En la página nº 56 del número 66 correspondiente al mes de septiembre de 2006, de la revista “La Voz del Tajuña”, aparece una noticia, según la cual, Julio Aparicio va a dejar de organizar el Festival Taurino de Chinchón, como venía realizando desde hace trece años. Según la misma revista, el diestro se muestra molesto porque la decisión de su cese ha sido tomada unilateralmente por el Ayuntamiento de Chinchón.
También, en estos últimos días se ha publicado que para este año se está organizando el vestival con la participación de muy destacadas figuras del toreo. En estas informaciones, se sigue diciendo que el festival es a beneficio del Asilo de los ancianos desamparados de Chinchón.
Como ya casi todos conocen, la situación del asilo de Chinchón sufrió hace unos años un cambio drástico, tanto en su situación legal como financiera, habiendo pasado a ser gestionado por una empresa comercial, por lo que ya no procedía recabar los fondos para los que hasta entonces habían contribuido los festivales taurinos.
Ya desde el año pasado, el “beneficio” del festival fue para la Congregación de las Madres Clarisas de Chinchón.
Llegados a este punto pienso que se debería plantear la situación de este festival, teniendo en cuenta, por supuesto, su historia y su tradición, pero siendo conscientes de que desde hace ya muchos años había perdido su finalidad benéfica, puesto que sus resultados económicos eran claramente deficitarios.
Si el festival taurino ha perdido su finalidad filantrópica, habrá que pensar cuales pueden ser las razones para su mantenimiento, y sobre todo, quien o quienes deben asumir los riesgos de las previsibles pérdidas que generan estos espectáculos.