“Felipe VI subraya el deber de ejemplaridad de las instituciones y su compromiso con la “integridad pública y moral”
Pues eso, ¿A qué esperan?
“Felipe VI subraya el deber de ejemplaridad de las instituciones y su compromiso con la “integridad pública y moral”
Pues eso, ¿A qué esperan?
1.- Una corbata de seda italiana, un frasco de agua de colonia, un cartón de tabaco rubio, un bolígrafo de punta fina y un encendedor recargable, un libro de un escritor desconocido del que se ha hecho una película, una caja de pañuelos y una camisa de manga corta…
Sí, son los Reyes Magos, pero no me gustan los regalos y, además, ya hace mucho tiempo que deje de de fumar.
2.-Llegó a la Plaza Mayor y las luces de colores parpadeaban entre repiqueteos de panderetas y olor a castañas asadas. Los abetos, amputados de sus bosques, lloraban con lágrimas de purpurina, y el musgo empezaba a sentir la fría sequedad del asfalto.
Las figuritas de barro formaban batallones de pastores en son de paz y rebaños de ovejas "dollys" cansadas de sus pastos de aserrín. Estrellas de cartón forradas en papel de plata se movían en círculos sin marcar ningún camino a los reyes de resina con camellos cargados de ilusiones rotas para mayores descreídos.
Llegó a la Plaza Mayor, pero no reconoció la Navidad.
3.-Su calle era la más importante de la ciudad. Tenía la mayor concentración de joyerías de todo el mundo. Se había llegado a pagar nueve mil euros el metro cuadrado.
Hoy, víspera de Reyes, la afluencia de público colmaba las más optimistas expectativas de todos los comerciantes. Eran las tres y cuarto de la madrugada y ya sólo algunos peatones, cargados de paquetes, corrían hacia los aparcamientos, mientras poco a poco se iban apagando los escaparates y se terminaban de cerrar todas las puertas de las tiendas.
Con las manos metidas en los bolsillos de su zamarra miró a un lado y a otro de la calle; ya no había nadie. Sacó los cartones de un rincón, los tendió junto a la puerta del banco y se arrebujó en su vieja manta después de echarse un buen trago de ginebra. Esta noche no tardó mucho en dormirse.
En el año 1974, el Servicio de Extensión Cultural y Divulgación de la Diputación Provincial de Madrid, publicó una Guía de la Provincia de Madrid y encargó los textos de la de Chinchón a don Moises Gualda Carmena, entonces Párroco de Chinchón. Es un folleto de 48 páginas, al que se acompañaban 36 diapositivas con vistas de Chinchón. Yo tengo un ejemplar y lo podéis encontrar también en la Biblioteca de Chinchón.
CHINCHÓN:
A Chinchón se llega desde Madrid por la carretera que parte del Puente de Arganda. Antiguamente se iba por San Martín De la Vega y, atravesando el Jarama en barca por donde luego habría un puente - hoy ya desaparecido- atravesando los cerros, se descendía hasta San Galindo, se cruzaba el puente del Tajuña y se terminaba de correr el llamado “camino de Madrid”
Pues bien, hoy se viene desde el Puente de Arganda y, pasado el “Alto de Morata” nos encontramos con la primera sorpresa, una de las sorpresas que encierra la naturaleza en la provincia de Madrid: la Vega del Tajuña. Es un rompimiento el que se contempla lleno de impresionante belleza y enorme riqueza vegetal; una alfombra verde de diferentes tonalidades - en otoño con verticales amarillos - sobre el pardo suelo castellano, bien custodiada por los escuadrones alineados de los olivares emplazados en las atalayas de los cerros que la defienden.
Pero nos esperan más sorpresas. Después de cruzar el rio, con un cambio de rasante que nos lanza a los aires aires bajo un toldo formado por chopos y acacias que, enfilados, en,árcanos la carretera, presentimos que, como los poetas, vamos a caminar por senderos de pájaros y de brisas. Subimos la empinada y tortuosa cuesta, a veces entre trinchera de yeso cristalizado, atravesamos alcores, más curvas y, después de la última entramos en Chinchón por el “Boliche De Santiago” un, monolito con inscripción alusiva a la construcción de la carretera y puente del Jarama.
