Para terminar esta serie dedicada a la poesía que otros poetas han dedicado a Chinchón, me vais a permitir que os muestre unas coplas que hice recogiendo la historia de nuestro pueblo. Su valor poético es escaso, pero creo que puede ser de vuestro interés. Lo titulé:
Aunque me vean, señores
de estas galas tan lujosas
adornado,
No piensen que son favores
de cortesanas famosas ni de damas,
que son las ropas
de un alegre trovador
que se gana la vida
con sus coplas.
Yo soy de esta villa de Chinchón,
de las tierras de Segovia.
Aquí nací.
A mis señores, los condes,
desde edad muy temprana
yo serví.
Les seguí en sus campañas
por esos mundos de Dios
narrando sus aventuras
y cantando sus hazañas.
Con doña Beatriz
bajé hasta Granada,
para salvar al Rey Fernando
de la daga musulmana,
Con don Andrés viví,
de Segovia en el Alcázar.
Con ellos recibí
a don Felipe del Hermoso
y a doña Juana La loca,
que visitaron Chinchón
antes de ser jurados
como Príncipes de Asturias
por las Cortes de los Reinos
de Castilla y Aragón.
Con don Fernando luché
contra los comuneros,
para defender la corona
de nuestro señor
don Carlos
que desde Coruña partió
hasta el imperio alemán
para ser emperador,
dandole el título de conde,
el primero de Chinchón.
Serví a su hijo don Pedro,
que fue de Inglaterra y Roma
embajador,
Consejero del Rey Felipe,
y Tesorero General
del Reino de Aragón.
Le sucedió su hijo don Diego,
el gran conde constructor.
Fue Secretario del Rey
para la construcción
del Escorial,
reconstruyó la fortaleza
de Villaviciosa de Odón,
terminó la capilla condal
y el castillo de Chinchón.
En el palacio del Conde
al Fenix de los Ingenios,
recibí
y escuchamos de su voz
su célebre comedia
“El Blasón de los Chaves de Villalba”
que aquí termino
de escribir.
Con mis señores los condes
viajé a las lejanas tierras
del Perú.
Allí la Virreina enfermó
de fiebres tercianas,
mientras su marido el conde
el Amazonas conquistaba
y solo pudo sanar,
tomando una infusión
de corteza de la quina
que mucho después, en su honor
un sabio sueco nombró
“la chinchona”,
recordando que ella era
la Condesa de Chinchón.
Casi cien años pasaron,
se vivieron grandes guerras
para la sucesión
del trono de las Españas.
Lucharon don Felipe de Borbón,
el nieto del rey de Francia
y el Archiduque Carlos,
que después sería de Alemania
Emperador.
Con el infante don Luis
fui de la Corte , por el rey Carlos,
desterrado.
Vivimos en el Palacio Arenas
y conocimos allí
a don Francisco de Goya
el muy famoso pintor
y a su hermano don Camilo
que fue por favor del Conde
nombrado capellán
de la Iglesia de Chinchón.
Fui testigo presencial
de los sucesos terribles
que el francés ocasionó:
El 29 de diciembre del año 1808,
-día de infausto recuerdo-
el fuego, la muerte y la destrucción
asolaron nuestro pueblo,
se perdieron grandes obras,
murieron muchos paisanos,
y el hecho aún se recuerda
con gran pena
y con dolor.
Estos son, a grandes rasgos
los hechos más reseñables
de la antigua historia
de Chinchón.
Más cosas acontecieron
a lo largo de los siglos,
que harian prolijo el relato
-y más si en verso se hace-
Dejo al historiador
que les cuente más despacio
historias, fechas y datos,
personas protagonistas
y célebres personajes
que han jalonado
su historia.
Yo mes despido de ustedes
y les invito a brindar
con una copa de anís:
¡Que Dios les guarde!
¡Que sean felices!
y presuman complacidos
de tener el gran honor
de poder haber nacido
en la Villa de Chinchón.
Ilustración: El Castillo de Chinchón, de Manolo Carrasco. (Inspirado en un cuadro de Muñoz Vera)