Nació Donato en una familia trabajadora que había logrado, con su esfuerzo, una satisfactoria estabilidad económica. Desde muy pequeño se le admiró su notable capacidad de liderazgo. Ya en la escuela de primaria fue elegido delegado de clase y en el Instituto representó a los estudiantes en el Consejo escolar durante todos los cursos. En la empresa fue elegido representante sindical y pasados los años ocupó un cargo en el consejo de administración por elección de los trabajadores.
En su pueblo era valorado por todos y de él se decía que posiblemente pudiera ser el mejor alcalde que se podría elegir.
Aquel año había elecciones municipales y un grupo de vecinos le ofrecieron encabezar su lista de electores independientes para la próxima convocatoria electoral.
Aunque se presentaba el actual alcalde y también había representación de los principales partidos políticos nacionales, nadie ponía en duda que Donato, con toda seguridad sería el próximo alcalde del pueblo.
Además, logró formar un grupo de personas también muy bien valoradas en la localidad, y entre todos confeccionaron un programa de gobierno realista y sensato que fue muy bien acogido por todos.
La emisora de radio local organizó un debate con todos los candidatos en el teatro del pueblo que ese día completó totalmente su aforo.
Por sorteo, Donato tuvo la suerte de ser el último en intervenir. Cerró su discurso diciendo:
“Todos me conocéis; soy honrado, tengo ilusión por desempeñar el cargo de alcalde de nuestro pueblo, para lo que me considero capacitado. A ello prometo dedicar todo mi esfuerzo. Quiero ser el alcalde para todos, los que me votéis y los que no me voten. Quiero que en nuestro pueblo reine la justicia, y en ello pondré todo mi empeño. Por eso pido el voto a todos los que también queráis la justicia, los que creáis en el esfuerzo y busquéis el progreso y el bienestar de todos, sobre todo de los más necesitados.
Por tanto, no me votéis los que esperáis un trato de favor, los que pretendáis medrar en vuestro propio beneficio, los que, en fin, no queráis acatar la ley”.
Esa noche, todos los asistentes, puestos en pie, le brindaron una gran ovación; pero el día de las votaciones le hicieron caso… y perdió las elecciones.