Para la tercera etapa de turismo virtual, me he subido al Google de alta velocidad y me he trasladado hasta los Pirineos, antes de que empiecen los fríos del invierno para llegar a La villa de AINSA, un pueblo de la comarca de Sobrarbe, en la Provincia de Huesca, en el que he encontrado reminiscencias de mi apellido.
Está situado en el alto Pirineos, y parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.
Tiene una población de unos 2100 habitantes.
Su núcleo original, que se emplaza en un promontorio sobre la confluencia de los ríos Cinca y Ara, está formado por dos calles casi paralelas, la calle Mayor y la calle Santa Cruz que desembocan en la plaza Mayor. A continuación, en dirección oeste, aparece el castillo que se extiende por una amplia explanada. Próximo a él está el templete De la Cruz Cubierta, construido en 1665; según la leyenda, aquí se produjo el milagro de la aparición de una cruz de fuego sobre una carrasca lo que favoreció la victoria de las tropas de García Jiménez sobre las musulmanas. Por este motivo en el escudo de la villa figura una carrasca coronada por una cruz.
Con clara distribución medieval, el casco histórico de Aínsa está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1965. Actualmente es un centro turístico de relevancia, tal y como constató su elección como capital de Turismo Rural 2018.
Sus principales monumentos:
Castillo de Aínsa.
Sus obras comienzan en el siglo XI y experimentaron importantes modificaciones y ampliaciones que culminaron en el XVII. Siendo una fortaleza modificada a lo largo del tiempo, conserva muy pocos elementos del edificio románico. Destacan en él la Torre del Tenente, de planta pentagonal, hoy convertida en un Ecomuseo, el gran patio de armas y un portalón que se abre a la plaza Mayor.
Iglesia parroquial de Santa María
Iglesia románica iniciada en el XI y finalizada en el XII. Se consagró en 1181. De sencilla portada de cuatro arquivoltas apoyadas en otros tantos pares de columnas con capiteles labrados de manera rudimentaria. Tiene una sola nave con bóveda de medio cañón apuntado. la torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, con saeteras para la defensa.
Casa de Bielsa
Del siglo XVI o XVII, con ventanas geminadas que destacan de las construcciones del entorno. Ahora reconvertida en alojamiento turístico.
Plaza Mayor
Presidida por el edificio del ayuntamiento y abierta al castillo, se rodea por soportales en ambos lados. En estos soportales se encuentran lagares comunitarios donde se llevaba a cabo la prensa de la uva.
Entre las muchas fiestas y ferias que se celebran, la mayoría como atracción turística, podemos destacar que el último domingo de agosto, en los años pares se celebra la representación de «la Morisma», teatro popular que recrea la reconquista de la villa por parte de los ejércitos cristianos, ayudados según la leyenda por la aparición de una cruz de fuego encima de una carrasca.