El monasterio de Santa María la
Real de Las Huelgas situado en la ciudad de Burgos (España), es un monasterio
de la congregación de monasterios de monjas cistercienses de San Bernardo. Existía
un pequeño palacio en estos terrenos donde está ubicado el monasterio, del cual
se conservan algunos pequeños vestigios. El lugar fue elegido por el rey
Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet para levantar un monasterio
cisterciense femenino que se fundó en junio de 1187.
Fue la reina Leonor quien puso
mayor empeño en conseguir esta fundación con el fin de que las mujeres pudieran
alcanzar los mismos niveles de mando y responsabilidad que los hombres, al
menos dentro de la vida monástica. Elevaron al papa Clemente III la petición
para fundar y consagrar el nuevo monasterio, petición que fue concedida de
inmediato. Los reyes donaron cerca de cincuenta lugares cuyas tierras
constituyeron desde el principio un importante patrimonio que se multiplicaría
con el tiempo.
Es un monasterio amplio y
complejo, con aspecto de fortaleza, con dependencias que se fueron añadiendo a
lo largo de los siglos, como las viviendas tradicionales de los criados y los
clérigos, las casas de la administración y las escuelas. Todo el recinto estuvo
amurallado. Se conservan dos puertas: una para el público, que conduce al
Compás de Afuera, y otra llamada de Alfonso XI, que conduce al Compás de
Adentro; esta parte se utilizó como servicio para las monjas.
El edificio de la iglesia sigue
el modelo cisterciense con tres naves alargadas, más la nave del crucero, que
en este caso tiene un muro de separación con el resto de la iglesia debido a la
condición de clausura. Se aparta de la severidad del cisterciense en lo
referente a la ornamentación arquitectónica, con elementos muy particulares que
demuestran la influencia francesa, como en las bóvedas angevinas de planta
cuadrada achaflanada y en las columnillas voladas sobre repisa. Se cree que la
reina Leonor mandó traer desde Angers a alguno de los arquitectos. Este tipo de
arquitectura creó escuela en la comarca burgalesa y la imitaron en la cabecera
de la catedral de Burgos, en la de la catedral de El Burgo de Osma, en Sasamón
y otras.
Comenzaron las obras a finales del
siglo XII y continuaron en el XIII. Existen documentos en que se nombra a un
maestro Ricardo que intervino en su construcción. La parte más antigua
corresponde al claustro románico conocido con el nombre de las claustrillas,
después le sigue en el tiempo la iglesia, de corriente protogótica, y el
claustro de San Fernando que es ya de claro estilo gótico, con bóvedas de
yeserías mudéjares.
Está perfectamente restaurado y es muy agradable la visita que se realiza. Hay algunos días en que es gratuita y se visita la iglesia y algunas dependencias del Monasterio.
Una visita obligada si llegas a Burgos.