Chinchón, aunque oficialmente tenga el título de ciudad, es un pueblo. Un pueblo de los más bonitos de España, si. El pueblo de menos de 10.000 habitantes más visitado durante la pandemia; un pueblo de cine y un pueblo donde se vive muy bien... de lunes a viernes.
Los fines de semana se nos llena de turistas y ya es menos confortable para los que viven en este pueblo. Pero gracias a este turismo son muchos los que viven y trabajan para, con y del turismo. Otros muchos, no. Sólo lo sobrellevan.
El Ayuntamiento, que tiene que velar por el progreso y bienestar de todos los ciudadanos, en los últimos años ha promovido iniciativas que están dando buenos resultados en la captación de ese turismo, que cada fin de semana va en aumento, alcanzándose cifras récord en el número de visitantes, que antes solo se conseguían con motivo de eventos especiales como en los festivales Taurinos o en Semana Santa.
Pero Chinchón tiene también otras necesidades que también es necesario atender. Incluso, algunas de ellas, también necesarias para el propio turismo, como son la circulación y el aparcamiento, que tienen una influencia importante en la vida cotidiana de todos.
Hay que conseguir que el turismo de Chinchón sea sostenible. Que la promoción turística no suponga un cargo en los presupuestos municipales y que sea asumida por los que realmente se benefician. Promoción en la que también colaboramos particulares y asociaciones culturales y sociales, sin ánimo de lucro.
Las actividades turísticas utilizan suelo público y, como ocurre con el resto de ciudadanos, deben pagar equitativamente por ello.
Sería deseable que, como ya ocurriera en los siglos pasados con la Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y aguardiente de Chinchón (la conocida Mojona), el sector actual más importante de la economía del pueblo, se involucrase también en la promoción cultural y social de Chinchón.
Si la Sociedad de Cosecheros arregló calles y caminos, canalizó fuentes, construyó el Teatro, colaboró en la traída del agua corriente y el alumbrado público, debería ser un espejo en el que se mirasen los que dirigen la Asociación de Turismo de Chinchón, para tratar emularlos, si quieren pasar a la historia con el prestigio y admiración que consiguieron nuestros antepasados.
Todos queremos el bien para nuestro pueblo, algunos, incluso, hasta se sienten orgullosos de ser de Chinchón, pero sería deseable que todos, si todos, pusiésemos nuestro granito de arena para hacer de nuestro pueblo la “Capital de los ciudadanos satisfechos” y no importa si no ha sido elegido como la Capital del turismo rural.