El Museo de la evolución humana,
también conocido por sus siglas MEH,
está situado en la ciudad española de Burgos y ha
sido diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg. En el
solar sobre el que se edificó estuvo en siglos pasados el desaparecido convento de San Pablo de Burgos, de la orden de los dominicos. Forma parte de la red de museos
regionales de Castilla y León.
Es un edificio moderno situado en pleno centro de la ciudad, desde donde se puede ver la Catedral y muy próximo al río Arlanzón.
Se trata de un edificio de
amplias dimensiones, de planta rectangular, recubierto en su mayor parte de
cristal. En las fachadas este y oeste,
posee una estructura metálica de color rojizo, que constituye uno de los
símbolos del museo y del Complejo de la Evoluciòn Humana, del cual forma parte central.
Desde su inauguración el 13 de
julio de 2010, y hasta el día 8 de julio de 2011, el museo recibió un total de 279 000
visitantes, convirtiéndose así en el museo más visitado
de Castilla y León, y
acercándose al 10.º museo más visitado de España.
Constituye la pieza central del Complejo de la Evolución Humana. Arquitectónicamente, el museo
ha recibido más de 40 premios nacionales e internacionales.
El proyecto nace vinculado a la necesidad de conservar, inventariar y divulgar los restos arqueológicos procedentes de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, constituyendo un referente internacional en relación con el proceso evolutivo del hombre en sus aspectos ecológicos, biológicos y culturales en secuencia cronológica.
El acceso al museo se realiza a nivel elevado, a través de una rampa a la que se accede por el Paseo de Atapuerca, una amplia zona peatonal con jardines, árboles y que permite bajar directamente a la ribera del río Arlanzón.
Una de las principales ventajas
de usar cristal en los recubrimientos, es que se consigue un edificio muy
luminoso por dentro, lo que da más sensación de amplitud y disminuye el gasto
energético.
Las fotografías son de m.carrasco.m