Eran no más de las siete de la mañana y Aleix se despertó temprano aunque no había que ir a la fábrica. Angels dijo algo como que se quedase un poco más en la cama, pero el decidió levantarse. Era domingo, 27 de diciembre y tenía que ir a votar. Era uno de los 3530 que se habían inscrito para votar en la asamblea de la "La Candidatura d'Unitat Popular" para decidir si su partido debía, o no, respaldar la candidatura de Arthur Mas para la presidencia de la Generalitat.
Desayunó un buen tazón de leche y pan "tostaito, migaito" con café, como cuando su abuela se lo preparaba de niño en las vacaciones de Navidad en la lejana Utrera. Luego había que tomar el autobús hasta la estación de cercanías para llegar a Sabadell donde se iba a celebrar la asamblea.
Aleix era catalán, aunque sus padres eran andaluces de los que tuvieron que emigrar en la posguerra. Le bautizaron Alejo como un hermano de su abuelo materno, aunque desde ya hace años solo se le conoce como Aleix. Tuvo grandes dificultades para aprender catalán porque cuando él iba a la escuela solo se enseñaba el castellano. Tuvo que pasar por varios trabajos hasta que después de varios "eres" y periodos de subsidio de paro, encontró un trabajo de conserje que con el sueldo de Angels les daba para ir tirando.
Ahora, sentado en el tren de cercanías iba pensando qué debía votar. No podía votar la investidura de una persona que representaba la casta de dirigentes que se había beneficiado de una política a espaldas de los más desfavorecidos y que se había lucrado de la corrupción durante años. Por otra parte, el creía que era bueno para su "país" una independencia de una España que les ninguneaba y no quería comprender sus señas identitarias. La desdibujada Utrera no era más que un recuerdo en la niñez, que solo evocaba miseria y pobreza, con la que ya no le unía ningún lazo desde que murieron sus abuelos.
Era la tercera votación de la tarde y el votó que no. En el recuento final, un empate a 1515 votos, porque habían faltado 500 de los inscritos.
Hoy, 27 de diciembre de 2015, el voto decisivo de Aleix, posiblemente porque ese día se tomó un buen tazón con leche y pan "tostaito, migaito" con café, tradición que habías conservado de sus ancestros andaluces, impidió que Arthur Más continuase con la descabellada secesión.
Nota: Esto sí que ha sido una buena inocentada para Mas.
Nota: Esto sí que ha sido una buena inocentada para Mas.