
La aplicación de la ley de Alcoholes de 19 de julio de 1904, y sus posteriores ampliaciones, transformaron, en pocos años, el panorama productivo de la explotación vinícola. Esta reforma tributaria del alcohol, constaba de dos cuotas: una el impuesto especial de fabricación, en la que se fundía la contribución industrial vigente, y otra el impuesto especial de consumo, devengado en el momento en que el producto entrara en circulación. Respecto al primero, por ejemplo dentro de los artículos sujetos a la primera tarifa, un hectolitro de aguardiente de vino neutro (el más común elaborado por los cosecheros de Chinchón) estaba gravado con 7,50 pesetas.
La Alcoholera de Chinchón ha mantenido desde esa fecha la tradición en la fabricación de los aguardientes anisados que tanta fama le han dado a nuestro pueblo. Y también desde esa fecha se dejó de fabricar el anís de Chinchón en las casas particulares, donde, todavía, se pueden ver los antiguos alambiques orillados en las las cámaras, entre los tratos viejos ahora inservibles.
Nota: Esta información, como otras publicadas en este blog, forman parte del libro inédito "Crónicas de Chinchón" en el que se recoge la historia de nuestro pueblo, desde sus inicios a nuestros días.