Ayer en los soportales me encontré con dos amigos que estaban hablando de la dificultad para confeccionar las listas electorales. Más o menos, esto era lo que uno de ellos decía:
“Cuando nacemos, la madre Naturaleza nos adorna con unas cualidades que nos hacen diferentes a los demás. Hay quienes tienen gran facilidad para los deportes, otros para las letras, otros para los números; algunos para saber relacionarse, pocos para sobresalir en cualquiera de las actividades y los más, para ser del montón, o sea, para no sobresalir en nada.
Hay quienes son habilidosos para las manualidades, o sea, unos manitas y otros unos manazas, pero los primeros a lo mejor no son capaces de hilar una conversación y los segundos son unos Demosthenes; vamos que “hay gente pa to”.
La cuestión es cuando uno quiere valer para lo que no puede, y quiere pero no vale, o vale pero no quiere aunque pueda.
Me ha venido a la mente todo este galimatías pensando en la difícil papeleta que tienen los encargados de confeccionar las listas electorales. Según me han confesado algunos de ellos, lo primero hacen una selección ideal de las personas que consideran idóneas para el desempeño de la función, luego se contacta con ellos y el resultado es que o no quieren o no pueden, aunque valgan.
Después se baja el listón y ahí te encuentras con los que quieren pero no pueden; a los que quieren pero no valen y a los que que quieren y pueden valer.
Y así se confeccionan las listas procurando poner en los primeros puestos a los que se consideran más capaces, aunque en esto del orden hay que tener en cuenta los “egos” personales que también cuentan, y mucho, en esto de las listas.
Y este es el proceso en el que deben estar inmersos los responsables de los partidos que van a competir el próximo día 28 de Mayo en las elecciones municipales y autonómicas.
Deseemos que los que valen, quieran y puedan dedicarse a la buena gobernanza de nuestro pueblo. Dios se lo premiará y sus convecinos se lo agradeceremos; o eso, al menos, debería ser”.