“Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó”
Más digo yo,
que tan sabio no sería,
Si ni siquiera sabía
buscarse el sustento diario.
Y es que hay mucho mentecato
Que confunde la sapiencia
Con vivir en la indigencia.
Lo que es tal desatino
Como confundir,
la velocidad con el tocino.