Después... Boquiabieros y con los ojos ensanchados, uno se concentra para no perderse nada de la belleza de un pueblo que se durmió en el pasado y que parece concebido por pintores en una calenturienta noche de engendros luminosos.
Comenzamos a vagar por las empinadas calles de la localidad. La Plaza Mayor, unos cuántos monumentos, no pocos escudos en las fachadas y muchísimos planos de tejados en perfecta sintonía de rejas árabes, mientras empezamos a sentir la compañía de espíritus misteriosos, los de los personajes históricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Chinchón, porque Chinchón es esencialmente historia.
Plaza de armas del castillo. Desde la barbacana se asomó un día Felipe el Hermoso antes de entrar en la fortaleza. Le extrañaron las formaciones de los olivares de la Fuente Pata. Y pensó que en Castilla hasta los árboles forman militarmente para rendir homenaje a su rey y están en pie de guerra ante el extranjero que quiere tomarla.
En la Plazuela de Palacio, el Teatro Lope de Vega, otrora Palacio de los condes. El emperador don Carlos, alojado en él, camino de Barcelona, ha dicho al conde don Fernando:
Lope de Vega habría de confirmar un siglo más tarde tal aserto. Y añadió:
Cerca de la Plaza Mayor, la Casa de la Cadena. El rey Felipe V, al terminar de cenar, ha dicho a Antonio el Freile, su dueño:
Repican las campanas de Santa Maria de Gracia. Luego misa solemne. Por la noche luminarias. Chinchón celebra la noticia del embarazo de la infanta Luisa Isabel, esposa del conde don Felipe.
Es don Francisco de Goya y Lucientes que ha salido de casa de su hermano Camilo.
Nos acercamos a él y le preguntamos:
Abajo, la “Esquina Olalla”, pasa Frascuelo camino de su casa.
Decid al de Colmenar que quien no tiene miedo a los pitones de los toros de Veragua, tampoco teme a las personas. Yo doy el viaje gratis y un pollo a cada viajero que monte en mi diligencia.
En la plaza de Chinchon se encuentra la infanta más amante y más amada de su pueblo. Hoy ha venido desde Aranjuez la Infanta Isabel. Y hay vino de honor y risas y bailes y fiesta.
No podía ser de otra manera. Porque “la Chata” es la personificación de la fiesta popular.
En la misma plaza descubrimos, observador y ensimismado al tiempo, a don José Gutiérrez Solana, que acaba de dar las últimas pinceladas a su lienzo. Admira complacido su obra.
Sigue andando el tiempo. El pueblo en masa aguarda en la plaza. Hay mucha gente con camisa azul de la Capital y de los pueblos de la comarca. Del ayuntamiento sale don Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España. Pasa revista. Sube, marcial, por la calle Grande. En la “Esquina de Pedro” una vieja, espontánea como la del evangelio, le dirige el piropo que más gracia le ha hecho en su vida, digno de ser catalogado por Camilo Jose Cela. Ríe. Prosigue el camino hacia los Grupos Escolares.
Primera Subida al Alamillo. Balconada impresionante. Luces de embrujo.
Bajamos. Subimos. Las piedras nos saludan como viejos amigos. El visitante primerizo que nos acompaña, exclama:
Con ceño de persona ofendida:
Moises Gualda Carmena
Y cierra la historia de Chinchón con estos sentidos versos:
Yo te sueño, Chinchón, porque te quiero
Al vagar por tus calles empinadas
Hago mias historias ya pasadas,
Los cantares del yunque del herrero
Y el chillar del vencejo mañanero,
De ilusión las alforjas bien preñadas
Para poder hacer muchas jornadas
Con el pájaro, el viento y el lucero.
