Dice el diccionario que chalaneo es el trato de un negocio conseguido con la destreza propia de un chalán.
Y digo yo que no hay que confundir chalaneo con negociación.
Se aplicaba eso del chalaneo a los tratos que se hacían en las ferias de ganado en los que el chalán tenia la habilidad de conseguir el mejor resultado para sus intereses, y se entiende que el contrario se llevaba la peor parte.
En una negociación es diferente. Una buena negociación es en la que ambas partes quedan satisfechas porque han conseguido un resultado ecuánime, que se considera el mejor para todos.
Ahora, en estos días pos-electorales, en los que se están buscando acuerdos de gobernabilidad, produce sonrojo escuchar a los políticos hablar de condiciones, que nada tienen que ver con la búsqueda del bien de los gobernados, sino los intereses partidistas.
Y se hace sin tapujos, a plena luz del día, cual chalanes para conseguir el mejor precio para su caballo, digo para sus votos.
Hasta los catalanes intentan incidir en las decisiones en Castilla-Leon, buscando soluciones para la situación en Cataluña.
Todavía no he oído a nadie hablar de lo que más convendría a los castellanos leoneses. Y es que, a lo peor, eso es lo que menos importa a los que han sido elegidos en las últimas elecciones.
Y los responsables políticos, cual buenos chalanes, hacen malabarismos dialécticos para justificar sus argumentos, que van a convencer solo a sus partidarios, y que difícilmente serán el mejor de los acuerdos posibles para los sufridos ciudadanos que, una vez más, terminarán pensando que se han equivocado a la hora de poner su voto en la urna.
(Estos eran otros tiempos)
Nota: Cuando termino de escribir el artículo, pongo la tele y me entero de la guerra intestina que se ha declarado ( en Ucrania, no ) en el Partido Popular.
¿Y no os suena también a chalaneo todo este asunto entre Ayuso y Casado?
¡Que vergüenza! O mejor, ¡Que poca vergüenza!