En el año 1716, el cura natural de esta villa, don Antonio Álvarez Gato, costeó una nueva imagen del patrón de Chinchón San Roque. Esta imagen estuvo depositada en una iglesia de Madrid desde su terminación hasta mediados del mes de julio, causando la admiración de los fieles que la contemplaban.
El cura manda una carta al Corregidor y Justicias de Chinchón porque no encuentra medios para trasladar la imagen hasta Chinchón:
“Muy señores mios: La antigua y cordial devoción, que todos los hijos de esta villa mantenemos al glorioso Señor San Roque, nuestro amantísimo Patrón y Abogado, me ha obligado como uno de los más humildes vecinos y Teniente Capellán, a disponer se ejecute una efigie del Santo al natural, por el mejor artífice de estos tiempos, cuyas obras lo acreditan, y creo que se ha esmerado en ésta para el desempeño de mi devoción. Ya está perfectamente concluída, con el ángel que es un milagro y demás adornos y peana, que ni en Nápoles se haría mejor. Sólo mi desconsuelo de no acertar con el modo de su conducción me aqueja; pues en la admisión de la ofrenda, por lo que respecta y por lo que yo espero de Vmdes. y a todos los vecinos de esta villa, espero que su benignidad tendrán a bien se coloque en su ermita y retablo. Ni varas ni litera hallo, ni mozos de razón que a hombros lo lleven. Si Vmdes. discurren algún medio, particípenmelo, con muchas órdenes de su agrado, pues saben mi buena ley.Guarde Dios a Vmdes.Madrid, julio, 7 de 1716. Besa la mano de vuestras mercedes su más rendido capellán y servidor, don Antonio Álvarez Gato”.
Ante la solicitud del capellán respondió el pueblo de Chinchón, transladando la imagen hasta el pueblo unos días después de haber recibido la carta.
En el año 1720 don Tomás Álvarez Gato, cura párroco de Chinchón y hermano de don Antonio, legó en su testamento todos sus bienes, para que con su venta se dieran cien ducados a tres personas pobres de su familia y el resto para vestir pobres
El cura manda una carta al Corregidor y Justicias de Chinchón porque no encuentra medios para trasladar la imagen hasta Chinchón:
“Muy señores mios: La antigua y cordial devoción, que todos los hijos de esta villa mantenemos al glorioso Señor San Roque, nuestro amantísimo Patrón y Abogado, me ha obligado como uno de los más humildes vecinos y Teniente Capellán, a disponer se ejecute una efigie del Santo al natural, por el mejor artífice de estos tiempos, cuyas obras lo acreditan, y creo que se ha esmerado en ésta para el desempeño de mi devoción. Ya está perfectamente concluída, con el ángel que es un milagro y demás adornos y peana, que ni en Nápoles se haría mejor. Sólo mi desconsuelo de no acertar con el modo de su conducción me aqueja; pues en la admisión de la ofrenda, por lo que respecta y por lo que yo espero de Vmdes. y a todos los vecinos de esta villa, espero que su benignidad tendrán a bien se coloque en su ermita y retablo. Ni varas ni litera hallo, ni mozos de razón que a hombros lo lleven. Si Vmdes. discurren algún medio, particípenmelo, con muchas órdenes de su agrado, pues saben mi buena ley.Guarde Dios a Vmdes.Madrid, julio, 7 de 1716. Besa la mano de vuestras mercedes su más rendido capellán y servidor, don Antonio Álvarez Gato”.
Ante la solicitud del capellán respondió el pueblo de Chinchón, transladando la imagen hasta el pueblo unos días después de haber recibido la carta.
En el año 1720 don Tomás Álvarez Gato, cura párroco de Chinchón y hermano de don Antonio, legó en su testamento todos sus bienes, para que con su venta se dieran cien ducados a tres personas pobres de su familia y el resto para vestir pobres