Y te sueño, Chinchón, en mi desvelo
Con tus hierros de forja castellana,
Tus escudos y tus luces en revuelo
Los cardos polvorientos de tu suelo
Y, en un rincón, velando una ventana,
Soñador, un ciprés besando el cielo.
Don Moises. Dibujo de Manolo Gómez-Zia, en Aleluyas Chinchonetas.
“Cuando suene ‘Noche de paz’, te verás sin saber por qué con una bolsa de grandes almacenes en la mano.
Un artículo de MANUEL VICENT
En el Pais, 12 DIC 2021
Sobre todos los productos expuestos en los grandes almacenes, sobre todos los manjares que se exhiben en los supermercados de lujo la megafonía cierne estos días de Navidad una música de villancicos cargada de nostalgia. Todas las mercancías adornadas con lazos y guirnaldas quedan maceradas con estas dulces melodías. El perro de Pávlov está al acecho. Al sentir que suena en el aire noche de paz, noche de amor, a la clientela se le ablanda el corazón y con un reflejo condicionado se va directamente a la tienda de jamones; a algunos esa canción les lleva a soñar con angulas o tal vez a conformarse con un simple besugo, aunque a muchos les recuerde también un hambre antigua con las manos llenas de sabañones en los bolsillos. El villancico sube y baja por las escaleras mecánicas de los grandes almacenes, se disemina por todas las secciones, penetra en los probadores, te persigue por todas las plantas, no para anunciarte que el Niño Dios ha nacido sino para recordarte que tu destino en este mundo solo consiste en comprar. Puede que este villancico le traiga a mucha gente la memoria del primer juguete de los Reyes Magos. Los juguetes de la infancia son arquetipos que permanecen dormidos en el cielo de Platón. Allí está aquel caballo de cartón, aquel triciclo, aquella casa de muñecas, el costurero, el rompecabezas, el parchís, la primera bicicleta de tiempos de posguerra. Desde entonces el mercado ha evolucionado, los juguetes han cambiado, pero los villancicos han permanecido inmutables, de modo que el día de mañana los juguetes electrónicos del reino de MediaMarkt también estarán cargados de melancolía y al recordar aquella lejana videoconsola a muchos viejos se les saltarán las lágrimas. El perro de Pávlov está al corriente del corazón humano. Cuando suene Noche de paz, te verás sin saber por qué con una bolsa de grandes almacenes en la mano.
Era viernes, 1 de julio de 1966, en la pista central de Wimbledon. Manolo Santana ganaba la final al estadounidense Dennis Ralston, en tres sets: 6-4, 11-9 y 6-4. Yo lo vi por televisión y Santana lucia el escudo del Real Madrid cosido en su polo de vestir.
El pasado sábado, 11 de diciembre, murió en Marbella a los 83 años. Le recordaremos por tantos buenos ratos que nos hizo pasar delante de la tele, cuando había pocas cosas que celebrar. Y porque era buena gente.
No, no estoy hablando de la película de Almodóvar, estoy hablando de programas de televisión. Y da lo mismo si son de política, del corazón o deportes; solo hace falta reunir a un grupo de tertulianos, sean periodistas, influencer’s, comunicadores, polemistas o cualquier otro participante que se haya puesto de moda. Que por cierto no hay tantos, porque son casi los mismos los que se reparten por todos los platós.
Lo importante en estos programas es conseguir audiencia, y para eso vale todo: el insulto, la descalificación, la mofa, el ninguneo, el despreció, la mentira, (la mentira cotiza al alza en estos programas), el ridiculo, sea propio o ajeno, o sea todo lo que de pequeños nos enseñaban en casa y en el colegio que era de mala educación.
Desde “El chiringuito” a “Todo es mentira”, pasando por el corazoneo de Telecinco, vemos cómo se zahiere sin piedad a propios y extraños sin el menor pudor y ante la pasividad de la dirección, causando el malestar y desasosiego en cualquier espectador con un mínimo de sensibilidad que no esté ya “idiotizado” e insensible de tanto consumir estos deleznables productos.
