cita, que es convenida o por un fuerte silbido que el muchacho da en la calle, o por un aullido u otra señal por el estilo”.
Si esto era así, hay que reconocer que hemos avanzado mucho...
¡FELICIDADES A TODOS LOS ENAMORADOS!