La Casa de la Cadena es el edificio monumental sin utilidad que forma parte del patrimonio del Ayuntamiento. Fue comprada a la Fundación Arauco, sin tener para ella un destino definido y en un estado lamentable que obligó a realizar obras de consolidación aún sin decidir su finalidad, lo que ya representaba un orden ilógico en las obras de reparación. El precio que se pagó era bastante más alto de lo que sería aconsejable, pensando precisamente en las obras imprescindibles que eran necesarias no ya para su rehabilitación sino incluso para evitar su ruina.
Para su compra el Ayuntamiento tuvo que recurrir a un préstamo que aún hoy es la parte más importante del pasivo municipal. Después se recibieron subvenciones de la Comunidad de Madrid para las obras realizadas, además de invertir en ella una parte del plan de dinamizacion turística que tuvo lugar hace unos años.
La situación actual es que esta sin determinar la finalidad que se le quiere dar y no procede hacer en ella ninguna actuación hasta que no se decida definitivamente a qué se quiere dedicar.
Hace unos meses se realizó una jornada precisamente para buscar su finalidad más adecuada, aunque no se llegó a ninguna propuesta concreta; por lo que parece que deba ser un objetivo prioritario para la nueva Corporación municipal que salga de las urnas, el buscar una solución, ya que parece un despilfarro dejar inactiva una inversión tan importante.
Quienes deben tomar esta decisión son los municipes electos, aunque no estaría de más que se dejasen aconsejar por personas y asociaciones que puedan aportar sus criterios y sugerencias.
Más que decidir lo qué se puede hacer en la Casa de la Cadena, nos deberíamos preguntar cuáles son las condiciones que debe reunir su dedicación final.
En primer lugar debe ser autosuficiente económicamente, sin que su funcionamiento sea un gravamen para el presupuesto municipal. La Casa de la Cadena debe ser también un dinamizador cultural y social para Chinchón y debe contribuir a dar un componente cultural y artístico al turismo que llega a Chinchón.
Partiendo de estas tres premisas, se podrían hacer diferentes propuestas.
La Casa de la Cadena puede ser la sede para un museo municipal que recoja el legado que dejó el escultor Eduardo Carretero, que dono una parte de su obra al pueblo de Chinchón cuando fue nombrado hijo adoptivo del pueblo. Legado que debería ser concretado con sus herederos para determinar cuáles son las obras que pasarán a ser propiedad de Chinchon, como deseaba el artista. También se podrían reunir las obras de los artistas que forman parte de la “Escuela de Chinchón” que sin duda colaborarían donando alguno de sus cuadros.
También, al amparo del turismo, en muchos lugares se han visto florecer oficios ya casi olvidados que vuelven a tener una oportunidad en el comercio turístico. La talabartería, la cerámica, el esparto, el hierro, la madera, con la ayuda del diseño, pueden ofrecer a los jóvenes nuevos horizontes de promoción social y económica.
Por eso, cuando se estudian los posibles usos que se pueden dar a la Casa de la Cadena, hay que tener muy presente que la promoción cultural, social y económica para los jóvenes de Chinchón, debe estar presente como uno de los objetivos prioritarios que se deben plantear los responsables políticos.
En la casa de la Cadena, además de poder instalar un museo, además de poder ubicar la Oficina de Turismo, además de poder acercar las instalaciones del Centro de Interpretación; además poder de organizar conciertos y conferencias; puede ser la sede de una serie de talleres de diversas actividades, como las antes mencionadas, cuyos trabajos allí realizados pueden venderse a los visitantes con el beneficio para los artesanos y conseguir una actividad que haga sostenible la viabilidad de todo el conjunto.
No es cuestión ahora de agotar todas las posibilidades, ni lo pretendo; solamente es dejar las bases para un planteamiento responsable que ayude a optar por la mejor utilidad para la Casa de la Cadena, un emblema cultural y patrimonial para Chinchón.