Pero el caso es que son precisamente esta clase de programas los que tienen más éxito, y esto nos debería hacer pensar que algo está fallando en nuestra sociedad.
Es una lástima que para esto no haya una vacuna como para la gripe; posiblemente sería necesario programar unos cursos, aunque sea a distancia, para enseñar un poco de educación y urbanidad, como cuando los de mi generación éramos niños… o posiblemente es que nosotros somos ya un poco mayores.
Miguel Ramon Linacero, párroco de Chinchón, en el año 1782, hacia una descripción de todas las obras de arte que existían en la Iglesia de la Piedad de Chinchón, entonces Capilla de los Condes y actualmente la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Chinchón.
Esta relación la podemos encontrar en la contestación al cuestionario del Cardenal Lorenzana, obispo de Toledo, que había solicitado a todos los párrocos de la Diócesis. Allí dice: “En otra capilla se va a poner el cuadro grande de la Asunción y Coronación de Nuestra Señora, que antes sirvió en el retablo mayor de la iglesia antigua, pintura de Claudio Coello."
Efectivamente, en la antigua iglesia de Santa Maria de Gracia, existía un cuadro, obra de Claudio Coello, pintado en el año 1676, de unas dimensiones de 210x145 cm, que posiblemente regalase a la Iglesia la entonces VIII Condesa de Chinchón, Dª Francisca de Castro Cabrera y Bobadilla, que ostentó el Condado en los años 1669 a 1683.
En el cuadro aparecía la Virgen ascendiendo al cielo, rodeada de ángeles, que portaban ramos de flores y una corona que van a depositar sobre su cabeza. En el margen inferior izquierdo se podia ver un paisaje en el que se apreciaba un castillo, que bien podría ser una referencia al lugar de donde había sido encargado.
Hay otro cuadro prácticamente igual en la Catedral de Sevilla, en el que solo difieren algunos ángeles y el paisaje de la parte inferior.
Pues este cuadro es uno de los que desaparecieron en el año 1808, cuando los franceses asolaron Chinchón, en aquel nefasto final de año de hace ya más de dos siglos, cuando fueron asesinados 103 paisanos nuestros, destruidas la iglesia de Nuestra Señora de Gracia y la Ermita de Santiago, causando grandes destrozos en las demás iglesias, en el castillo de los condes y en muchas casas de nuestro pueblo.
Pero los franceses no solo causaron estos destrozos; también se apropiaron de todo lo que encontraron de valor. Y, como fue su actuación durante toda la guerra, se llevaron todas las obras de arte que encontraron.
Y de los cuadros nunca más se supo de su paradero.
En el mes de octubre del año 2002, se anunció una exposición de la fundación BBVA en su sede de la calle Recoletos de Madrid, en la que se presentaban 55 obras del Museo Goya de Castres (Francia); y una mañana me acerqué hasta allí para visitar la exposición.
Mi sorpresa fue grande cuando me encontré delante de un cuadro de Claudio Coello que se anunciaba como “La Inmaculada”. En el catálogo no se daba ninguna referencia de su origen, y los datos más antiguos del cuadro eran de finales del siglo XIX, que decían haber sido donado al Museo por un benefactor.
En ese momento me acordé de los cuadros que había en la Iglesia de Chinchón en el año 1808, y pensé que estaba delante del cuadro que había presidido el retablo de nuestra Iglesia.
Y es que desgraciadamente, este caso no era una excepción. El expolio de arte llevado a cabo por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia española, desde el punto de vista cultural, fue el saqueo más importante sufrido por España en su historia.
Así pues, es muy probable que “La Asunción y Coronación de la Virgen” de Claudio Coello, que presidió el retablo de la Iglesia de Chinchón esté en el Museo Goya de Castres.
La ciudad francesa de Castres tenía un pequeño museo ya en 1840. En 1894, los herederos del pintor y marchante Marcel Briguiboul entregaron su colección para agrandar este museo regional. Briguiboult había vivido en Barcelona y Madrid, conocía a la perfección la pintura española y a sus principales autores. No sabemos si su afán coleccionista le llevó a acumular parte de los cuadros robados en España durante la guerra de la Independencia, pero seguro que alguno iría en su legado.
En 1949, el museo de Castres pasó a llamarse Museo Goya debido a que contaba con varias pinturas del autor aragonés. Había recibido importantes depósitos del Louvre de París.
Pero no solo el cuadro de Claudio Coello de Chinchón; en los años ochenta del siglo pasado, cuando se catalogó esta colección de pintura española, en su listado aparecieron tres de los cuadros de Alonso Cano que habían sido robados por Sebastiani a la iglesia del Ángel Custodio en 1810. Se trata de La Visitación, La Anunciación y Los desposorios de la Virgen. Los tres cuadros figuraban en el Memorial mencionado de Fernando Marín, de 1795.
Así que si, tanto los granadinos como los de Chinchón, queremos ver los cuadros que nos robaron los franceses, no tendremos más remedio que acercarnos a Castres, que lo tenemos a poco más de 900 kilómetros.
No obstante, pensemos, como consuelo, que don Camilo de Goya y Lucientes, para paliar la pérdida de este cuadro convenció a su hermano Francisco para que pintase la Asunción que ahora luce en el centro del retablo de nuestra Parroquia.
El pasado jueves, 2 de diciembre de 2021 se reunió el Jurado del Concurso de Investigación sobre Chinchón y su Comarcacen su XVII Edición, formado por:
• Javier Martínez Mayor, alcalde-presidente del Ayuntamiento de Chinchón
• Jesús Francisco Hortelano Carretero, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Chinchón
• M.ª Jesús López Portero, archivera de Valdemoro
• Manuel Carrasco Moreno, especialista en historia de Chinchón.
• Raúl Alonso Sáez, técnico de museos del Ministerio de Cultura
• Jorge Arteaga Gómez, profesor de historia del I.E.S. Carpe Diem.
Secretario:
José Zumel, archivero - bibliotecario del Ayuntamiento de Chinchón.
La reunión da comienzo a las 19:30 H. Se han presentado dos trabajos en la XVII edición del Concurso.
- Cofradías y hermandades de Chinchón (siglos XVI – XX)
- Un padrón de riqueza de 1572 en el Archivo Municipal de Chinchón.
Todos los miembros del jurado están de acuerdo en que el primer trabajo aporta nueva información sobre religiosidad popular a la historia de Chinchón. Es un estudio exhaustivo y bien estructurado, respaldado con una importante investigación en diferentes fuentes archivísticas. Todos consideran así mismo que su publicación puede tener interés tanto para investigadores del ámbito de las cofradías y hermandades como para los vecinos de Chinchón. Por ello, los miembros del jurado están de acuerdo en que se debe otorgar el primer premio del Concurso al trabajo: Cofradías y hermandades de Chinchón (siglos XVI – XX).
El segundo trabajo es un estudio archivístico sobre un documento del Archivo Municipal de Chinchón poco conocido hasta el momento, pero de un gran valor histórico como importante fuente documental. Se estudian en profundidad los aspectos diplomáticos, paleográficos y tipológicos del documento, poniéndolo en relación con el contexto social del momento histórico. Por mayoría de los miembros del jurado se decide otorgar el segundo premio del Concurso al trabajo titulado: Un padrón de riqueza de 1572 en el Archivo Municipal de Chinchón.
A continuación se procede a desvelar el nombre de los autores del trabajo, quedando los premios como sigue:
PRIMER PREMIO: Cofradías y hermandades de Chinchón (siglos XVI – XX)
Autor: Jesús Antonio de la Torre Briceño
SEGUNDO PREMIO: Un padrón de riqueza de 1572 en el Archivo Municipal de Chinchón
Autora: María Sanz Llorente
Nuestra felicitación para los dos ganadores.